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La prensa crítica, blanco de los Kirchner

El Gobierno argentino niega estar detrás de unos carteles contra periodistas

Soledad Gallego-Díaz

La batalla entre el grupo mediático más importante de Argentina, Clarín, y los Kirchner, que le reprochan haber propiciado su derrota en las elecciones legislativas de junio, ha adquirido un carácter preocupante con los continuos hostigamientos a periodistas críticos, entre ellos algunos de los más respetados en el país.

Los escraches, palabra argentina que denomina este tipo de acciones, han ido aumentando en las últimas semanas y alcanzan a la mayoría de los periodistas críticos hacia el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Magdalena Ruiz Guiñazú, Nelson Castro, Joaquín Morales Solá, Jorge Fontevecchia, Alfredo Leuco, Luis Majul, Pepe Eliachev y Ernesto Tenembaum, entre otros, han padecido la retirada de la publicidad oficial o de empresas cercanas al Gobierno de sus programas o medios.

Ruiz Guiñazú, una de las profesionales más admiradas de Argentina, que formó parte de la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas, ha tenido que soportar que se la pretenda someter, junto con otros periodistas, a un "juicio ético y político contra cómplices de la dictadura", que promueve el grupo de Hebe de Bonafini, de Madres de Mayo.

Recientemente aparecieron por muchas calles de Buenos Aires unos carteles con las fotos de 12 periodistas que trabajan o publican artículos en Clarín, bajo la leyenda "¿Se puede ser periodista independiente y servir a la dueña de un multimedia que está acusada de apropiación de hijos de desaparecidos?", en alusión al caso Noble, que busca determinar el origen de los dos hijos adoptados por la propietaria del grupo.

Los carteles no están firmados y no se conoce quién los financia, pero fueron respaldados públicamente, al menos en una ocasión, por un funcionario del Gobierno, Gabriel Mariotto, titular del Comité Federal de Radiodifusión, para quien se trataba de expresiones protegidas por la libertad de expresión. La reacción indignada de muchos diputados y senadores y el repudio de todos los organismos asociativos de periodistas, tanto argentinos como latinoamericanos, ha llevado al Ejecutivo a desmentir cualquier implicación oficial. "Es lamentable que se quiera involucrar al Gobierno con la aparición de afiches anónimos", aseguró el ministro del Interior, Florencio Randazzo.

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Muchos de los periodistas afectados por hostigamientos han sido objeto de ataques en un programa que se emite por la televisión oficial, Canal 7, y que se llama 6,7,8 (seis tertulianos, en el canal siete a las ocho de la tarde).

"Convertir a los periodistas en blancos móviles es algo peligroso. Si se les demoniza, luego no debería extrañar que esos profesionales, que, como es natural, andan por la calle y hacen su trabajo sin protección ni blindaje, puedan ser objeto de ataques incontrolados", explica Jorge Fernández, escritor y director del suplemento cultural de La Nación.

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