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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El chándal del terror

El uniforme olímpico puede causar en los atletas un daño psicológico devastador

MARCOS BALFAGÓN

Por si eran pocas y leves las desgracias de la prima de riesgo, los recortes económicos a la buena de Dios (que no como Dios manda) y la corrupción que se ha enseñoreado del país, la firma ruso-italiana Bosco Sports acaba de perpetrar una infamia estética en la equipación del equipo olímpico español. Lo que se aprecia en las fotografías y visten los modelos desborda cualquier ensayo sobre lo deforme de Umberto Eco o Karl Rosenkranz. El chándal, de rojo sucio, viene recorrido por un dibujo de amarillo enfermo en forma de gargantilla. Es el chándal que se pondría Belén Esteban para retransmitir un incendio. El polo pinta nódulos geométricos de colores que no figuran en pantone alguno; solo un adicto veterano al LSD con gafas de sol soportaría mirarlo de frente. Las zapatillas rematan la faena con los mismos colorines arrastrados sobre textiles de derribo. El conjunto araña la pupila, causa acidez de estómago y estimula la sorna ciudadana en Twitter, donde el mensaje menos corrosivo señala que, más que para luchar por el oro, los deportistas españoles van vestidos para robar cobre.

Hay que felicitar al diseñador de Bosco Sports, porque ha sabido encontrar colores que la naturaleza, por vergüenza o precaución, ha ocultado durante millones de años. La felicitación hay que extenderla a los asesores del Comité Olímpico Español: fueron capaces de visionar los bocetos y las prendas rematadas (nunca mejor dicho) sin sufrir desmayos ni desprendimientos de retina. Puestos en lo peor, hasta es posible que, en comparación con otros países, cuyos atletas vestirán de Boss, Armani o Calvin Klein, los españoles susciten una merecida piedad y reciban limosnas, que bien vendrán para pagar la deuda. El reverso tenebroso del uniforme es el daño psicológico devastador que puede producir en los atletas y la resistencia de los telespectadores a conectar la tele por no sufrir un choque visual.

Si una denuncia ante el Tribunal de Derechos Humanos no lo remedia, la equipación olímpica diseñada por el sastre de los Powers Rangers nos acompañará hasta los Juegos de Río, en 2016. Lo dice el contrato con Bosco Sports. Ojalá el ajuste de Rajoy tenga éxito, la economía española vuelva a crecer y el país pueda pagar el rescate de los atletas secuestrados en el uniforme fatal.

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