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Reportaje:

Emociones por ordenador

Tanttaka estrena la versión teatral de 'Contra el viento del Norte' - La obra narra la relación entre dos desconocidos a través del correo electrónico

El modelo de novela epistolar clásica se adapta a los nuevos tiempos en la novela Contra el viento del Norte, del austriaco Daniel Glattauer. A través del intercambio de mensajes por correo electrónico dos desconocidos tejen una intensa relación, que pone en cuestión aspectos fundamentales de sus vidas. La amistad, la pareja, la seducción a través de la palabra, la búsqueda de alivio para la soledad o el aburrimiento van desfilando por la pantalla del ordenador, con la forma fría e impersonal de un e-mail. La obra fue un inmenso éxito editorial en Alemania, que hizo que la historia fuera llevada al teatro en alemán en una adaptación en la que colaboró el propio autor. Antes de que en 2010 la novela fuera publicada en castellano el director de Tanttaka, Fernando Bernués, intuyó que en esa historia epistolar por Internet había material para el escenario. Es, dice, "un cómic urbano de soledades y encuentros en el que dos mundos herméticos encuentran una salida en la rendija de su ordenador".

Fernando Bernués dirige un montaje que se presenta en euskera y castellano
Joseba Apaolaza e Itziar Atienza protagonizan la obra

Tanttaka estrena Contra el viento del Norte la próxima semana en el Teatro Arriaga, en Bilbao (20 de octubre, en euskera; 21 de octubre en castellano), con los actores Itziar Atienza y Joseba Apaolaza como protagonistas y Kike Diaz de Rada en el papel secundario de marido de la mujer que, por error, inicia el intercambio de mensajes.

Bernués ya ha abordado en el teatro historias en las que la comunicación por escrito es fundamental, como Carta de una desconocida, de Stephen Zweig, y Paradero desconocido, de Kressman Taylor. Los e-mail, defiende, no son más que otra variante del género epistolar. "Hay que cuidar los silencios y los tiempos de respuesta, que cambian el significado", explica.

El mundo de cada uno de los protagonistas se enfrenta en el escenario. El escenógrafo José Ibarrola ha velado con pantallas los espacios en los que desarrollan sus vidas, sin más conexión con el otro que el ordenador. Los mensajes que van tejiendo la historia se proyectan sobre las pantallas o se transforman en palabra hablada por los actores. Las escenas de Contra el viento del Norte se unen con la música original de Joserra Senperena. La partitura fue escrita con una condición previa: debía ser interpretada por violonchelo y piano. No era una decisión arbitraria. La protagonista femenina toca el violonchelo y su marido es pianista.

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En el tramo final de los ensayos, en el centro Sarobe, junto a la iglesia de Urnieta, al equipo de Tanttaka le preocupa que los colorantes alimentarios conviertan el agua que beben los actores en el vino tinto, y de buena calidad, que acompaña a los personajes en las noches frente al ordenador. Apaolaza tararea Extraños en la noche mientras intenta memorizar la letra en inglés de la famosa canción de Sinatra. Todo está listo para el estreno, en la doble versión en euskera y castellano. "Es inevitable trabajar en euskera y castellano a la vez", explica Bernués. "Desde el punto de vista artístico el salto de un idioma a otro es una complicación, un peaje complejo que debemos pagar para facilitar el circuito".

Bernués encuentra la relación del montaje teatral con el cómic en la forma gráfica de expresarse. La obra se forma con una sucesión de viñetas, destaca. "No es un texto fácil, pero si sencillo", subraya. "Funciona porque es posible. El correo electrónico sirve de punto de encuentro, es un medio que puede cambiar la vida de los protagonistas, pero no es más que una herramienta en una historia de vidas y emociones, no de ordenadores".

El director advierte que no hay ni lecciones ni moraleja en un "buen final, que no es un final feliz" para los protagonistas. Pero Glattauer ha dado otra oportunidad a sus personajes para salir del encierro de su relación a través del ordenador: ha escrito la segunda parte de la novela. Se titula Cada siete olas y, por el momento, no ha llegado al teatro.

Nuevos cómplices

Fernando Bernués estrenó hace un año No me hagas daño, una obra en la que se abordaba la violencia machista. El pasado verano trabajó en la versión gallega de El florido pensil y ahora presenta Contra el viento del Norte. En su agenda no faltan proyectos pese a oscuro horizonte que se presenta para el teatro en un contexto de recortes presupuestarios. "Estamos pasando un momento muy malo, pero no es una crisis coyuntural", explica el director de Tanttaka. "El modelo de producción basado en la itinerancia de los montajes se está agotando".

Bernués defiende una nueva forma de producción que surja de "la complicidad entre la exhibición y la creación". O lo que es lo mismo, de la coproducción entre compañías y teatros. "Debemos ser artífices de propuestas comunes", dice. "Los teatros públicos deben tener un compromiso con la creación propia".

Por el momento Contra el viento del Norte tiene contratadas unas 30 funciones en Euskadi en los próximos cuatro meses. El próximo proyecto será para el público familiar, la versión teatral de Kafka y la muñeca viajera, la historia con la que Jordi Sierra i Fabra ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2007. Y ya trabaja con Patxo Tellería en la adaptación de la novela El hijo del acordeonista, de Bernardo Atxaga.

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