Santiago Sierra gana el Nacional de Artes Plásticas
El premio reconoce la vocación transgresora del creador
Santiago Sierra (Madrid, 1966) se ha especializado en poner el dedo sobre la llaga y por eso arrastra fama de artista polémico. La desigualdad económica, el abuso de poder o el racismo son temas incómodos que inspiran una obra reconocida internacionalmente y por la que el Ministerio de Cultura ha querido concederle el Premio Nacional de Artes Plásticas 2010. Según la nota difundida ayer, el galardón se concede "por su obra crítica, que reflexiona sobre la explotación y la exclusión de las personas, y genera un debate sobre las estructuras de poder, tal y como se manifiesta en sus diversos proyectos desarrollados a lo largo de dos décadas". El fallo no fue sencillo: llegó en forma de mayoría, no de unanimidad, y tras un muy acalorado debate en el seno del jurado.
El fallo del jurado no fue unánime y se produjo tras un acalorado debate
El medio es lo de menos para un artista que en una de las últimas ediciones de la Bienal de Venecia tapió la puertas del pabellón español e impidió el acceso a quien no presentara un DNI español, que ha construido esculturas a partir de residuos fecales humanos -cuya manipulación en la India es un trabajo reservado a los intocables- o que ha calculado el valor de un hombre en función del color de su piel. También quiso escribir en letras gigantes la palabra sumisión en Ciudad Juárez y prenderlas con fuego, o llenar de monóxido de carbono una sinagoga en Alemania. La primera acción fue impedida por las autoridades mexicanas y la segunda, por la presión de las organizaciones judías, que no compartieron el sarcasmo macabro de la propuesta. A principios de 2009, Sierra filmó su particular análisis del fenómeno migratorio: todas las combinaciones posibles de penetración anal entre hombres y mujeres blancos y negros. En la actualidad, pasea por el mundo una escultura consistente en la palabra no en enomes letras mayúsculas.
Todo lo anterior, una muestra de su infatigable actividad, explica por qué el adjetivo provocador suele ir unido al nombre de Santiago Sierra. Una calificación que en una entrevista publicada en EL PAÍS rechazaba con indignación: "Lo que no sea un aplauso permanente a las virtudes del poder es siempre una provocación", aseguraba. "No, no me siento así. Yo soy un artista de mi época".
Ese espíritu crítico es el que ha querido premiar el jurado del galardón, presidido por la directora general de Bellas Artes y Bienes Culturales, Ángeles Albert, y formado por Daniel Castillejo, director de Artium, Guillermo Solana, conservador jefe del Museo Thyssen-Bornemisza, y los críticos de arte Laura Revuelta, Gloria Moure y Francisco Javier San Martín: "El arte de Sierra, cargado de reivindicaciones sociales y políticas desde sus comienzos, intenta evidenciar lo absurdo de las relaciones de poder establecidas y destacar los problemas que acarrea para la población la economía capitalista", señala la nota del Ministerio.
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