Meditando sobre la crisis
Es indudable que nuestro país es de los más castigados por esta crisis económica mundial, y eso es tan cierto como inexacto es achacar la culpa de nuestra situación a nuestro Gobierno actual. Fue el Gobierno de Aznar el que apostó por el ladrillo como motor y sostén de toda nuestra economía, declarando como terreno susceptible a la construcción hasta la planta de los pies de los ciudadanos. Repetía una y otra vez que España iba bien, sobre todo para los especuladores que pegaban los clásicos pelotazos a costa de entramparnos a todos adquiriendo viviendas a precios muy por encima de su valor real y facilitando el acceso a préstamos hipotecarios con nulas garantías de cobro. Las consecuencias las conocemos todos, al llegar la crisis el sector de la construcción al paro, el sistema financiero temblando y el país al borde de la quiebra. Ahora, esos finos estrategas financieros se nos presentan como los nuevos salvadores de la patria y nos prometen relanzar nuestra economía como hicieron antaño. La verdad que es para ponerse a temblar; no sé ustedes, pero yo de estos artistas no me fío un pelo.