_
_
_
_
_
Entrevista:EXTRAÑOS EN LA GRADA: MARIO VARGAS LLOSA | FUERA DE JUEGO

"El fútbol es una religión laica"

Juan Cruz

Peruano de la misma patria que el legendario Hugo Sotil (un gran futbolista del Barça), Mario Vargas Llosa no nació para practicar deportes, pero cree que un escritor es "como un deportista, se construye con disciplina y con terquedad".

No practica, pero antes de ponerse a escribir, cada mañana del año, esté donde esté, el premio Nobel de Literatura de 2010 sale con su mujer, Patricia, y con los amigos que le hayan ido a visitar a correr por los parques que tenga a mano.

En Lima, donde está ahora, corre por las cercanías de su casa, en Barranco; en Madrid conocen sus pisadas las baldosas del templo de Debod; en Nueva York, cuando le dieron la noticia del Nobel, en la madrugada americana, no perdonó el rato de sus correrías y se fue por Central Park a conceder entrevistas a los ávidos reporteros de la televisión sueca que le asaltaron en el vestíbulo del edificio donde tenía su apartamento.

Hoy (como su colega el español Julio Llamazares) cumple años; él llega a los 75 y sigue corriendo. Quizá, porque siempre ha corrido. "Con disciplina y con terquedad".

De resto, ningún deporte; de chico, cuando era como los amigos de sus primeros cuentos, fue muy feliz cuando le llevaron a jugar "con los muchachos de la U", el Universitario de Deportes, de Lima, su equipo de grandes también, "a jugar al fútbol". La U le dedicó un homenaje cuando le dieron el Nobel. "Fue muy emocionante: me pusieron a hacer el saque de honor y tuve que dar un discurso en el que dije lo que siento, que la U no es solo un equipo de fútbol: es una leyenda".

Como el Madrid. Para él, que vivió en Barcelona, donde nació su hija Morgana (es del Barça): "El Madrid es el equipo español que me atrajo". En medio de aquel color gris de la vida bajo Franco, "el fútbol era de las pocas cosas que se podían ver sin tanta presión como la que se vivía en las calles" y el fútbol, entonces, en la capital, era el Madrid.

Así que Mario Vargas Llosa fue blanco entonces y es tan blanco ahora que el club le ha conferido algunos honores académicos, pero uno, sobre todo, que le resulta tan emocionante como si hubiera marcado un gol junto a Alfredo Di Stéfano. Cuando le dieron el Nobel, la noche anterior a su viaje a Estocolmo, fue al Madrid-Valencia "a ejercer el honor del saque de centro"; allí lo saludó el capitán, Casillas, y solo el frío le heló tanto como la sensación que sintió ante el graderío.

Jorge Valdano, el director general del equipo de Vargas Llosa, acuñó la expresión "miedo escénico" para referirse a lo que pasa allá, dentro del césped, en ese punto fatídico. "Es una experiencia exaltante y terrorífica. Estar en el centro del estadio del Madrid, con las tribunas absolutamente abarrotadas, exaltadas, te da la impresión de lo que debieron de ser los circos romanos. El jugador, que es aplaudido o vilipendiado por esa multitud gigantesca, vive esa psicología de masas... ¡Debe de ser estremecedor! Pues sí, es como una enorme responsabilidad, estar allí, ante miles de ojos, delante de la pelota. No conozco un espectáculo que nos conecte más con los grandes espectáculos de masas más primitivos: los circos romanos, los grandes movimientos de masas de los pueblos primitivos, cuando creían que los grandes terremotos eran castigos divinos... ".

Es un misterio lo que encierra la pasión por el fútbol, en España y en el mundo. Él cree que "el fútbol es una religión laica; antes, solo las religiones convocaban esa especie de manifestación irracional, colectiva; hoy en día, eso que antes era prototípico de la religión es la religión laica de nuestro tiempo", desata pasiones y fanatismos. "Una irracionalidad a flor de piel que a la corta o a la larga genera violencia. Un deporte que es apasionante, a mí me apasiona desde niño, pero que al mismo tiempo genera actitudes de desfogue que uno ni se imagina que pueden suceder... ¡Espero que jamás lleguen mis exabruptos en el graderío!".

Se siente tan del Madrid, de lo que supone este equipo en la historia, que algunos de sus amigos lo han visto indagar, en los lugares más insospechados, sobre los sitios donde pudiera contemplar tanto los partidos grandes como los partidos chicos. Y se exalta o se deprime como los aficionados fieles.

Entre esos honores que le ha dado la vida, antes y después del Nobel, hay uno en particular, el marquesado que le otorgó la Corona española al mismo tiempo que a Vicente del Bosque, el seleccionador español de fútbol. "Claro que fue un honor. Le ha dado un premio tan importante al fútbol español... Y es una persona que me inspira tanto respeto... Es un hombre que no ha perdido la sencillez, la modestia. Así que he considerado un honor haber compartido con él ese reconocimiento".

Las gestas y los honores

- ¿Una gesta reciente

que le haya emocionado?

El triunfo de España

en el Mundial de fútbol.

Fue un espectáculo exultante.

Había tanta dificultad

que la victoria se disfrutó aún más.

- ¿Una gesta peruana?

No la viví, pero el gran gol

de Lolo Fernández al frente

del equipo de Perú en los Juegos Olímpicos de Berlín resulta algo inolvidable para cualquier peruano.

- ¿Y una gesta del Madrid?

Cuando fui a hacer el saque de honor, antes de recibir el Nobel,

me enseñaron las nueve copas.

Es emocionante

estar delante de esa historia.

- ¿Un momento emocionante relacionado con el fútbol?

Cuando mi equipo peruano, la U [Universitario de Deportes, de Lima], me llevó a rendirme

un homenaje en medio

de la cancha y tuve que hacer un discurso sobre

la leyenda que representa.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_