Incendio en la causa climática
El correo robado a investigadores irrumpe en Copenhague - Las cartas pueden revelar abusos, no una conspiración - El calentamiento está probado pero muchos lo discuten
Lo que llaman el Climagate es, supuestamente, la pistola humeante que apunta a que el cambio climático no es más que una conspiración tramada por un grupo de científicos. Un grupo de hackers ha colgado en la web miles de correos electrónicos que durante 10 años intercambiaron investigadores del prestigioso Centro de Investigación del Clima de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido.
"Acabo de completar el truco de Mike [Mann] en Nature de añadir la temperatura real a cada una de las series para los últimos 20 años (de 1981 en adelante) y desde 1961 para las de Keith para ocultar el descenso", escribió Phil Jones, director del centro, el 16 de noviembre de 1999. Ocultar el descenso se refiere a eliminar datos que no casan en las gráficas del calentamiento. Jones dimitió el martes y seguirá fuera del cargo mientras dure una investigación sobre su trabajo, según un comunicado de la Universidad, que resalta que el 95% de sus datos ya son públicos.
El escándalo hace dimitir al jefe del equipo investigador de East Anglia
Nadie resistiría que se examine su correo privado de una década
Desmontar la idea de que CO2 calienta la Tierra "sería un bombazo"
Científicos a favor y en contra de las teorías dominantes debaten en el CSIC
Los escépticos -y negacionistas- de que el cambio climático está causado por la actividad humana han publicitado esos correos de prácticas dudosas. Gabriel Calzada, presidente del Instituto Juan de Mariana, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, y probablemente el español más famoso por sus postulados contra el Protocolo de Kioto y las renovables, afirma: "Es un acaso claro de corrupción científica. Se ha engañado a la opinión pública, lo cual no implica que no haya calentamiento y que otros científicos serios puedan tener razón. Pero sí se cae la versión más alarmista del cambio climático, la que oculta que en los últimos 11 años no ha habido calentamiento y la del gráfico del palo de hockey", en referencia al famoso esquema que muestra una drástica subida de temperats siglos, lo que da forma de palo de hockey.
Hay científicos que han pedido cambios tras el Climagate. Eduardo Zorita, paleoclimatólogo del Instituto de Investigación Costera de Geesthacht (Alemania), defiende en su web que Michael Mann, Phil Jones y Stefan Rahmstorf, tres de los científicos con más publicaciones en el campo, deberían ser excluidos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), "porque las evaluaciones científicas en las que participan ya no son creíbles".
Sin embargo, buena parte de la comunidad científica ha respaldado a los investigados. "Conozco a algunos de ellos. A cualquier persona que le examinen sus correos privados durante una década le puedes hacer decir lo que sea si lo sacas fuera de contexto", opina Jaime Ribalaygua, presidente de la Fundación para la Investigación del Clima.
Jens Hesselbjerg Christensen, uno de los autores del informe del IPCC de 2007, también es comprensivo. "Los correos muestran discusiones muy personales, como las que podríamos tener, quizá de forma más prudente, en un bar. Es normal que los colegas hablen mal de otros. Así es la vida", escribe en un correo electrónico.
La revista Nature, que publicó buena parte de los estudios, replicó ayer que, de lo publicado hasta el momento, no encuentra motivos para revisar los estudios, y concluye que "el truco" de Mike es una forma coloquial de definir "una técnica inteligente (y legítima)". "La interpretación paranoide" del caso de los correos, prosigue Nature, "daría risa si no fuera porque los obstruccionistas en el Senado probablemente la usarán el año que viene como excusa para endurecer su postura" sobre la ley que recorta las emisiones.
El caso ha llegado tan lejos que sobrevuela la cumbre del clima de Copenhague. Si el calentamiento es falso, si la mano del hombre no tiene nada que ver, ¿para qué se va a gastar el mundo miles de millones en cambiar todo el sistema energético para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero?
¿Cómo queda el IPCC, el grupo científico creado por la ONU para actualizar cada cierto tiempo el estado de la ciencia del cambio climático? En él colaboran más de 2.000 científicos y, lo que le da más autoridad, los Gobiernos aprueban sus informes. Es la referencia obligada. El último informe, de 2007, concluía que, con más de un 90% de probabilidad, se podía atribuir el calentamiento observado a la emisión de gases de efecto invernadero por la actividad humana, principalmente la quema de combustibles fósiles tras la revolución industrial. Esos gases, como el CO2
o el metano, se acumulan en la atmósfera y retienen parte del calor que emite la Tierra. Son los responsables de que el planeta sea habitable -si no, sería demasiado frío-, algo que se conoce desde el siglo XIX sin que nadie lo haya discutido.
Los responsables del IPCC han salido en defens del IPCC han salido en defensa de su trabajo. Una cosa es que algunos científicos tengan prácticas poco éticas -en el peor de los casos- o que utilicen expresiones poco adecuadas -en el mejor de ellos-, y otra muy distinta es que este caso haga tambalear décadas de investigación por parte de miles de científicos.
Lo primero ps científica. Lo segundo es suponer que hay una conspiración en la que durante décadas cientos de investigadores de todo el mundo han participado.
El presidente del IPCC, el indio Rajendra Pachauri, explicaba a un grupo de periodistas españoles la semana pasada: "En el IPCC los autores funcionan en grupos y cada borrador está revisado por otros expertos. En nuestro informe hay muchas partes donde se dice que los datos científicos no son suficientes".
Gavin A. Schmidt, del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, uno de los principal instituto que proporcionan datos sobre la temperatura mundial, niega que la situación pueda salpicar al IPCC: "Los correos son irrelevantes. Nada de lo que ha salido mina los resultados de los informes del IPCC y no creo que afecte a su credibilidad. Obviamente a partir de ahora la gente llevará más cuidado con sus comunicaciones", explica en un correo.
El catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha Manuel de Castro da otro argumento por el que esa conspiración no podría existir: "Si alguien descubriera la evidencia que tumba la teoría del cambio climático antroría del cambio climático antropogénico la publicaría inmediatamente, no la escondería. Sería un bombazo, algo así como desmontar la teoría de la relatividad de Einstein".
El caso sí pone de manifiesto el debate que sigue vivo sobre parte de la ciencia del clima. Un ejemplo se vivió ayer en un debate organizado en Madrid por elciones Científicas (CSIC). Allí el oceanógrafo Carlos Duarte presentó los datos que avalan el calentamiento global antropogénico, desde el retroceso de los glaciares, el deshielo del Ártico, el cambio en la migración de las especies, el aumento de la temperatura y cómo todo ello se explica con el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera. "Probablemente podríamos encontrar una explicación particular a cada uno de estos fenómenos, pero la única teoría que lo explica todo es la del calentamiento global de origen antropogénico". Duarte citó la navaja de Ockham: "A igualdad de condiciones, la solución más sencilla (en este caso el calentamiento global) es probablemente la correcta".
Enfrente, Miguel Losada, del Centro Andaluz de Medio Ambiente, de la Universidad de Granada, replicó con una cita de Einstein: "Hay que hacer las cosas de la forma más simple, pero no más simple de lo necesario". En su opinión, "hay un exceso de celo en decir que el ceso de celo en decir que el cambio climático se debe al CO2". "Aníbal cruzó los Alpes y no había nieve. Luego hubo el óptimo medieval [periodo en el que en Europa la temperatura era superior a la actual] y quizá ahora vamos hacia otro ciclo de calentamiento".
La postura de Losada es minoritaria en la comunidad científica, pero la discusión de ayer demuestra que no hay tabúes. Duarte explica que "hay variabilidad natural, pero a eso le estamos sumando el efecto de los gases de efecto invernadero. El hombre está cambiando las reglas de juego y no debemos esperar 100 años para actuar" porque si entonces se ve que la teoría era cierta, como dice la mayoría de los científicos, la temperatura habrá subido unos seis grados en el planeta.
Duarte resumió la situación: "La crítica y la duda son los motores de la ciencia. Quiero debatir, pero dentro del terreno de la ciencia, no con friquis".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.