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Reportaje:

El espejo delator

Tras dos meses de pesquisas, la policía de L'Hospitalet detiene al responsable de un atropello mortal gracias al retrovisor encontrado en el lugar del siniestro

Un retrovisor roto sobre la calzada: esta era la única pista que tenía la Guardia Urbana de L'Hospitalet de Llobregat para encontrar al responsable del atropello mortal de un hombre de 44 años. El reto ha necesitado dos meses de investigaciones e innumerables gestiones que acabaron con éxito el pasado lunes.

El atropello mortal se produjo el pasado 22 de febrero en la avenida de Miraflores de L'Hospitalet. El turismo embistió al peatón ya entrada la noche y acto seguido se dio a la fuga, sin testigos. El viandante fue trasladado a un centro hospitalario, pero los médicos no pudieron salvar su vida.

En el lugar de los hechos apenas quedó una pista: el retrovisor, de color azul oscuro, inicio de las pesquisas que ha dirigido Lluís Ventura, el jefe de la unidad de investigación de la Guardia Urbana de L'Hospitalet. Ventura tomó el espejo y se plantó en un taller de reparación de automóviles. Allí dio un pequeño paso adelante en la investigación al descubrir que pertenecía a un coche de la marca Nissan.

Tras ello fue a visitar un concesionario de la multinacional japonesa ubicado en las inmediaciones del lugar de los hechos. La visita no fue en balde. El retrovisor contenía una suerte de DNI, según le hizo ver el responsable del concesionario; un número de serie que permitió conocer el lugar de fabricación del turismo: una gran fábrica de automóviles del Reino Unido.Hasta allí siguió el rastro Ventura, que pidió a las autoridades británicas que localizaran en las líneas de montaje la partida de coches que llevaban esa referencia de espejos. "Los que más trabajaron fueron los fabricantes. Les dimos mucho trabajo porque a partir de una referencia tuvieron que buscar el lote que se utilizó en la fabricación de una partida de vehículos", recuerda Lluís Ventura.

De todos los coches fabricados con ese modelo de retrovisor en Inglaterra, unos 110 fueron hacia España y unos 26 podían circular por el área de Barcelona. Después de investigar a los titulares de los vehículos de un coche del modelo y las características del implicado, el agente se fijó en un turismo de un hombre que vivía en Barcelona, pero que había sido identificado en L'Hospitalet conduciendo su Nissan.

Cuando los agentes encontraron el coche, se dieron cuenta de que el lateral que habría recibido el impacto del cuerpo de la víctima había sido reparado hacía poco tiempo.

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Y finalmente, la policía identificó al presunto autor del atropello. El dueño del vehículo no era la persona que conducía. La historia era más enrevesada: su propietario se lo había dejado a una chica, que a su vez se lo prestó al acusado, A. F. B. M., de 21 años y nacionalidad colombiana.

El joven tenía permiso de conducir colombiano, pero no español. Fuentes policiales descartan conducción temeraria por parte del imputado, que podría haberse asustado por el castigo que le esperaba, y sostienen que huyó dejando al herido en la calle. Dos meses después, se halla a disposición judicial, sin posibilidad de volver a huir.

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