El segundo asalto del editor inconformista
Gonzalo Pontón, histórico fundador de Crítica, regresa con Pasado y Presente, nuevo sello ensayístico
"Entiendo la edición como una herramienta de intervención cultural. No interesa que la gente piense por sí misma. El menosprecio y el desprestigio de la cultura hoy es altamente preocupante, y por eso es necesario ofrecer a la sociedad una cosmovisión del mundo". Condenado por un documento a dos años de silencio y parálisis profesional tras su jubilación forzosa en abril de 2009 del grupo Planeta -tuvo que abandonar también la editorial que creó en 1976, Crítica, emblemática desde la transición-, el editor Gonzalo Pontón (Barcelona, 1944) vuelve a ejercer su oficio, lanzando nuevo sello: Pasado y Presente (sí, el título de una revista marxista argentina de los sesenta).
Su segundo proyecto llegará a las librerías a principios de octubre, con música conocida: libros de ensayo histórico y científico y bastantes autores clásicos en su catálogo profesional como Josep Fontana, Francisco Rico, Noam Chomsky o Julián Casanova.
Considera haberse asociado con Planeta hace 10 años un "pecado de soberbia"
"El menosprecio de la cultura hoy es altamente preocupante"
Pontón regresa con las ideas más claras, si cabe, sobre el mundo de la edición. "Apuesto por la vieja relación editor-autor basada en la empatía"; en definitiva, la labor a la antigua usanza que explica que muchos autores de postín en esta nueva etapa publicarán con él "aunque cobrarán la mitad de lo que ingresan en otro sitio o vendrán gratia amore". Pero todo con pies de plomo: Pasado y Presente es por ahora casi unipersonal y lanzará 14 títulos al año. Los tirajes, de no más de 3.000 ejemplares. "No tengo intención de hacerme rico: voy a ganar dinero, claro, si no fallaría como editor, pero también en mi afán de provocar culturalmente a la gente. Nunca he sido deficitario", dice en una velada alusión a aquellos que en el Grupo Planeta cuestionaron su gestión al frente de Crítica. "Estaban cansados de mí y lo hicieron coincidir con mi jubilación forzosa, tema que nunca habíamos contemplado". ¿Por qué entonces se asoció con Planeta hace una década? "Un pecado de soberbia: creí que podría optimizar aspectos de la gestión editorial del grupo y cambiar alguna filosofía, pero no fue así".
La salida no fue fácil: no pudo recomprar su editorial, en algún momento del proceso se lanzaron "acusaciones personales graves" que no quiere detallar; para poder cobrar el 20% de sus acciones tuvo que dejar por escrito que no hablaría de su marcha y que congelaría su actividad profesional durante dos años. Esa particular travesía del desierto queda atrás. El horizonte le parece prometedor. "Una de las mejores noticias en estos 50 años de editor, desde que empecé en Ariel, es la eclosión de las pequeñas editoriales independientes, que no aspiran a hacerse millonarias con eso; es tremendamente saludable".
Para "zarandear a los durmientes" en unos momentos en los que "el gran poder está en quien controla la deuda mundial, no en quien tiene las bombas", Pontón arranca con una programación muy pensada. Si bien la reciente polémica sobre el Diccionario Biográfico Español le ha hecho poner en marcha "un diccionario esencial de la Guerra Civil y el franquismo, nada, en 50 entradas, pero cada una redactada por historiadores incuestionables como Santos Julià, Paul Preston, Ángel Viñas o Hilari Raguer, entre otros". Antes llegarán Lepanto, la batalla de los tres imperios, del historiador italiano Alessandro Barbero, un libro a cuatro manos entre Tariq Ali y Oliver Stone sobre "la historia olvidada de EE UU", o una serie de artículos de Chomsky (La era Obama y otros escritos sobre la fuerza). En noviembre y con honores de libro fundador de la editorial, un grueso y rompedor volumen del prestigioso historiador catalán Fontana: Una historia del mundo desde 1945.
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