La caída histórica del paro en 2016 se apoya en una alta precariedad
La afiliación a la Seguridad Social sube en 540.655 cotizantes en un año, la mayor en una década
España ha vuelto a crear más de medio millón de puestos de trabajo en un año. La Seguridad Social ha sumado 540.655 afiliados, un incremento anual del 3,12%. De seguir a este ritmo, el nivel precrisis se recuperaría alrededor de 2020: 12 largos años de crisis, una extravagancia en todo el Atlántico Norte. Aunque hay un gran pero que empaña la cifra: España ha necesitado que se firmen casi 20 millones de contratos para ese medio millón de empleos adicional. Si se toma solo el aumento de asalariados en 2016 (512.733 cotizantes), han sido precisos 40 contratos por cada nuevo puesto de trabajo. Por lo que respecta al paro registrado, el saldo anual, 390.534 desempleados menos, es el mejor dato de la serie estadística.
Mucho volumen, escasa calidad. En los últimos tres años, la Seguridad Social cuenta con 1,5 millones de nuevos cotizantes y en las oficinas de empleo el número de parados ha caído en más de un millón. La tendencia se ha mantenido en el último mes 2016, como muestran las cifras desestacionalizadas, también positivas, en ellas se eliminan los efectos de las temporadas turísticas, las contrataciones masivas para campañas agrícolas o comerciales. Solo falta por llegar la confirmación a final de mes de la encuesta de población activa, el mejor indicador del mercado laboral, que no suele mostrar grandes discrepancias con las cifras divulgados ayer por el Ministerio de Empleo.
No obstante, todavía falta mucho para llegar a la situación laboral previa a la crisis. Pese a los saldos positivos —hay casos, como el del paro registrado, en los que no existe parangón en las series estadísticas—, debería mantenerse el ritmo de creación de empleo actual otros tres años para volver a los niveles de entonces.
Sin embargo, la descomposición de estos datos muestra un borrón innegable que es una característica idiosincrática de la economía española: la altísima inestabilidad laboral. Desde que ha renovado su cargo, la ministra Fátima Báñez habla de que es el turno de mejorar la “calidad en el empleo”. Su ministerio presume de la gran mejora del mercado de trabajo en los últimos años, algo irrefutable a tenor de datos como los vistos en diciembre. La tónica se repite desde 2014 y en el Ejecutivo no deja pasar la oportunidad de vincularlo a la reforma laboral, pero ya no puede dejar de lado en su discurso la precariedad.
Casi a cada dato positivo se le puede adjuntar uno que lo empaña. Por ejemplo, ya hay 17,84 millones de cotizantes con empleo, el dato más alto desde octubre de 2009. En cambio, los empleados temporales y/o a tiempo parcial dados de alta en la Seguridad Social suponen el 40,2% de los que trabajan por cuenta ajena. Esta es la tasa más alta desde el mismo mes de 2007, aunque entonces el mercado laboral tenía un tamaño mayor: había 14,9 millones de asalariados y ahora 13,35 millones.
Lo mismo sucede con la caída del desempleo. La muy significativa reducción de 2016 deja el número de desocupados inscritos en las oficinas públicas en 3.702.974. De nuevo hay que remontarse al otoño de 2009, ahora septiembre de ese año, para hallar un dato más bajo. En este caso, el lunar lo pone el seguro frente al desempleo. En este caso, el lunar lo pone el seguro de desempleo: los últimos datos disponibles cifran la tasa de protección en el 55,7%, más de 20 puntos porcentuales por debajo de los niveles en que se situaba entonces.
Este desplome no es ajeno a la mejora del déficit público y a los recortes. La factura en prestaciones y subsidios ha menguado en paralelo a la caída de la tasa de protección. Llegó a superar los 32.000 millones en 2010; y con lo observado hasta noviembre —esta estadística se suministra con un mes de retraso— en 2016 el desembolso final ascenderá a unos 18.500 millones.
Pero si hay un dato entre todos los que publica el Ministerio de Empleo que muestra la inestabilidad en que se mueve el mercado laboral español, este es el flujo de contratación. En 2016, se han firmado 19,98 millones de contratos, un dato provisional que probablemente crezca cuando dentro de unos días se conozcan los números definitivos, y de ellos fueron temporales el 91,4%. Ni siquiera el significativo aumento de compromisos indefinidos suscritos el año pasado (13,52%) les ganar peso específico en el conjunto. Además, los contratos con fecha de caducidad cada vez son más cortos, 51,3 días con las cifras de noviembre frente a los poco más de 78 de antes de la crisis.
Precisamente diciembre es uno de los meses en los que la temporalidad ha mostrado vigor, según resalta BBVA Research. El servicio de estudios de esta entidad financiera, que apunta que esperaba un mayor aumento de afiliación el mes pasado, señala que buena parte del incremento en la contratación del último mes del año se debe a los temporales.
Báñez, dispuesta a “mejorar” la reforma laboral no a derogarla
La ministra de Empleo, Fátima Báñez, aprovechó los datos de ayer para reiterar el mensaje de que la reforma laboral funciona. En consecuencia, y ante las advertencias e iniciativas constantes de la oposición para derogarla, proclamó ayer que, en su opinión, “ha hecho posible que se cree más empleo que nunca”. Pese a ello, se mostró dispuesta a ver si “hay posibilidades de mejorarla”, pero no a “derogar lo que funciona”.
En línea con Báñez, que habló de “datos para la esperanza”, la CEOE subrayó que los datos de 2016 sitúan “el número de desempleados en los niveles más bajos de los últimos siete años”. La patronal también se mostró partidaria de reformas “que favorezcan la reactivación económica y la competitividad de las empresas”.
Por su parte, los sindicatos mayoritarios UGT y CC OO exigieron en sus valoraciones la derogación de la reforma laboral. Ambas centrales enfatizaron en sus comunicados la precariedad laboral. “La creación sigue concentrada en sectores que generan empleos estables”, apuntó CC OO. UGT subrayó que 2016 se cerró con “menor protección por desempleo, más temporalidad y más parcialidad involuntaria”.
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