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Reportaje:

'Moscú' desempolva el carné socialista

Antonio Fernández Valenzuela acaricia la vuelta a la política activa

Cuelga las botas de la representación empresarial, pero advierte: "dejaré de hacer política el día que me muera". Antonio Fernández Valenzuela, de 62 años, dimitió el jueves de la presidencia de la Cámara de Comercio de Alicante tras casi ocho años en el cargo y unos meses antes de que concluyera su mandato oficialmente. Su marcha era un secreto a voces aunque él manejaba los tiempos. "Hoy no toca", solía decir cuando en las últimas semanas se le preguntaba por el momento de su renuncia. Fernández Valenzuela, más conocido como Moscú, es un político de raza. Lo ha sido casi todo en Alicante: concejal desde 1979, presidente de la Diputación entre los años 1983 y 1991 y después, desde 2002, de la Cámara de Comercio. Los que le conocen bien aseguran que es "inteligente", que tiene un "gran olfato político" y que no se quedará de brazos cruzados. En el horizonte se vislumbran varios retos atractivos: el asalto a la alcaldía de Alicante o la entrada en la CAM.

"Es con el único que se puede ganar al PP", reflexiona un incondicional
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Valenzuela, de momento, anuncia que pedirá su reingreso en el PSOE, partido en el que militó durante 35 años y del se dio de baja en el año 2002 tras ser elegido para la presidencia de la Cámara. Y aunque "en estos momentos" asegura que no está entre sus planes regresar a la primera línea de la política, también reconoce que puede cambiar de opinión. Y si vuelve será para ser alcalde. "Podría ser candidato por cualquiera de los partidos, del PP o del PSOE", ironiza un importante empresario de Alicante. Sin embargo, Valenzuela siempre ha sido socialista, polémico en muchos de sus argumentos y posicionamientos, pero de izquierdas "de los de antes", apunta otro amigo de Moscú. Un buen número de militantes socialistas alicantinos ya han empezado a moverse para aupar a Valenzuela hacía la alcaldía. "Es con el único que se puede ganar al PP, tiene prestigio, deja en evidencia a su contrincante y algunos empresarios incluso nos votarían", reflexiona una de sus incondicionales.

Sin embargo, toda operación entraña un riesgo. A Valenzuela se le atribuye la supuesta maniobra de haber urdido la candidatura de Vecinos por Alicante en las pasadas municipales, un partido local que arañó un buen puñado de votos al PP pero sobre todo al PSOE, y que impidió que la izquierda gobernara en Alicante. Tiene, además, muchos detractores, sobre todo entre la nueva dirección socialista que apuesta por un recambio generacional y no quieren una vuelta al pasado. Pero no hay que olvidar que en política no hay nada gratuito, y que el nuevo secretario general del PSPV, Jorge Alarte, si ha ido "cuatro veces a Alicante, tres se ha reunido con Valenzuela, más que con el Grupo Socialista del Ayuntamiento", admite un concejal. Una dirigente de la ejecutiva de Alarte reconoce que la "operación Moscú" tiene dos riesgos importantes: abriría la enésima crisis en la agrupación del PSOE, con militantes que se darían de baja, y el problema es que "si perdemos, al día siguiente dimitirá y volveremos a empezar otro vez una nueva travesía en el desierto de la oposición".

Otras posibilidades más remotas pasan por que Valenzuela aspire a convertirse en el partido bisagra para decidir quien gobierna en Alicante, si el PP o el PSOE. Algunos de los históricos militantes socialistas, muy próximos al veterano político como Blas Bernal y algunos empresarios, simpatizan con el partido de Rosa Díez (UPyD), y esta podría ser una opción, en la que Valenzuela se quedaría en un segundo plano. Y otra posibilidad, aunque más remota todavía, es que los campistas, entre ellos la alcaldesa Sonia Castedo, quedaran tocados por el caso Gürtel y que los zaplanistas, con José Joaquín Ripoll a la cabeza, asumieran las riendas del partido, entonces podría jugar él un papel clave. Valenzuela empezó a relacionarse bien con la derecha a raíz de su amistad con Emilio Vázquez Novo (ex presidente de la Cámara), y si de algo han servido estos ocho años de liderazgo empresarial ha sido para "codearse" con el sector zaplanista que siempre ha admirado la "capacidad y vehemencia" de Moscú para terciar en polémicas y canalizar los sentimientos más alicantinistas (marginación de Valencia, defensa de lo propio). No es baladí que en la inauguración oficial del nuevo edificio de la Cámara pudiera reunir en un mismo acto a Zaplana, Camps, Ripoll y Castedo, políticos con desavenencias conocidas. "Esa noche demostró que él puede ser todo lo que quiera en política", reflexiona un ex diputado socialista.

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Pero sus amigos y círculo familiar, alejados de conjeturas y quinielas políticas, recuerdan que tiene ya 62 años, que lleva toda su vida en política activa, y que quizá solamente prefiera "disfrutar de la finca los fines de semana, de sus amigos y pensar en la jubilación".

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