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La otra política educativa

La política educativa en una sociedad democrática debe ser entendida en una doble dimensión. Por un lado, la que se lleva a cabo mediante la acción del Estado y de las instituciones gubernamentales, regulando y garantizando, con diverso grado de eficacia republicana y justicia social, la oferta escolar y el derecho a la educación de todos los ciudadanos y ciudadanas. Por otro, la acción de la sociedad civil y sus organizaciones en la defensa de la escuela pública, en la fiscalización y el control de la acción estatal, así como en la movilización y la intervención destinadas a garantizar y ampliar el derecho a una educación de calidad para todos.

Siendo así, podemos reconocer que hay dos formas de evaluar los actuales cambios en la política educativa española. En lo que respecta a la primera dimensión, las noticias no son nada alentadoras y, sin alarmismos, podríamos definirlas como catastróficas: reducción del derecho a la educación de los más pobres, gestión antidemocrática, prepotencia ministerial, mediocridad y conservadurismo decimonónico en las medidas llevadas a cabo. En suma: avasallamiento del legado histórico que la escuela pública española ha sabido construir a lo largo de las últimas décadas, referencia no sólo en Iberoamérica, sino también en buena parte del mundo democrático. Es difícil saber si el Sr. Wert es el peor ministro de educación que ha tenido España, pero no podemos dejar de negar que se está esforzando por serlo. Su virtud reside en la truculencia de un mandato que retrotrae España a sus tiempos más sombríos y a una persistente cultura política antidemocrática.

Entre tanto, si analizamos la segunda dimensión, la de la movilización social y ciudadana por la defensa del derecho a la educación y de la escuela pública, la política educativa española ha mejorado enormemente, llenado de esperanzas un futuro que, si del actual gobierno dependiera, no dejaría espacio más que a la frustración y al infortunio.

Hay en España, dos políticas educativas en pugna. Una, la que propone un Estado dispuesto a desarmar derechos y atropellar conquistas democráticas. Otra, la que vibra con las movilizaciones ciudadanas, con la organización de nuevas y no tan nuevas formas de resistencia y desobediencia civil, con la amplificación de millares de voces que no se resignan, en cada rincón de este país plagado de diversidad, a entregar sus derechos a un gobierno que confunde la austeridad fiscal con el desmonte de las instituciones fundamentales para la vida democrática, entre ellas, claro, la escuela pública.

Es esa otra política educativa la que se dibuja en el horizonte de la sociedad española y nos llena de esperanzas, la que nos brinda energías para resistir y trabajar activamente, dentro y fuera del país, por un cambio radical en la actual administración gubernamental. Tal como hemos afirmado en otras notas de CONTRAPUNTOS, la sociedad española está unida a Latinoamérica por inquebrantables lazos de hermandad. Por tal motivo, desde el Sur, miles de ciudadanos y ciudadanas expresan su rechazo a la nueva ley educativa del ministro Wert y se visten de verde, de amarillo o del color que sea para acompañar esta lucha justa y necesaria.

Existen numerosas evidencias acerca de la vitalidad que ha recobrado la sociedad española en la defensa de la escuela pública. No sólo la siempre activa intervención de sus sindicatos magisteriales, sus asociaciones de padres y madres (con su comprometida Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos), movimientos pedagógicos y organizaciones de estudiantes o de origen religioso (como Entreculturas), sino también, el surgimiento de diversos movimientos ciudadanos que van ganando capilaridad y enriquecen la lucha por el derecho a la educación. Buenos ejemplos de estas nuevas formas de organización son Ciudadan@s por la Escuela Pública, el Movimiento por la Escuela Pública de Asturias y Soy Pública, entre otras.

Especial referencia merece la Declaración POR OTRA POLÍTICA EDUCATIVA, redactada por un grupo de profesores universitarios y profesionales de la educación, en Sevilla los días 25 y 26 de octubre pasado. Se trata de un excelente documento de 20 puntos, donde se sintetizan los grandes temas y problemas de la educación española actual y se fijan algunos de los principios fundamentales que permitan la “reconstrucción o refundación del sistema educativo sobre la base de un amplio acuerdo social”. Acuerdo que niega el actual gobierno, al imponer una ley “revanchista e ideológica”. La Declaración, que transita por problemas fundamentales como la calidad educativa, el fracaso escolar, la repetición, la evaluación, la segregación, la competencia de las comunidades, el profesorado y la participación social en la definición de las políticas educativas, ha ganado una gran proyección y, a pocos días de su publicación, ha sido firmada por centenas de personas, preanunciándose como un texto de referencia en la lucha por la defensa de la escuela pública durante el gobierno de Mariano Rajoy.

Los estados, la economía, los medios de comunicación, los intereses mercantiles se internacionalizan. También lo hacen los procesos de movilización y de lucha por los derechos humanos, siendo el derecho a la educación uno de los pilares fundamentales para su promoción y garantía. Durante los últimos años, las empresas españolas se transnacionalizaron, ganaron mercados y competitividad mundial. También lo hicieron muchos de sus mejores intelectuales, de sus organizaciones sociales, sus sindicatos y movimientos ciudadanos, con quienes organizaciones, sindicatos y movimientos de otros rincones del planeta han construido vínculos de solidaridad y trabajo colectivo. La defensa de la escuela pública española trasciende las fronteras y se vuelve un objetivo compartido por todos aquellos, todas aquellas que creen que el derecho a la educación es un patrimonio de la humanidad y debemos movilizarnos activamente para defenderlo.

Por esto, desde el Sur, nos sumamos a esta oportuna y necesaria Declaración POR OTRA POLÍTICA EDUCATIVA, con gran compromiso, con entusiasmo, energía y esperanza, atributos esenciales para la defensa de la escuela pública, donde quiera que sea.

Desde la Ciudad de México

FIRMAR LA DECLARACIÓN POR OTRA POLÍTICA EDUCATIVA

Comentarios

Pablo, muchas gracias por tu apoyo tan claro, tan preciso y con una visión global del problema. El objetivo es tumbar esta ley absurda y retrógrada, y todo el apoyo es poco ante la suficiencia y "chulería" con que se maneja el ministro y el gobierno en general. Un abrazo
Pablo, como siempre tu aporte es claro, interesante y provocador... Me parece central el rol que juega la que denominás "la segunda dimensión" y pienso, viendo la situación en Chile por ejemplo, en lo relevante que resultó, resulta y resultará esa dimensión en la defensa de la Educación Pública Superior en Argentina... Saludos desde Buenos Aires...
Pablo: Los anteriores comentarios resumen también al mío. Sólo puedo añadir que ya "firmé" mi adhesión a la "Declaración por otra política educativa", con la cual coincido plenamente y, de paso, también expresar mi repudio por el despido masivo que está gestando el Grupo PRISA para con gran parte del personal del diario El País. Los plutócratas no solo avasallaron o corrompieron gobiernos; destruyen sistemas educativos porque pueden arruinar la mentalidad de borreguismo consumista que viven imponiendo a través de los medios de comunicación, de los cuales se han adueñado en general, como con el Grupo PRISA, entre otros muchos.
Qué bueno reconocer esta dimensión ciudadana, comprometida, crítica y fraterna que nos alienta y da esperanzas. Gracias al gran Pablo Gentili
La educación esta fuera de fase. L a gente sabe de todo menos de ECONOMíA y con ese cañon nos estan matando, Tecnocratas egolatras y politicos sin escrupulos son una mala junta para la economia, el resultado 25% de paro, emigración, miles de desaucios y suicidios. Despues de 500 años de Gutenberg estamos igual de ignorantes, son habiles los Oligarcas, la nueva servidumbre, neofeudalismo, nueva era oscura, ver este enlace http://ernesto-consultoria.blogspot.com/2012/11/la-servidumbre-moderna-sistema.html
La otra política educativa y la otra educación política late en la ciudadanía, sin miedos, a pesar de que día sí y otro también las amenazas llueven, pocas veces suavecitas, las más torrencialmente. Pero algo aprendimos en estos años en que nos ilusionamos y quisimos construir una sociedad democrática. Nací en 1964 en momentos aún en que se dejaban sentir los silencios impuestos en contraste con ventanas que se iban abriendo. Empecé a ir a la escuela muy chiquita, una escuela pública donde aprendí lo que son las prácticas frontera, aquellas que se resisten a mandatos y moldes, rebeldes ellas. Mi primera experiencia educativa fue en una pequeña escuela pública, en un aula de educación infantil donde niñas y niños de diferentes edades podíamos compartir un espacio no alineado, de juegos y actividades que despertaban nuestra motivación y curiosidad. Mi maestra siempre llevaba una bata rosa. Sin embargo la legislación educativa española no aprobó la escolarización mixta hasta la Ley General de Educación de 1970. Quizás en mi escuela, como en muchas otras escuelas de Catalunya, la memoria de la Segunda República pervivía y había decidido hacer una práctica frontera recordando el Decreto de 28 de septiembre de 1936 que establecía la coeducación en las escuelas de Catalunya. Recordaba también que teníamos una lengua propia, ausente de los materiales y libros de texto “oficiales”, pero presente en nuestras relaciones dentro y fuera del aula. Más tarde, en primaria, fui a una escuela segregada, pero los valores aprendidos en la infancia me han acompañado y siguen latiendo hoy en mi hacer en las aulas universitarias. Y aunque cada día se vierte una gota más y nos advierten, quizás por aquello de “quien avisa no es traidor”, cada gota más me moviliza consciente de que otras políticas y otras educaciones son posibles. Cada día al levantarme, miro el cielo y aparto la amenaza de la desmoralización que paraliza, pero por si acaso noto el cansancio traigo a mi mente el pensar de María Zambrano que nos recuerda que no es discutible que vivimos sucesivas crisis, y que en toda crisis algo muere, ya sean creencias, ideas vigentes o modelos de vida que parecían inamovibles. Pero junto a ese morir surgeun nuevo amanecer.Isabel Carrillo, 7 de noviembre de 201

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