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Reportaje:

Cómo envejecer en Atapuerca

Los restos de un anciano indican que sobrevivió por altruismo - El hombre sufría lesiones dolorosas en la espalda, según muestran los fósiles analizados

Un hombre mayor de la población que vivía por la Sierra de Atapuerca (Burgos) hace más de medio millón de años, seguramente encorvado por una deformidad lumbar y con lesiones antiguas que le impedirían caminar y cazar, llegó a vivir más de 45 años, prácticamente un anciano entre aquella gente. Es lo que muestran unos fósiles hallados en el yacimiento de la Sima de los Huesos. Los científicos que los han analizado se plantean que el hombre lograría sobrevivir gracias al altruismo de sus congéneres, al que le cederían parte de lo cazado por otros. Además, le tendrían que ayudar a caminar porque sus enfermedades serían muy dolorosas. Así, una pelvis y cinco vértebras fosilizadas de aquel individuo, rescatadas junto a varios miles de fósiles de ancestros humanos en Atapuerca, apuntan hacia un posible comportamiento solidario y complejo de aquellos individuos preneandertales.

"Si él comía carne era porque otros se la daban", explica un científico
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"Este hombre o no se movía del sitio, o usaba un bastón, o recibía ayuda de otros; si comía carne era porque otros se la daban y si se desplazaba era porque otros le asistían", apunta el científico Alejandro Bonmati, autor destacado de la investigación, que se presenta en la revista Proceedings (Academia Nacional de ciencias, EE UU).

La historia de Elvis, como se apodó el anciano en honor a la pelvis cuando esta se descubrió, en 1994 (actualmente está expuesta en el Museo de la Evolución Humana, Burgos), se va desvelando a medida que los investigadores descubren más piezas de su esqueleto y profundizan en sus análisis. Entre los restos rescatados en la Sima de los Huesos en varias campañas de excavación, los investigadores han identificado cinco vértebras de la zona lumbar y han constatado que corresponden al individuo de la famosa pelvis precisamente por las patologías. Esto les ha permitido adentrarse en la historia médica del anciano, un hombre que era muy robusto.

Sufría una deformidad lumbar, desplazamiento de las vértebras una respecto a otra -patología que genera un desgaste anómalo de los discos intervertebrales- y artrosis interespinosa (enfermedad de Baastrup), explica Bonmati. "Este individuo tendría el centro de equilibrio desplazado, estaría encorvado y sufriría dolores muy intensos", añade el investigador.

El hombre arrastraría las lesiones desde la fase de desarrollo. Sin embargo, aun con esas deformidades que le incapacitarían para actividades como procurarse el sustento mediante la caza, logró sobrevivir hasta una edad muy avanzada para aquella población. Por ello, los científicos de Atapuerca conjeturan que el altruismo, la ayuda a una persona incapacitada como este anciano, pudo jugar un papel importante entre aquellos precursores de los neandertales.

Otros indicios, como un cráneo infantil con muestras de una grave enfermedad o la misma acumulación de cadáveres en la Sima de los Huesos (se han rescatado ya miles piezas esqueléticas de, al menos, 28 individuos) que pudo responder a una costumbre ritual, apuntan hacia un comportamiento complejo de aquel grupo.

Junto con Bonmati, son autores de la investigación los tres directores de las excavaciones de Atapuerca (Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell) y los investigadores que se ocupan de la Sima de los Huesos.

Pelvis y vértebras del anciano de Atapuerca y una reconstrucción de su aspecto.
Pelvis y vértebras del anciano de Atapuerca y una reconstrucción de su aspecto.FERNANDO FUEYO

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