El copago sanitario
El copago sanitario, allí donde está implantado (Suecia, por ejemplo), busca la disuasión de consultar por motivos banales, pero no el equilibrio presupuestario —apenas cubre el 10% de los costes—.
El gasto sanitario público por habitante y año en nuestro país, así como el porcentaje del PIB destinado a sanidad, son de los más bajos de nuestro entorno civilizado. Sin embargo, España es uno de los cinco países con mayor esperanza de vida en el mundo con toda la pluripatología que implica la edad.
Se lamenta que se contemplen modelos económicos en sanidad procedentes de países con pésimos indicadores sanitarios, incluso en índices asociados a cierto subdesarrollo. Si las rentas más bajas estuvieran exentas, acabarían teniendo que asumir el copago aquellas clases medias que precisamente están sustentando a las que habrían quedado liberadas, resultando en una obvia injusticia. Estas clases medias suelen disponer también de seguros alternativos que contribuyen a descolapsar parte del sistema público de salud, siendo ya una forma de “copago” dentro del sistema. Las clases altas seguirían con su medicina privada de siempre.
Finalmente, aquellos que hemos ejercido transitoriamente en la medicina privada en España sabemos que precisamente el grado de banalidades por el que es capaz de consultar quien está pagando por ello, porque “para eso paga”, es mucho mayor del que nos encontramos en las consultas públicas, incluso de los barrios con menor nivel socioeconómico y cultural.— Anna Puigdellívol Sánchez. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.