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Hollywood disecciona a la Cienciología

La fe que abrazan Tom Cruise y John Travolta ya cuenta con su película no autorizada

Tom Cruise y John Travolta, durante un cumpleaños de este último.
Tom Cruise y John Travolta, durante un cumpleaños de este último.CORDON PRESS

Es carne de cine. Un escritor de ciencia ficción llamado L. Ron Hubbard trufa su biografía con leyendas sobre un heroico pasado militar en la Segunda Guerra Mundial y de investigación en la física nuclear. Con arcanos principios, funda una oscura religión galáctica que en su cenit es una máquina de hacer dinero, y que tiene devotos famosos y totalmente entregados, además de desertores amargamente resentidos. La Cienciología ya tiene su película no autorizada, y sus adeptos ya se preparan para la tormenta que se comienza a formar en Hollywood.

Un curioso recorrido ha llevado al director Paul Thomas Anderson (Pozos de ambición, Boogie nights) a dirigir el filme que tiene el título provisional de The master, y que se estrenará en octubre, distribuido por los hermanos Weinstein. Poco se sabe de él, excepto que narra la creación de una secta por parte de un gurú interpretado por el actor Philip Seymour Hoffman, cuyo parecido con Hubbard es más que razonable. Algunos fragmentos del guión se han filtrado, y la productora ha difundido un breve trailer, en el que otro actor, Joaquin Phoenix, es interrogado insistentemente sobre un “suceso” que no se detalla.

Anderson trabajó con el más célebre de los cienciólogos, Tom Cruise, en 1999, en la película Magnolia, algo que le valió a este último una nominación a los premios Oscar. Según medios online especializados en Hollywood, como The Wrap, ambos han mantenido la amistad a lo largo de los años, y por eso Anderson le ha mostrado una versión inacabada del largometraje al actor, tras lo cual éste ha expresado “reservas” sobre el guión. La productora quiere mostrarle el producto también a otro famoso devoto de esa fe, John Travolta.

 Dos elementos son necesarios para pertenecer a la Iglesia de la Cienciología, fundada en 1954 por Hubbard: tiempo y dinero. Cuando un devoto cienciólogo invierte en esa fe suficientes cantidades de ambos, puede atravesar lo que se conoce como puente a la total libertad. Para ello los fieles se someten a tortuosos interrogatorios, mientras están conectados a un aparato similar a un detector de mentiras. En esas sesiones, un consejero les hace preguntas con el objetivo de borrar imágenes negativas de vidas pasadas, para alcanzar una supuesta claridad mental.

Poco hay transparente, sin embargo, en esa sociedad religiosa. Poco se sabe de la vida dentro de la iglesia y de las normas impuestas sobre los miembros de Sea Org, una reservada hermandad a cuyos miembros no se les permite tener hijos -en el pasado ha habido acusaciones de que la cúpula de la Cienciología ha obligado a algunas mujeres a abortar. Desde 1967, Hubbard surcó el Mediterráneo durante ocho años, con miembros de Sea Org, mientras su iglesia aumentaba en adeptos y donaciones, logrando hasta 100 millones al año, algo que la propia iglesia nunca ha confirmado.

La iglesia cuida con especial atención su imagen, y ataca con todos los recursos a su alcance las críticas en libros, películas y medios de comunicación. Cuando el año pasado la revista The New Yorker publicó un largo artículo sobre las prácticas abusivas de la Cienciología, ésta respondió editando una revista y un documental en contra de la revista y sus “disparates”. Sus acólitos repartieron copias de ambos a las puertas de Condé Nast, la editorial responsable de ese semanario, en Nueva York.

La iglesia cuida con especial atención su imagen, y ataca con todos los recursos a su alcance las críticas en libros, películas y medios de comunicación. Cuando el año pasado la revista The New Yorker publicó un largo artículo sobre las prácticas abusivas de la Cienciología, ésta respondió editando una revista y un documental en contra de la revista y sus “disparates”. Sus acólitos repartieron copias de ambos a las puertas de Condé Nast, la editorial responsable de ese semanario, en Nueva York.

Los cienciólogos normalmente rehuyen hablar abiertamente de su fe. Cruise hizo una excepción recientemente, en una prolija entrevista en la revista Playboy. “Me resulta interesante que si no hablo sobre mi religión, si no debato sobre ella o los proyectos humanitarios en los que trabajo abiertamente, me acusan de esconderla”, asegura el actor. “Y si hablo sobre ella, me dicen que lo que hago es proselitismo”. Puede, sin embargo, que si la película de Anderson se convierte en un éxito en otoño, se vea obligado a dar más explicaciones de las que ha brindado hasta ahora.

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