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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La opinión de los lectores sobre la campaña de promoción de ELPAÍS.es

Ignacio Machetti Bermejo (Madrid)

Mi más sincera enhorabuena por la petición de perdón que EL PAÍS hace en su edición del día 17 de septiembre, en relación con la utilización de imágenes del atentado de Nueva York para una campaña de promoción -la que sea, es lo de menos-. ¡Con esa contundencia se pide! El mío, lo tienen.

Lino Álvarez (Vigo)

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Efectivamente, varios amigos nos quedamos perplejos al recibir esa publicidad. El editorial de hoy creo que tranquiliza a los lectores de EL PAÍS. "Gracias" por seguir atentos.

Carlos Reol Franco

Son tantas las mentiras de PRISA, tantas las campañas de manipulacion, tanta la utilización del dolor de las víctimas del 11 de Marzo para ganar unas elecciones al precio que sea; que no me sorprende nada su ultima "campaña de publicidad". Afortunadamente cada vez más gente se da cuenta de que la independencia de EL PAÍS y de la AL-CADENA SER es un "mito". Y todavía más afortunadamente todo lo que se hace, se acaba pagando. Por favor dejen de utilizar a lo smuertos del 11-S y del 11-M para sus campañas políticas, que no periodísticas.

Millenium

Yo soy uno de los que recibió vuestra publicidad para suscribirse, utilizando el tema de las Torres Gemelas. Y he recibido vuestro correo pidiendo perdón. Me parece una campaña de marketing de lo más retorcida, claro que viniendo de PRISA no se puede esperar otra cosa. Sí, habéis pedido perdón. Pero primero disparasteis, y ahora utilizáis el perdón para daros más publicidad. Hubo un ejército que también disparaba primero y preguntaba después. A quien corresponda...

Nicolás Oriol

Quiero aplaudir la iniciativa de su periódico al pedir perdón por el tremendo error cometido al usar imágenes del 11-S en su reciente campaña de captación de suscriptores. Estoy seguro de que pronto cundirá el ejemplo entre sus directivos y alguno propondrá pedir perdón también por el tremendo error cometido al usar imágenes y sentimientos derivados del 11-M en su campaña de captación de votos en las recientes elecciones generales.

John Sánchez

No importa cuáles sean nuestras diferencias políticas, yo siempre pensé que era nuestra humanidad común lo que era mas importante. Su disculpa por el anuncio en cuenta me restaura la confianza de que existen gente con honor en izquierda y derecha. Ahora es necesario que ustedes hagan pagar a aquellos que demostraron tan poca decencia y sentido común y que le hicieron tanto daño a su periodico.

Rafael Guijarro

La vergüenza por lo de las Torres Gemelas es cosa de un día. No olvidéis que la vergüenza de todos los días en El País son los anuncios de prostitución.

Ana García

creo que ya es demasiado tarde para pedir perdón. Después de recién cumplirse tres años del atentado del 11 de septiembre de Nueva York, ha sido de mal gusto y de poco cerebro publicar ese anuncio. No sería, tal vez un arma política. o sabiais lo que estabais haciendo o el periódico lo llevais una panda de inútiles. Por favor, retiraos del mercado.

Manuel Rodríguez

Muchas gracias por pedir perdón cuando se equivocan. Sano ejercicio que en nuestro país brilla por su ausencia casi total. Como se imaginan me refiero al triste error de la publicidad con las Torres Gemelas. Una vez más me siento orgulloso del periódico al que soy asiduo desde hace años. Ojalá otras publicaciones, otras instituciones, otras personas, tuviesen el coraje de reconocer sus errores y pedir perdón por ellos. Otro gallo nos cantaría a todos. Normalmente otros tienden a disimular, a quitar importancia o simplemente ignorar sus errores, olvidando que todos somos humanos y podemos equivocarnos. Es cierto, hoy puedo decir que El País es "humano" y se equivoca. Y además, pide perdón.

Ricardo Ramos

El editorial de ayer os honra como periódico y nos honra a nosotros, vuestros lectores. Gracias.

Arturo Zárate

Es un ejemplo para todos los medios de comunicaciíon que El País haya pedido perdón, en primera plana, por su desatinada campaña publicitaria, para ganar suscriptores, utilizando imágenes del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York. Bien que la hayan cancelado y realizado internamente las correcciones del caso. Ojalá que los demás medios hagan lo propio cuando cometan una equivocación.

Ignacio Carranza

Como un lector asiduo de uno de los diarios mas prestigiosos del mundo, precisamente el que Ud. dirige, quiero expresarle mi profundo estupor por algunos comentarios esbozados por su diario. Sin lugar a dudas la publicidad que hace mención a los atentados de Nueva York el 11 del 11 de septiembre son una muestra de una falta de respeto total a las víctimas de este flagelo mundial como es el terrorismo internacional. Y en lugar de castigar a los promotores de este nuevo genocidio mundial, como es el terrorismo y también llamada Guerra preventiva, le estoy hablando de el fascista señor de la guerra Aznar, lo que hace su grupo editorial es burlarse de la parte mas sensible de este tema, es decir las victimas. También, estoy muy molesto con los dichos vertidos por un columnista de su diario sobre el jugador de fútbol Tévez, lo que evidencia un perfil ideológico xenofóbico, que realmente me causa un profundo malestar. De manera tal que creo que es necesario, mucho más que una simple disculpa. Para enmendar dichos "tan desafortunados".

Rafael Lledó

Seguramente los creativos de la desafortunada campaña de promoción de EL PAÍS digital no leen a Coetzee. Es de temer que no lean a nadie pues, como profesionales del marketing, estarán convencidos de que "una imagen vale más que mil palabras". Pues Elizabeth Costello en su conferencia en Amsterdam "Testigo, silencio y censura" reflexiona sobre la obscenidad y recuerda a su auditorio que esta palabra no tiene sólo su conocida acepción sexual sino otra más profunda y terrible que se refiere al ultraje que se produce cuando alguien osa sacar a la luz, "poner en escena" lo que, por su naturaleza, debe estar cubierto por un manto sagrado de respeto. Y esta obscenidad se produce cada vez más y más; se ha universalizado, y El País, como tantos esperaríamos, no está inmune a esta degradación cuando muestra en su primera plana el cadáver tendido en una playa de un emigrante ahogado de cuya cabeza sólo quedan los restos dejados por la mordedura de los peces, o los miembros calcinados de un motorista sobre los hierros de su máquina, o el cuerpo sangrante de una víctima del metro de Moscú y tantas y tantas imágenes de la muerte y del dolor sobre la escena. ¿Qué se busca con ello? ¿Hay alguien dentro de ese enorme holding que se sienta escandalizado? ¿Hay alguno que haya leído a Coetzee?

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