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Reportaje:

Mil euros por volver a Rumanía

El Vaticano y el Ayuntamiento de Roma pagan para que se vayan a 150 gitanos que se habían refugiado en San Pablo

Un grupo de unos 150 ciudadanos gitanos rumanos, desalojados esta semana de sus chabolas de Casal Bruciato por el Ayuntamiento de Roma, se refugiaron el Viernes Santo en la basílica de San Pablo Extramuros, en territorio de la Santa Sede. Ayer, mientras el Papa exhortaba desde San Pedro a los europeos a acoger a los prófugos de Libia, África y Oriente Medio, las familias gitanas habían sido divididas, y una treintena de mujeres y niños rumanos de etnia rom se recuperaban de una noche pasada al raso, bajo la lluvia, en el parque adyacente a la basílica de San Pablo.

Dentro, el párroco ofició la misa de Pascua sin hacer referencia a los gitanos, que el sábado no pudieron asistir a la vigilia porque los agentes de la gendarmería vaticana les negaron la entrada en el templo. Las puertas de la basílica se cerraron entre las protestas de algunos fieles y gritos de "vergüenza, vergüenza". "Fue inhumano e inaceptable", comentaban miembros de las ONG que acudieron a solidarizarse con los sin techo. El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, comprometido con su política de desalojos forzosos sin conceder alternativas de acogida, prometió 500 euros por familia a los gitanos que aceptaran ser repatriados a Rumanía, y el cardenal vicario, Agostino Vallini, se sumó a la iniciativa añadiendo 500 euros más. De los 150 refugiados, solo 23 aceptaron ser repatriados, 11 adultos y 12 niños.

Los otros cien seguían la noche del sábado y buena parte del domingo divididos en dos grupos: 80 estaban en los locales de la basílica, custodiada por agentes vaticanos, y una treintena de mujeres y niños dormitaban y comían huevos de pascua en el jardín vecino.

Ayer tarde, cuando la mayoría de ellos había salido en autobuses hacia unos locales de Cáritas, el Papa envió, a través del sustituto del secretario de Estado, un mensaje de apoyo en el que expresó a los gitanos su personal cercanía.

Mujeres y niños gitanos, en el parque adyacente a la basílica de San Pablo Extramuros.
Mujeres y niños gitanos, en el parque adyacente a la basílica de San Pablo Extramuros.ANGELO CARCONI (EFE)

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