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La solución al cauce del Guadalmedina vuelve a enfrentar a los partidos

El Cedex admite la viabilidad técnica de embovedar, como quiere el alcalde

Fernando J. Pérez

El río Guadalmedina, un cauce habitualmente seco que recorre Málaga de norte a sur y cuyo lecho de hormigón parte la ciudad en dos mitades, vuelve a situarse en el centro de la contienda política. Diez años después de que la entonces alcaldesa, Celia Villalobos (PP), presentara un proyecto -en realidad poco más que unas maquetas- para embovedar el río en su tramo final, de unos cuatro kilómetros, y construir sobre él un gran bulevar de acceso a la ciudad, el debate, casi eterno, se reabre una vez más desde el punto de partida.

La proximidad de las elecciones y la publicación de un informe del Ministerio de Fomento que, en esencia, ve viable embovedar el Guadalmedina siempre que no se supere el caudal máximo que admite el cauce, ha puesto de nuevo sobre la mesa el que quizá sea el mayor rompecabezas urbanístico de Málaga. Aunque PP y PSOE coinciden en que la solución al problema del Guadalmedina debe adoptarse por consenso en el marco de la fundación Ciedes, redactora del Plan Estratégico de Málaga, lo cierto es que las propuestas de los principales partidos no pueden ser más distantes.

Los populares, con el alcalde, Francisco de la Torre, al frente, defienden recuperar el plan de Celia Villalobos y convertir el río en un gran eje de acceso a la ciudad desde el norte. "El paseo de la Castellana de Málaga", como lo definió el regidor en su discurso de investidura.

Para defender esta idea, De la Torre describió al Guadalmedina más como una maldición que como un accidente geográfico: "No es el Sena en París ni el Támesis en Londres; es que no es un río, es un cauce seco y feo, que se ensucia, que divide y que no aporta nada a la ciudad", afirmó el regidor el pasado jueves.

Frente a la gran avenida, con gran protagonismo del vehículo privado, que defiende el alcalde, la candidata socialista, María Gámez, plantea una "solución verde, abierta y que genere espacio para los ciudadanos". La actual delegada de la Junta en la provincia rechaza la "poco imaginativa" idea de tapar el cauce, y acusa a De la Torre de buscar solamente "réditos urbanísticos". Según ella, el cierre del río tendría un fuerte impacto medioambiental, en forma de aumento de la temperatura de la ciudad.

Gámez aboga por que la fundación Ciedes convoque un concurso de ideas que convierta al Guadalmedina en un elemento de disfrute ciudadano y no en una barrera: "no debemos desaprovechar la opción de tener un curso de agua en la ciudad", afirmó el pasado viernes.

Ambas alternativas son técnicamente posibles, según el Centro de Estudios y Experimentación en Obras Públicas (Cedex). De momento, el Guadalmedina se perfila como una de las principales batallas electorales para las municipales de mayo. Y no solo eso. La aspirante socialista pretende que en las soluciones propuestas para el río se visualice la ideología de los distintos "modelos de ciudad" que plantean PP y PSOE. "Frente al gris del urbanismo despótico del PP, proponemos un modelo verde más saludable para el medio ambiente y para el ciudadano, al que hay que hacer partícipe", afirmó Gámez.

El arquitecto Carlos Hernández Pezzi, director de la campaña socialista, desafía: "Si la solución ya está hecha [en referencia al embovedado], que la pongan y perderán las elecciones, porque la gente ya no quiere esto".

La candidata socialista es también delegada del Gobierno de la Junta en Málaga, doble condición de la que el PP se queja porque en casos como este se presta a las interferencias y a la confusión. En última instancia, la Agencia Andaluza del Agua, dependiente de la Junta, será quien tenga que decidir si se emboveda el río y las medidas a adoptar. El consejero de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo, ha precisado que ahora es en el seno de la fundación Ciedes, que gestiona el Plan Estratégico de Málaga, donde debe proponerse la decisión que quiere la ciudad de forma consensuada. Actualmente, en el consejo de dicha fundación son mayoría los representantes institucionales del ámbito del PSOE, aunque la situación puede cambiar con las elecciones municipales. El Guadalmedina se aventura ya como uno de los principales temas de debate de la campaña.

Desbordamiento remoto

Ante las diferentes propuestas sobre la solución al cauce del río Guadalmedina en Málaga y las dudas sobre las posibilidades técnicas de embovedarlo, como contemplaba el plan propuesto hace 10 años por la entonces alcaldesa, Celia Villalobos, la Junta de Andalucía encargó el Centro de Estudios y Experimentación en Obras Públicas (Cedex), dependiente del Ministerio de Fomento, que analizara, mediante simulaciones en maqueta y en ordenador, cuál es la capacidad máxima del cauce del Guadalmedina, con vistas a un hipotético embovedado.

El Cedex comprobó que con el diseño actual del cauce, cruzado por 20 puentes, pueden bajar sin problema hasta 600 metros cúbicos de agua por segundo. De ellos, 400 metros cúbicos corresponden al caudal que puede dejar escapar la presa del Limonero, situada al norte de Málaga, y 200 metros cúbicos al caudal que se puede recoger aguas abajo del pantano. La presa fue construida a principios de siglo XX para proteger la ciudad tras varias riadas que tuvieron graves consecuencias.

Este escenario máximo se podría dar, según el Cedex, una vez cada milenio. Con caudales mayores se producirían desbordamientos y el embovedado sería inviable, afirma el centro de estudios de Fomento. Aunque la posibilidad de desbordamiento es remota con la capacidad que tendría la bóveda, al no quedar del todo descartada se deberían adoptar medidas para desviar cantidades de agua mayores.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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