Bruselas propone que el fondo de rescate recapitalice de forma directa a la banca
La nueva posición de la Comisión Europea facilitaría a Rajoy la resolución de la crisis bancaria La medida, apoyada por el FMI, evitaría a los Estados pedir la inyección de dinero europeo El Ejecutivo de Merkel, secundado por Finlandia, se ha apresura a recordar su rechazo a la idea El comisario Rehn se limita a recordar que "no es una opción disponible" con la normativa actual El informe estratégico que ha presentado Bruselas aboga por una "unión bancaria"
La Comisión Europea ha echado un capote al Gobierno español, al suscribir la propuesta de que el fondo de rescate pueda entrar a recapitalizar la banca en apuros directamente, sin la mediación del Estado. Esta idea ya fue planteada por el Fondo Monetario Internacional en su última Asamblea General. Entonces no contó con el beneplácito de Bruselas, que ahora sí se muestra más favorable.
Es un planteamiento político, que en el mejor de los casos -Alemania se opone de forma frontal- tardaría meses en sustanciarse, un tiempo que se antoja excesivo para las necesidades del sistema financiero español, el que acapara toda la atención de los inversores. Aun así, el guiño de Bruselas, que también plantea dar un año más al Ejecutivo de Mariano Rajoy para cumplir los objetivos de déficit, se ha dejado notar en los mercados, que aflojaron la presión sobre la prima de riesgo española tras el anuncio.
"Una integración más profunda entre los países de la zona euro en las estructuras de supervisión, en la gestión de crisis transfronterizas, en el reparto de las cargas, hacia una unión bancaria, sería un importante complemento a la actual estructura" de una Unión Económica y Monetaria en Europa, plantea el informe de la Comisión con las recomendaciones estratégicas para este año. Es en este contexto en el que afirma que "debe contemplarse una recapitalización directa" a la entidades en problemas desde el fondo de rescates europeo para cortar la relación entre la banca y la deuda pública, una conexión que ahora complica sobremanera la resolución de la crisis financiera en la zona euro y, singularmente, en España.
En la misma conferencia de prensa en la que insistió en que el Gobierno español no pedirá ayuda europea para ayudar a la banca española, Rajoy mostró, el pasado lunes, su apoyo entusiasta a la reforma del fondo de rescates en la línea que ahora defiende Bruselas. Entre otras cosas, porque esa modificación alejaría el fantasma de un rescate como el que se vieron forzados a pedir Grecia, Irlanda y Portugal. Un balón de oxígeno cuando el Gobierno español se enfrenta a una situación endiablada, ante la creciente probabilidad de que las necesidades de la banca española acaben por rebasar las posibilidades del Ejecutivo, sobre todo después de que se haya asumido que solo Bankia necesitará 19.000 millones más de dinero público.
Preguntado por los periodistas en Bruselas, el comisario de Economía, Olli Rehn, se ha limitado a recordar que la ayuda directa de la UE a la banca "no es una opción disponible" porque la normativa vigente no lo permite. Una manera de desalentar la idea de que esta es una solución factible en el corto plazo. Y de desinflar expectativas en los mercados, que tras las conferencia de prensa de Rehn volvieron a penalizar a la prima de riesgo española.
Desde hace un año, el fondo de rescates de la UE sí permite conceder una ayuda específica al sector financiero de un país. Pero es el Gobierno afectado el que debe pedir ese rescate parcial y es al Gobierno afectado al que el fondo de rescate prestaría el dinero. El resultado de esta fórmula: un repunte del nivel de deuda pública por el que los inversores pasarían factura. Muchos expertos advierten del riesgo de que ese rescate parcial sea visto por los mercados como la puerta abierta a un rescate total, justo lo que el Gobierno español quiere evitar a toda costa. La intervención directa del fondo de rescate en la banca, sin la mediación estatal, como ahora plantea Bruselas, podría evitar ese riesgo. El fondo de rescate impondría las condiciones a la banca auxiliada, que sería así la única responsable de devolver el dinero inyectado.
El nuevo presidente francés, François Hollande, se ha significado como valedor de esta iniciativa. "Debemos poder ayudar a los bancos con problemas sin pasar por los Estados", afirmó antes de la última cumbre de líderes de la UE. Pero sus palabras no ablandaron al Gobierno alemán, que se ha apresurado a reiterar su rechazo frontal tras la toma de posición de Bruselas, algo que también ha hecho el Ejecutivo finlandés. Apenas una hora después del anuncio de la Comisión, el portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert, ha insistido en que la posición contraria de la Administración Merkel "es bien conocida", una forma diplomática de decir, otra vez, nein.
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