José Pastor, el fotógrafo del instante preciso
Retrató todas las legislaturas desde el inicio de la democracia
José Pastor Caro (Linares-Jaén, 1919) fue el fotógrafo irrepetible y callejero que ha dejado para la historia del fotoperiodismo y de la fotografía misma piezas únicas que sirvieron y servirán de ejemplo a tantos profesionales. Murió ayer en Madrid.
De los contadísimos que han retratado todas las legislaturas en el Congreso desde el inicio de la democracia, desarrolló la mayor parte de su trabajó en el diario Arriba, de la Prensa del Movimiento, que fue su casa, su verdadera escuela, donde desarrolló su vocación de siempre y donde creó a su medida secciones como Fotos caballo, bautizada así porque la primera imagen que apareció en ella era de cuatro cabezas de caballo. El comentario de algunas de esas imágenes, grandes, a "sangre", era de César González Ruano, Enrique de Aguinaga y otros grandes del periodismo. Después se creó otra sección, Nuestro fotógrafo lo vivió, y más tarde El fotógrafo estuvo allí, que tantos medios adoptaron. Una de aquellas imágenes de Pastor denunciaba el estado lamentable de los raíles de un tranvía madrileño que provocó un descarrilamiento en el puente de Toledo en 1952. El suceso se cobró 16 vidas y más de un centenar de heridos. El alcalde de entonces, José Moreno Torres, fue destituido. Pastor, con su fotografía, ya lo había denunciado y la tragedia podía haberse evitado.
Con la llegada de la democracia llegó el cierre del periódico. En 1977 fue destinado al gabinete de prensa de La Moncloa, en donde permaneció hasta su edad oficial de jubilación, en 1984. "He sido republicano, trabajé desde el principio en la prensa más franquista, pasé por Unión de Centro Democrático y terminé en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). ¡Esto sí que es democracia periodística!". Así me lo contaba y así lo publiqué en el libro José Pastor: Testigo del siglo XX, editado por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), donde se recoge una amplia colección de sus mejores fotos y un vídeo. Siguió trabajando y publicando sus fotos hasta finales de 2007 en la APM: "Y no entiendo por qué, Diego. No entiendo por qué me han dicho que no continúe. Me encuentro perfectamente y seguía haciendo el trabajo que me pedían".
Pastor supo a su avanzada edad adaptarse a la era digital y supo distinguir muy bien entre curiosidad e indiscreción. Le gustaban los objetivos cortos, porque con ellos hay que acercarse para contar, aunque defendía la utilidad de los tele a la hora de hacer deportes, naturaleza y en otras muchas situaciones. Enemigo de la llamada prensa del corazón, defendía el fotoperiodismo no previsto y el valor de la buena fotografía, para la que "muchas veces hay que saber esperar e intuir".
José Pastor, fotógrafo y padre de fotógrafo, de pelo abundante, tupido, acaracolado, largo y blanco, caminando derecho con su bolsa de costado siempre con la cámara lista, me dijo en una de las entrevistas que mantuvimos antes de la publicación del libro citado y de la exposición fotográfica que le organicé en la sede de la APM, en Juan Bravo: "Quiero seguir trabajando. No quiero ser un jubilado que se junta con otros para ir recordando a los que ya no están, en lo poco que nos queda y en lo malitos que estamos". Luego, con un cierto aire melancólico, como si los recuerdos atropellaran su pensamiento, empezó a recordar a algunos compañeros de su época: Olegario Pérez de Castro, de Efe; Martín Santos Yubero, del diario Ya; Pepe Campúa, de La Vanguardia... Y luego pronunció otro nombre, que me sorprendió, Henri Cartier-Bresson, el legendario fotógrafo francés del "instante decisivo". "Es uno de los grandes maestros de la historia", me dijo, "el trabajo de Bresson es el que yo defiendo. Todos esos instantes de los que él habla están en la calle. Solo hay que verlos".
Diego Caballo es profesor de Fotoperiodismo en la Universidad San Pablo-CEU y redactor jefe de edición gráfica de la agencia Efe.
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