Canal 9 naufraga mientras teje informativos a la medida del PP
La televisión ocultó la implicación de Camps en la trama de corrupción
La televisión valenciana ha sido para el ahora expresidente de la Generalitat Francisco Camps una prolongación de su Gobierno y de su partido. Así quedó claro, tanto de forma simbólica como en la práctica diaria, cuando en junio de 2004 puso de director general de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) a Pedro García, hasta entonces secretario autonómico de Comunicación en Presidencia, y que convirtió a la televisión en su principal herramienta de propaganda. Y así ha vuelto a quedar cuando la maniobra ha sido inversa, cuando hace un mes nombró consejera de Turismo y Cultura y portavoz del Consell a Lola Johnson, hasta el momento directora de Canal 9 y responsable directamente de los informativos. El mensaje parece claro, si le sirven en su Gabinete valen para la tele y si le sirven en la tele valen para su equipo.
La deuda de la tele es de 1.300 millones y la audiencia ha caído al 5,6%
La censura de ayer a todas las televisiones, a las que impidió la emisión en directo de su dimisión, tal y como ayer denunció la Unió de Periodistes Valencians, es solo una vuelta de tuerca más. Era claro que en un día convulso y con muchos focos informativos perjudiciales para el PP, la televisión pública no iba a informar. El siguiente paso era impedírselo al resto de cadenas.
De hecho, Canal 9 ha ocultado, o en su caso relegado, minusvalorado y suavizado, la gravedad de las acusaciones que estos dos años y medio han salpicado a Camps. Y sigue haciéndolo de forma cotidiana. Tras la marcha de Johnson, la tónica ha sido la misma con Luis Redondo como responsable de la cadena. La manipulación de los informativos ofrece casos clamorosos, como cuando el pasado viernes relegó la información sobre la apertura de juicio a Camps hasta el minuto 19 de su informativo. Una noticia, la de que Camps tendría que sentarse en el banquillo, que abrió informativos en toda España, se despachó sin mencionar al presidente. O cuando saca conclusiones disonantes como que los peritos del caso aseguran que es imposible afirmar que el presidente no pagó los trajes.
Una fórmula con la que Camps no solo pretende aislar informativamente a los valencianos sino que le aísla a él mismo, que ha declarado que los de Canal 9 son los únicos informativos que sigue. Incluso al parecer solo se fía de periodistas como Isabel Durán, Mamen Gurruchaga o Iñaki Zaragüeta, habituales tertulianos de programas de debate de la cadena como DBT, y que hasta han comido reiteradamente en el Palau de la Generalitat antes de acudir al plató de Canal 9.
Y mientras las denuncias de manipulación de la oposición y hasta de los sindicatos en RTVV se han multiplicado, Camps ha dejado que la televisión se fuera hundiendo. Desde que el PP alcanzó el poder en 1995, la deuda del ente se ha multiplicado por 40, hasta sumar unos asfixiantes 1.300 millones de euros (257 por cada valenciano). Cuando Camps llegó a la Generalitat hace ocho años, Canal 9 debía 501 millones. Y sin visos de mejorar. A falta de los datos de 2010, que RTVV todavía no ha facilitado, el año 2008 se saldó con unas pérdidas de 211 millones y 2009 con otros 278. Mientras, la plantilla no ha dejado de crecer hasta alrededor de 2.000 empleados, según los sindicatos, mediante designaciones a dedo de trabajadores afines al PP.
Sobre el naufragio de la tele, las cifras de audiencia hablan por sí solas: si en 2003 era del 18,2%, en mayo pasado cerró con un mínimo histórico, el 5,6%.
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