"Mi humor defiende la inocencia"
Con Jim Carrey el humor está asegurado, sea en pantalla o en persona. El rostro de este canadiense de 49 años siempre tiene una sonrisa y su cuerpo esa movilidad que hizo de él uno de los genios de la comedia física y el primer actor en superar los 25 millones de dólares (más de 17 millones de euros) de sueldo. Pero no hace falta escarbar muy profundo para sentir las preocupaciones de un humorista que se toma la vida muy en serio, de un artista que siempre busca otras formas de expresión para su creatividad y de un eterno soltero que se acerca a los 50 con breves y públicos periodos de vida en pareja. Los pingüinos de Mr. Popper es su última comedia, pero sus ansiedades siguen siendo las mismas.
"Por mucho que me guste Charles Chaplin nunca he intentado ser él"
"No estoy contra la risa escatológica, pero tiene que haber algo más"
Pregunta. ¿Qué tipo de actores son los pingüinos?
Respuesta. Son actores de método (risas). Con experiencia en la Antártida. Bueno, la verdad es que son compatriotas canadienses. ¡Y sin tarjeta verde! [tarjeta de residencia de EE UU] Me huele mal... Ahora en serio, los pingüinos son difíciles de entrenar y tuve que trabajar mucho con ellos. Fue duro pero acabó siendo divertido, aunque solo fuera por el pescado que tuve que llevar en los bolsillos. Y para las escenas más difíciles siempre están las imágenes creadas por ordenador. Tienen algo que siempre los convierte en divertidos.
P. La cinta es un continuo homenaje a aquellos grandes de la pantalla que como Charles Chaplin o James Stewart siempre han sido divertidos. ¿Quiénes son sus preferidos?
R. Son tantos... Chaplin en Tiempos modernos, un genio. Peter Sellers en El nuevo caso del inspector Clouseau. Siempre le dejan fuera cuando hablan de La pantera rosa y es la mejor. Shampoo, otra de mis comedias preferidas, con una soterrada visión de la política como telón de fondo. O cualquiera de las películas de Hal Ashby, como Harold y Maude.
P. No ha citado otros clásicos como los hermanos Marx.
R. No puedo decir que esos filmes sean de mis favoritos. Me pasa lo mismo con mis películas. ¿Quién no piensa que Un loco a domicilio es un clásico? [sonríe].
P. En Hollywood la comedia es uno de los géneros que más ha evolucionado y no todos piensan que para bien. Éxitos como la primera y segunda parte de Resacón en Las Vegas o las comedias de Judd Apatow muestran un humor cada vez más grosero. ¿Se siente cómodo en esta nueva línea?
R. Yo sigo el ritmo de mi propio tambor. Por mucho que me guste Chaplin nunca he intentado ser él. Siempre he querido encontrar mi propio estilo, y aun cuando te ves influido por los cambios que se producen en la industria -inevitables, por otra parte-, creo que he conseguido seguir a mi bola. ¡Ojalá tuviéramos las agallas de ser nosotros mismos todo el tiempo! No tengo problemas con el humor escatológico. Yo también lo practico y sé que hace reír. Pero tiene que haber algo más. Incluso Dos tontos muy tontos, con su parte de festival de risas estúpidas, hablaba de algo más. Mi humor no promueve la ignorancia, sino que defiende la inocencia.
P. ¿Se toma de manera personal los fracasos?
R. Solo cuando son un éxito. Soy un amante de la pintura, pero me produce el mismo sentimiento que el cine. Si uno observa la obra de Picasso, es imposible enamorarse con cada uno de sus cuadros. Así es el negocio. Claro que me gusta cuando funcionan, quiero que todos recuperen su dinero, que el director no tenga que esconderse en un portal, pero al final una película es el producto de una creación colectiva y en ocasiones no cuaja. Siempre intento ver el éxito o el fracaso de mis proyectos de manera positiva.
P. Una filosofía que al parecer aplica también a su vida cotidiana, ya sea en el día a día o en sus relaciones personales.
R. O a mi falta de... porque llevo un año demasiado soltero. Me encanta la obra de Eckhart Tolle [El poder del ahora, que Oprah Winfrey se encargó de popularizar en su antiguo programa de televisión] y Byron Katie. Gente con una gran filosofía que se siente real y te ofrece herramientas para comprenderse mejor a uno mismo. Creo en Buda y me gusta ver el mundo como una única realidad donde todo está conectado.
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