España evita el ridículo en Costa Rica
Los campeones mundiales igualan en el descuento tras jugar una primera parte lamentable
Costa Rica es un país verde que tiene un Estadio Nacional espectacular, construido con capital chino y por 1800 obreros chinos, que terminaron la faena dos meses antes de la fecha pactada. Dicen que China pagó la obra a cambio de que el gobierno de Costa Rica dejara de negociar con el de Taiwán. Los ticos, además de amables y sonrientes, sienten pasión por el fútbol y ayer lo demostraron durante un partido felizmente histórico para ellos, ridículamente histórico para los campeones del mundo. España jugó ayer por vez primera contra Costa Rica y no olvidará el deshonor.
El partido era un marrón, evidentemente, porque a estas alturas de campeonato, malditas las ganas que tienen los futbolistas de fajarse con comparsas. Las buenas relaciones de Villar con Eduardo Li, el presidente de la federación costarricense y dos millones de euros de inversión privada exigieron el esfuerzo, así que la pasional afición de los ticos pudieron disfrutar de un partido contra el campeón mundial. Lo que no estaba en sus planes, ni en sueños, era ganar el duelo. A diferencia de lo sucedido contra Inglaterra, cuando España mandó en el campo y los ingleses en el marcador, ayer Costa Rica se impuso se mire por donde se mire, por mucho empate que arrancara La Roja en el último instante.
COSTA RICA 2 - ESPAÑA 2
Costa Rica: Navas; Salvatierra, Umaña, Miller, Acosta, Oviedo (Hernández, m. 80); Barrantes (Díaz, m. 74), Azofeifa (Cubero, m. 86); Ruiz (Guevara, m. 89), Campbell (Parks, m. 66) y Brenes (López, m. 58). No utilizados: Bolívar; Myrie, Badilla, Nelson y Vargas.
España: Casillas (Valdés, m. 46); Arbeloa, Ramos, Puyol, Monreal (F. Torres, m. 69); Xavi (Cazorla, m. 46), X. Alonso (Busquets, m. 46), Iniesta; Mata (Navas, m. 46), Cesc (Silva, m. 64) y Villa. No utilizados: Reina; Piqué, Albiol, Jordi Alba y Llorente.
Goles: 1-0. M. 31. Brenes, tras fallo de Casillas. 2-0. M. 42. Campbell, desde fuera del área. 2-1. M. 83. Silva. 2-2. M. 92. Villa.
Árbitro: Mauricio Navarro (Canadá). Amonestó a Puyol.
Unos 34.000 espectadores en el Nacional.
Pifia de Casillas en el primer gol el día de su récord de partidos internacionales: 127
La Federación cumplió y Vicente Del Bosque jugó con diez campeones del mundo. Empezó Casillas de entrada -sustituido por Valdés en el descanso- y así alcanzó los 127 partidos internacionales, récord absoluto del fútbol español. Del Bosque usó otra vez a Arbeloa de lateral derecho, y puso esta vez a Monreal por la izquierda; repitió con Ramos de central formando pareja esta vez con Puyol y la prueba no funcionó. Sufrieron demasiado los centrales con Campbell y los laterales ni cerraron ni aportaron profundidad.
España echó en falta a Busquets, que se quedó de entrada sentado en el banco. A Busquets a menudo se le menosprecia, pero su presencia es mucho más trascendente de lo que parece, por mucho que se haya ninguneado su aportación ofensiva. Sin él sufrió Alonso, con mucho campo que tapar, y padeció Xavi, que no encontró a su escudero. A España le falto juego. Si en Wembley sobró toque y faltó verticalidad, ayer hubo demasiada prisa y poco control, así que la roja resultó irreconocible como pocas veces. Mata, Cesc, Iniesta y Villa revolotearon camino del gol, con poco peligro porque en La Roja el juego lleva al gol, y ayer España jugó muy poco. Del Bosque apostó por mandar a Villa a la banda para que el de Arenys de Munt tuviera llegada. Fabregas recuerda a una mariposa Morfo, que al verla parece azul, pero el ojo engaña, porque sus alas son plateadas. A Fábregas se le tenía por centrocampista, pero es un peligro en el área.
Cesado Lavolpe como seleccionador, oficialmente porque había decepcionado su trabajo, Li, el presidente, decidió apostar por Pinto, un técnico populista capaz de atender a los medios de comunicación camino del estadio: prometió que los futbolistas costarricenses lucharían con fuerza, rechazó cualquier atisbo de miedo y avisó de que había estudiado concienzudamente a los españoles. Así que obró en consecuencia y puso a cinco defensas y a cuatro hombres por delante. Eso sí, negó de víspera que Costa Rica buscara únicamente defender y cumplió. Los ticos se apelotonaron lo suficiente y corrieron lo necesario para complicarle la vida a España, siempre a la contra, siempre con intención de amargarle la fiesta a Casillas.
Entre la potencia de Campbell y el desparpajo de Randall Brenes, España entró en barrena y rozó el ridículo porque jugó fatal, sin apenas solidaridad grupal, con cierta apatía, demasiado lejos los unos de los otros... No se juntaron los pequeños, así que España no tuvo el control del partido, estirado el campo de área a área por Costa Rica: atrincherado en la de Navas, el portero del Levante, volaba camino de la de Iker, que falló estrepitosamente a la media hora de partido, regalando el gol al Chiqui Brenes. Antes del descanso, Campbell tuvo demasiado tiempo para acercarse con comodidad al área, armar la pierna y clavar el balón al palo largo, imposible para el portero. Humillada, España enfiló el camerino.
Cuando regresó del descanso, estaban Valdés, Busquets, Cazorla y Navas en el campo y Casillas, Xabi Alonso, Xavi y Mata en la ducha. Cambiaron las caras, cambió el partido y, aunque a esa altura diluviaba, La Roja, ayer de blanco, hizo las cosas mejor y el campo más chato. A los costarricenses se les acabó el oxígeno, Iniesta se convirtió en un puñal como extremo, Cazorla asumió el mando y apareció Busquets para dar la vuelta al partido. Pisaron el área los campeones, a Villa le anularon un gol, tuvo otro Iniesta y, al final, primero marcó Silva y después empató Villa.
España se salvó de la derrota más humillante desde aquella en Chipre, después del Mundial de Francia 1998, y evitó lo que habría sido un ridículo futbolístico.
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