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“Los políticos de Bankia no quieren perder sus poltronas y su financiación”

El jefe de la inspección del grupo, José Casaus, cuestionó "la honradez de los gestores" por tratar de llevarse más bonus del que les correspondía

Íñigo de Barrón
Salida a Bolsa de las acciones del grupo Bankia en julio de 2011.
Salida a Bolsa de las acciones del grupo Bankia en julio de 2011.Claudio Álvarez (EL PAÍS)

El 8 de abril de 2011, hubo alguien que predijo el desastre al que se dirigía Bankia y su matriz, BFA. En un lúcido correo que ahora ha salido a la luz por petición de la Confederación Intersindical de Crédito (CIC), acusación representada por Andrés Herzog, José Casaus, jefe de la Inspección de Bankia, explica que la situación del grupo era "financiera y económicamente inviable". La solución, en su opinión, era la venta a un gran grupo extranjero que asumiera un pasivo de casi 21.000 millones, muchos de ellos en suelo que el mismo califica de "invendible".

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El remedio no era fácil, pero dice que el freno a esta solución está en "los políticos que gestionan Bankia no quieren explorar esta vía para no perder sus poltronas ni sus herramientas de financiación". La acusación, en la que no abunda en ese correo, es de enorme gravedad sobre todo por la última parte de la frase que hace referencia a las "herramientas de financiación", aunque no concreta si son personales o para los partidos.

La opinión de José Casaus sobre los directivos de Bankia era pésima. Dos meses antes de salir a Bolsa dijo: “Es cuestionable la honradez de los gestores, que se llevaron un bonus 2009 superior al que les correspondía porque han corregido el resultado del ejercicio”. Y añadía: “Propusieron llevarse entre 80 y 154 millones de bonus por la integración, pese a que el Plan decía que debía ser cero por las desviaciones y las ayudas recibidas”. También dice que les “falta de coraje para afrontar decisiones difíciles”, que había “conflicto de intereses” por los préstamos al Banco de Valencia y que debían “mejorar la información que dan al mercado”, cuando estaban a punto de salir a cotizar.

"Pérdidas para el contribuyente"

Casaus no cuestiona la validez de las cuentas, aunque indica que hay dudosos no contabilizados. Asume que si no hay un comprador, lo mejor es la salida a Bolsa, "pero sin separar BFA y Bankia; todo el grupo junto". ¿Por qué? En su experta opinión, "porque con el tiempo se acabará vendiendo Bankia a un precio inferior al que se ponga hoy y BFA necesitará más capital". Las dos predicciones se han cumplido. Y añade: "El doble banco es un primer paso para nacionalizar pérdidas, algo injusto y contrario a lo que pide la norma, porque habrá pérdidas para el contribuyente".

No obstante, el inspector añade un párrafo en el que deja abierto un final incierto para Bankia. Asegura que la solución es la venta porque con una nueva entidad fuerte y solvente, el grupo empezaría a generar ingresos financieros, reduciría los costes y los salarios "con un coste cero para el contribuyente. La dificultad es encontrar un comprador con suficiente músculo financiero, aunque la opción de reducir el precio de compra a cero podría facilitar la labor". No queda claro que quiere decir con lo de poner el precio a cero porque eso también podría suponer pérdidas para el Estado, que antes de la salida a Bolsa ya había inyectado en el grupo 4.465 millones de euros.

Casaus ha declarado ante el juez Fernando Andreu que instruye el caso Bankia que mantuvo una reunión con Rodrigo Rato, entonces presidente del grupo, y que ambos coincidieron en que la situación del grupo BFA era muy delicada, pero para entonces Bankia ya estaba en Bolsa.

Casaus baja al detalle para buscar una solución a corto plazo: rebajar un 10% o un 15% los sueldos, incluidos la alta dirección, e impedir que los gestores puedan vender las acciones de Bankia en el mercado, con el fin de tapar agujeros, sin el permiso del Banco de España o del FROB.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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