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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Más gasto en desempleo

El aumento del paro y la caída de afiliados complican el ya grave problema presupuestario

El paro registrado no ha sido peor este agosto que otros, un mes desfavorable por el fin de los contratos estacionales relacionados con la temporada vacacional. Aunque ha acabado con la racha de cuatro meses de descensos en los últimos meses, el revés ha sido inferior al del año pasado, incluso al de los últimos seis ejercicios. Y, sin embargo, este resultado agrava el gasto en prestaciones por desempleo: hasta julio había crecido más del 5%, cuando los Presupuestos del Estado habían previsto una caída del 5%.

El error presupuestario, del que ya advertimos en estas páginas, supera, pues, el 10%. Una desviación de tal magnitud no deja de repercutir en el déficit presupuestario total. Hacienda debe explicarse y apuntar cómo lo va a corregir, especialmente cuando el número de afiliados a la Seguridad Social ha descendido a menos de 17 millones, el nivel más bajo desde que empezó la crisis.

Lo preocupante de los números de las prestaciones sociales es que irán a peor a corto plazo. Ahora se han disparado sobre todo las más costosas, en contra de las optimistas previsiones del Gobierno. Para afrontarlas y pagar las pensiones, la Seguridad Social ha empezado a echar mano del fondo de Prevención y Rehabilitación amparado en las mutuas, aunque todavía no del fondo de reserva, de 67.000 millones de euros. Acudir a este colchón constituye una señal de alarma: nos alerta sobre la difícil sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social.

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Todas esas cifras conducen inexorablemente a la necesidad de volver a hacer hincapié en la economía productiva. Que el debate macroeconómico se centre casi exclusivamente en el saneamiento de las finanzas públicas no contribuye en nada a marcar el camino para el crecimiento económico. Las políticas industriales, la exigencia de definir los sectores prioritarios y la búsqueda de una mayor productividad son elementos necesarios, pero ausentes de los planes que están vigentes

Obstinarse en una política económica exclusivamente centrada en la reducción del déficit público es perjudicial, sobre todo porque ahoga el debate sobre políticas microeconómicas que conduzcan a la creación de empleo. La opción por la ortodoxia presupuestaria debería ceder el paso a un interés creciente por medidas, a escala nacional y europea, que conduzcan a una reactivación económica.

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