Los piratas atacan por error un buque de guerra español
Un muerto y tres heridos entre los asaltantes al 'Patiño'
De noche, todos los gatos son pardos. Y más aún en el mar.
A las 3.30 de ayer, un esquife pirata se aproximó por la popa al Buque de Aprovisionamiento para el Combate (BAC) Patiño, a unas 50 millas de la capital somalí, Mogadiscio. Se trata del barco de mando de la Fuerza Naval Europea (EUNAVFOR) que lucha contra la piratería en el Índico. A bordo va su actual comandante, el capitán de navío español Jorge Manso Revilla.
Pero en la oscuridad los piratas lo confunden con un carguero. No es la primera vez que ocurre. En octubre de 2009, los piratas se encontraron con la sorpresa de que su presa aparentemente indefensa era en realidad el buque de reabastecimiento de la Armada francesa La Somme, y lo mismo les sucedió con una fragata alemana.
Defensa pregunta a la Audiencia Nacional si asume los seis detenidos
Cuando el esquife se acerca al Patiño, los infantes de Marina hacen disparos de advertencia para obligarles a alejarse, según fuentes militares. Los piratas responden abriendo fuego con sus fusiles AK-47. Más de diez proyectiles impactan en el casco y la chimenea del buque de guerra español. Algunas balas pasan muy cerca de los militares españoles pero ninguno resulta herido.
Desde el Patiño se responde a los atacantes con ráfagas de ametralladora ligera MG de 7,62 milímetros. El buque de guerra empieza a girar y muestra sus 166 metros de eslora y 17.000 toneladas. Demasiado tarde, los piratas se dan cuenta de su error y emprenden la fuga.
El helicóptero embarcado en el Patiño sale en su persecución y observa cómo los ocupantes del esquife lanzan al mar bultos, armas y una escala, que utilizan para abordar a los buques que quieren secuestrar. Tras ordenarles por megafonía que se detengan y disparar junto a la embarcación, esta se detiene por fin. A bordo van seis hombres. Hay mar gruesa y la maniobra es peligrosa, pero algunos parecen heridos y el comandante del Patiño ordena subirlos a bordo.
Tres de los piratas son atendidos por los médicos del hospital Role 2 con el que va dotado el buque. Dos de ellos presentan heridas en las piernas y otro una brecha en la cabeza. El más grave es intervenido quirúrgicamente de un balazo en el tobillo.
Los piratas aseguran que en la embarcación iba otro tripulante, cuyo cuerpo han arrojado al mar después de que muriera en el frustrado asalto. Su versión resulta creíble, ya que en el esquife se aprecian impactos de proyectil y lo habitual es que en los mismos vayan siete ocupantes.
Los seis piratas quedan detenidos en el Patiño a la espera de que el juez de guardia de la Audiencia Nacional se declare o no competente para investigar el caso. Se trata de un delito contra españoles cometido en el extranjero y, si el juzgado central asume el caso, los detenidos deberán ser trasladados a Madrid, como ya ocurrió en su día con Abdu Willy y Raageggesay Hassan Aji, condenados a 420 años de cárcel por su implicación en el secuestro del buque Alakrana.
La Operación Atalanta -en la que España participa con un máximo de 395 militares, distribuidos en el Patiño y en un avión P-3 Orion de patrulla marítima- está bajo mínimos, dada la cicatería de los países europeos a la hora de aportar medios.
Se supone que, por ahora, la situación no es tan preocupante porque los monzones reducen al mínimo la actividad de los piratas en esta época del año. Pero el incidente de ayer demuestra que ni siquiera la mala mar les desanima. Y que no se puede bajar la guardia.
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