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Columna
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Banca en sombra

De nuevo se sortea la regulación con productos muy complejos y crecen las finanzas bancarias

Joaquín Estefanía

Los procesos de ajustes y de reformas profundas como los que estamos viviendo tienen efectos redistributivos. Unos ganan y otros pierden. No es lo mismo el papel de quienes pueden pagar más impuestos que los que tienen que utilizar para sobrevivir los bienes públicos (educación, sanidad, desempleo, pensiones...) que proporciona el Estado; hay zonas geográficas que sufren menos que otras y no es lo mismo utilizar el dinero público en pensiones que en crear empleo para los jóvenes... Si hay algún segmento que logra retrasar su entrada en el proceso de ajustes, o lo evita, se beneficia en términos relativos en términos de riqueza y de poder.

La mayor parte de los ciudadanos lleva tiempo sufriendo las consecuencias de una crisis que es muy larga. Por ello ha llamado la atención el adelanto que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha hecho de su clásico Informe sobre la estabilidad financiera internacional, que presentará oficialmente en su asamblea de otoño de Japón, dentro de dos semanas. En él se indica que cinco años después del inicio de las dificultades “no vemos aún el impacto de las reformas [se refiere a las financieras], su implementación está muy rezagada y la crisis sigue su curso”.

Entre las apreciaciones más significativas están las siguientes:

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Un informe del FMI advierte que cinco años después del inicio de las dificultades no ve el impacto de las reformas   y la crisis sigue su curso.

—No se ha abordado el papel de los “bancos en la sombra” y se están desplazando muchas actividades hacia ese sector, ya que no está regulado.

—De nuevo se está sorteando la regulación con productos innovadores muy sofisticados.

—En lugar de solucionar los problemas que generan las entidades demasiado grandes para quebrar, se incrementa su grado de concentración y los grandes grupos con ventajas de escala podrán estar en mejores condiciones para absorber los costes de regulación y como resultado quizá adquieran aún más prominencia.

Habiendo obligado “a los Gobiernos a acudir al rescate de una serie de prominentes instituciones financieras”, ¿nada se ha aprendido de una crisis que empezó siendo eminentemente financiera, que en la mayoría de los países ha devenido en una crisis política que ha acabado con todo tipo de Ejecutivos, y que en algunas zonas (el sur de Europa) puede convertirse en una terrible crisis social?

A esta llamada de atención general del FMI hay que añadir los problemas específicos de la banca española. Una vez despejadas las necesidades de capital esgrimidas por la consultora Oliver Wyman, los interrogantes puestos encima de la mesa por los ministros de las tres naciones triple A (Alemania, Holanda y Finlandia) para que las entidades de nuestro país puedan beneficiarse a partir de enero de una inyección de capital directa del Mecanismo de Estabilidad Monetaria, como se acordó el pasado mes de junio, suponen un retroceso en las soluciones que creíamos acordadas y una renacionalización de la política europea.

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