Ortiz, sorprendido de que Luna firme la querella que le implica por corrupción
El contratista Enrique Ortiz expresó ayer su sorpresa por el hecho de que Ángel Luna, portavoz del Grupo Socialista en las Cortes Valencianas, sea uno de los diputados firmantes de la querella del PSPV contra el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, varios miembros de su equipo y cinco empresas implicadas por un informe policial en la financiación ilegal del PP a través a la rama valenciana del caso Gürtel. Entre las empresas denunciadas está el grupo que lidera el empresario alicantino. Ángel Luna trabajó como asesor jurídico en el despacho de Ortiz tras dejar la alcaldía de Alicante en 1994. "Me sorprende", dijo escuetamente el promotor al ser preguntado. El diputado socialista, a su vez, sólo comentó: "Nos hemos limitado a poner en conocimiento de los jueces el informe de la policía judicial".
"Nuestro único objetivo será defender la honorabilidad de nuestro grupo", añadió Ortiz, "no vamos a ir en contra ni a favor de nadie. Somos una empresa honesta, con muchos años de trabajo, y con una gran plantilla a la que tenemos que defender".
La alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, en la línea del PP, comentó que hay que entender a los empresarios "porque han sido atacados". El presidente de la patronal autonómica Cierval, Rafael Ferrando, aseguró que no se puede "desprestigiar" a las empresas que están trabajando en "un momento de crisis". El presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, Arturo Virosque, se declaró "disgustado" por la querella porque "sirve para crear más desempleo". Ni Ferrando ni Virosque dijeron qué opinan de la corrupción que la querella denuncia.
Por otra parte, el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Francisco Pons, que pronunció la lección magistral de apertura de curso en la Escuela de Negocios Lluís Vives, sin referirse explícitamente a los escándalos de corrupción, aseguró que en los últimos años "ha habido una dejación de responsabilidades por parte del empresariado y de la sociedad en general", que ha hecho que los partidos políticos se hayan arrogado "la facultad de decidirlo todo".
