La división política por los votos del 20-N afea el homenaje a las víctimas

A diez días del 20-N, los partidos políticos vascos dieron ayer una imagen de profunda división que resquebrajó la segunda edición del Día de la Memoria, nacido el pasado año para homenajear a las víctimas del terrorismo, tanto de ETA como los GAL, e incorporar progresivamente a quienes sufrieron abusos policiales. El mejor ejemplo de ello fue lo ocurrido en el Parlamento vasco, que contó con dos ofrendas florales en un mismo acto: la oficial, impulsada por la presidenta, Arantza Quiroga (PP), que incluía una cinta que recalcaba que el homenaje era solo a las víctimas del terrorismo, sin avisar a los demás partidos; y otra alternativa impulsada por las formaciones nacionalistas, que compraron un centro floral alternativo al ver que el homenaje excluía a las víctimas policiales.

Bildu quiere incluir entre las víctimas a etarras fallecidos al manipular bombas

López: "El que muere queriendo matar no es víctima, es un asesino frustrado"

Bildu se sumó a varios actos, con su máximo representante institucional, el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, como sorpresa de última hora en San Sebastián. Pero lo hizo para exigir un reconocimiento a "todas las víctimas", incluyendo en su listado a decenas de etarras que murieron manipulando explosivos. La respuesta llegó de la mano del lehendakari, Patxi López, partidario de un reconocimiento a las víctimas policiales pero tajante a la hora de frenar los intentos de "reescribir la historia" para justificar la violencia de ETA. "Los terroristas han optado voluntariamente por la violencia. [...] El que muere queriendo matar no es una víctima, es un asesino frustrado", resaltó en un breve acto en el Palacio de Ajuria Enea, al que solo fueron invitados sus consejeros para evitar un desplante de las asociaciones de víctimas. Estas consideran que cualquier acto conjunto supone equiparar violencias y alimentar la teoría del "conflicto vasco" que la izquierda abertzale defiende para dar sentido al terrorismo etarra.

El reconocimiento de las víctimas de abusos policiales, incidió López, "supone la certificación de la derrota de quienes se opusieron a la democratización del Estado heredado de la dictadura y un paso necesario para reforzar ética y moralmente nuestro sistema democrático". "Tenemos que aprender a escuchar las experiencias diferentes, personales e irrepetibles, porque no renunciamos a construir una verdad compartida", abundó. También quiso destacar que ETA ha sido quien de forma más duradera y generalizada ha recurrido a la violencia para castigar a quien pensaba distinto. "Sus víctimas son el mejor exponente de nuestra sociedad y nuestra pluralidad. [...] Su resistencia cívica", añadió, representa todo lo que ETA ha intentado destruir. El homenaje incluyó también un recuerdo a los castigados por otros terrorismos que "ya son un recuerdo del pasado", como los GAL o el Batallón Vasco Español.

En líneas generales, la clase política es consciente de que la campaña electoral ha distorsionado un debate que necesita de tiempo y grandes acuerdos transversales para consensuar un relato común sobre lo ocurrido en Euskadi. Todos los partidos, salvo PP y UPyD, trabajan en ello a puerta cerrada en la ponencia sobre víctimas policiales del Parlamento vasco. En el Gobierno había personas partidarias de que el PSE sacara adelante una declaración con PNV y Aralar en todas las instituciones, pese a la negativa del PP. Los optimistas creen que los populares terminarán sumándose tras el 20-N.

En paralelo, las condiciones para llegar a un relato común son más propicias que nunca, con un PNV que progresivamente ha dejado de vincular la existencia de ETA a la no resolución del "conflicto vasco". El discurso peneuvista, representado por la declaración del diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, coincide a grandes rasgos con lo planteado por el Gobierno vasco, a la espera de ver cuáles serán los efectos del regreso de la izquierda abertzale al Parlamento vasco.