Francis Ford Coppola busca el respeto internacional de sus vinos
El cineasta contrata a un experto francés para preparar el asalto a Europa
Su lugar en el cine es indiscutible. Francis Ford Coppola lo tiene ganado. La nueva meta del realizador de Apocalypse now y El Padrino se dilucida en otro campo de batalla: sus viñedos. Coppola quiere reinar en el mercado del vino. En Estados Unidos lleva las de ganar porque su nombre no solo es sinónimo de buen cine: también equivale a un caldo razonable de precio y calidad además de un perfecto regalo para fans, suyos o de su hija Sofía a la que ha dedicado los espumosos.
Pero este ambicioso director quiere además hacerse su hueco entre los expertos del otro lado del Atlántico. De ahí que a partir de este año contará con la ayuda de Philippe Bascaules, renombrado experto francés en el campo del vino, para que se encargue de supervisar la cosecha de 2011. Las intenciones de Coppola son las de conquistar los mercados más refinados y en especial el francés, donde la mezcla de vino y Hollywood sigue sonando a anatema. Coppola define su nuevo plan de ataque como "un sueño hecho realidad", una decisión que pretende recuperar para sus viñedos de la localidad de Rutherford, en Napa (California), los momentos de gloria que vivió en la década de los cuarenta y cincuenta.
"Lograré que Inglenook sea el mejor viñedo de Estados Unidos"
El realizador lleva en el negocio vitivinícola desde 1975, cuando desencantado con los desastres morales y económicos vividos en el mundo del cine se volcó en su otra pasión. No fue la primera estrella del cine en seguir el color del vino ni será la última. Fess Parker, más conocido como David Crockett y Daniel Boone, fue uno de los primeros que prolongó con sus vinos de mesa, populares en EE UU, una carrera que superó su fama televisiva. El actor francés Gérard Depardieu lleva su dedicación al vino más lejos, dedicado a su cultivo desde la década de los ochenta y anotando en su pasaporte como ocupación la de vinicultor. No solo los varones disfrutan de esta afición y negocio: Olivia Newton Jones fundó en 1983 su sello Koala Blues. Tampoco se limita al mundo del cine, como demostró Sting cuando en 2009 sacó al mercado su propio vino, tinto y chianti, cosechado en sus viñedos de la Toscana y -por supuesto, como se puede esperar de él- utilizando métodos tradicionales y sin pesticidas. Otros se limitan a guardar su cosecha como su más preciado tesoro, como es el caso de John Lasseter, al frente de Pixar y los estudios Disney: hasta ahora no ha sacado a la venta sus caldos, y los reserva para repartir entre otros animadores, quienes además de beberlo coleccionan sus botellas, etiquetadas con imágenes de la película de animación de Pixar correspondiente al año de la cosecha.
Pero de todos ellos, solo Coppola aspira a ganarse el respeto de los enólogos. El primer paso en esta dirección lo dio hace cuatro años cuando eliminó la tienda de souvenirs de sus viñedos de Rubicón. No era un problema de negocio. Al contrario, como admitió el realizador, la tienda era un "enorme éxito comercial". Pero también era lo más criticado entre los expertos que no le perdonaron que añadiera su apellido al sello Niebaum, uno de los titanes de Napa, para llamarse Niebaum-Coppola. El realizador sigue vendiendo gracias a su nombre, en su restaurante Zoetrope, en San Francisco, o en sus otras bodegas en el Alexander Valley, al norte de Napa. Pero su intención es alejarse de lo turístico para ser reconocido no por su nombre sino por su calidad. De hecho aunque el apellido de Coppola permanecerá en muchos de sus vinos como hasta ahora, los de más bouquet regresarán a su antigua denominación, Inglenook, nombre que compró recientemente del grupo vinícola que lo controlaba.
Además, Coppola controla a estas alturas todos los viñedos con esta denominación, y el realizador tiene intenciones de gastarse miles de dólares por añadas anteriores a su compra para "revigorizar" el nombre y restaurar su prestigio. "Será el mejor viñedo de estados Unidos", definió el director. Bascaules también le ve posibilidades a su nuevo trabajo. Como aseguró a la prensa, cuando probó la cosecha de 1959 de Inglenook la encontró "increíble" y está seguro del "tremendo potencial de estos viñedos".
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