Educación para frenar los destrozos del ladrillo
Un proyecto galardonado con el Premio Nacional de Urbanismo enseña a escolares el valor de la arquitectura
La fastidiosa herencia de una vieja casa del rural para una familia que sólo ansía con mudarse a un piso más grande y pagarse unas vacaciones en una playa saturada de gente. Un alcalde y un constructor sin escrúpulos, compichados para llevar a cabo faraónicos negocios inmobiliarios en aras del supuesto progreso de su pequeño municipio. Inoportunos restos de un castro que desaparecen tan rápidamente como aparecieron porque preservar cuesta y no da dinero. No puede ser más demoledora, y a la vez realista, la historieta de La mansión dos Pampín que, con guión y dibujos de Miguelanxo Prado, conforma una de las herramientas del Proxecto Terra que ya manejan todos los institutos gallegos para enseñar los valores de la arquitectura, la identidad territorial y el patrimonio. Y aprender a cuestionar destrozos y conceptos erróneos del urbanismo que están tan interiorizados en Galicia.
Un cómic retrata a un alcalde y a un constructor sin escrúpulos
Los alumnos de la ESO aprenden a ser críticos con su entorno
A los chavales se les dice que no vale eso de "en mi finca hago lo que quiero"
Los chicos van a ir a Portugal para que vean un urbanismo más respetuoso
Conocer su territorio, su evolución y sus formas para mejor habitarlo y preservarlo. Es en esencia el objetivo de este exitoso programa que desarrolla desde hace una década el Colexio Oficial de Arquitectos con profesorado voluntario en escuelas e institutos de toda Galicia. "El modo en el que los gallegos fuimos modelando el territorio a lo largo del tiempo es una de nuestras señas de identidad", reza una de las premisas de este singular proyecto educativo. Sin precedentes en el resto del Estado, acaba de recibir el Premio Nacional de Urbanismo.
Un galardón otorgado por primera vez a un proyecto educativo, y no físico o constructivo, porque, según el jurado, se recurre a la enseñanza obligatoria, en todos sus niveles, "como un recurso imprescindible para el cambio hacia un modelo de desarrollo sostenible del territorio y de la arquitectura". En todas sus formas y escalas, desde la aldea y la parroquia, pasando por villas, ciudades y áreas metropolitanas.
Cómics, libros de texto, cuadernos de ejercicios así como visitas guiadas de uno o dos días configuran el material y medios desplegados dentro y fuera de las aulas por enseñantes, bajo la batuta del colegio profesional, para que niños y adolescentes, incluidos los más pequeños de las escuelas infantiles, "perciban el territorio y la arquitectura como pilares básicos de su cultura". Y que aprendan a ser críticos con el entorno en el que viven, a apreciarlo y a ser conscientes del expansivo caos urbanístico que lo destruye.
"No se les dice lo que está bien o que está mal", explica el coordinador del proyecto, el arquitecto Xosé Manuel Rosales, "son los alumnos los que deben observar, comparar y hacer su propia lectura de lo que ocurre en su entorno y cómo se ocupan los espacios que habitan". Este profesor de Secundaria y de la Escuela de Arquitectura de A Coruña subraya que el Proxecto Terra funciona porque, a diferencia de otras iniciativas que fracasaron en España, lo llevan profesionales de la enseñanza, no arquitectos.
El material didáctico que ya manejan en la casi totalidad de institutos públicos o privados de Galicia así como en más de la mitad de las escuelas ha sido elaborado por profesores y maestros, "para romper la inercia de mensajes de arquitectos que no entiende nadie", precisa Rosales. Están ahora redactando el material que se impartirá a los más pequeños a partir del próximo curso de Infantil.
La acogida por parte de la comunidad educativa "es muy amplia", destaca Rosales. Más de mil profesores de Secundaria y unos 800 de Primaria siguieron cursos de formación para desarrollar este programa educativo dentro y fuera de las aulas. Las consellerías de Medio Ambiente y de Educación financian el proyecto. "Pero siempre tuvimos absoluta libertad y respeto" para plantear a los alumnos un punto de vista "nada condescendiente" de la identidad territorial, su arquitectura popular o contemporánea, su patrimonio.
"Se trata también de educar para que varíen los comportamientos, que aprendan que es responsabilidad de todos el modo en que se ocupa un espacio público, que no vale eso de 'yo en mi finca hago lo que quiero", cuenta Rosales. En esas visitas para conocer "otras realidades", llevó a sus alumnos de Arteixo a Allariz para que descubrieran la preservación del patrimonio y la dotación de equipamientos de los que goza un municipio con muchos menos habitantes e ingresos que el suyo. El Proxecto Terra se va extender ahora a la eurorregión Galicia-Norte de Portugal. Y las excursiones, de marzo a junio, incluirán Oporto o Melgaço, "todo un ejemplo del respeto por lo histórico y la construcción contemporánea". "Queremos que los alumnos, que no valoran especialmente Portugal, vean que tenemos que mucho que aprender de ellos".
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