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El rollo de primavera ya no vende

Proliferan los restaurantes japoneses regentados por chinos

Ana Pantaleoni

Nigiri, maki, sashimi... La gastronomía que se lleva en Barcelona es la japonesa. Lo saben los chinos, pero también los restauradores catalanes. Un poco de sushi moderniza cualquier carta. La etiqueta de japonés vende y por eso algunos de los locales de comida china, entre otros, han decidido introducir el pescado crudo, no siempre con éxito. "Han salido como setas, muchos seudojaponeses", dice un restaurador barcelonés que prefiere el anonimato.

Barcelona fue una de las primeras ciudades europeas que abrazaron la gastronomía japonesa. "No tenemos cifras exactas, pero hoy se habla de más de 200. Por este auge, lamentablemente hay restaurantes que dicen ser japoneses y no lo son", afirma el cónsul general del Japón en Barcelona, Teruaki Nagasaki.

"La competencia nos hace polvo", dicen en Yamashita, un clásico japonés

Yamadori no fue el primero, pero casi. Hace 32 años abrió este restaurante del grupo Yamashita, uno de los iconos del restaurante japonés en Barcelona. "Muchos se han ido apuntando al carro al ver que el rollo de primavera ya no vende y que el sushi ha seducido a la gente", afirma un portavoz del grupo Yamashita. "El sushi supone del mercado a la mesa y eso es caro. El problema es que se ha homogeneizado la oferta. La mala competencia nos hace polvo".

Eri Nemoto, japonesa residente en Barcelona, no quiere hablar de culpas. Y clasifica: dice que hay los restaurantes japoneses regentados por japoneses, locales chinos vestidos de japoneses y los japoneses regentados por españoles. Estos últimos los divide entre las gamas baja y alta, con cocineros formados en Asia. "Yo no digo que sean peores, usan el título de japonés", dice Nemoto. "Hay que tener en cuenta que la china es una gastronomía bestial y aquí lamentablemente tenemos una visión de comida barata y no muy buena. Es un problema de Barcelona. Además se ha establecido el hábito de pagar 100 euros por un cubierto japonés y nada por un chino", añade. Lam Chuen Ping, restaurador chino, reconoce que hay compatriotas que se están pasando al japonés pero ponen el cartel de asiático, y otros que incorporan el sushi pero mantinen la cocina china. "Ahora lo que está muy de moda es el wok; además el sushi está en casi todos los restaurantes, aunque no sean japoneses. Los locales chinos malos ya se han cerrado, ahora está mejorando la imagen", subraya. En el sector de la restauración de Barcelona sí existe un número importante de propietarios de negocios hosteleros con nacionalidad china, aseguran desde el gremio.

¿Por qué tanto sushi? "Quizá una de las razones por las que funciona tan bien es que es una cocina muy sana. Las mujeres japonesas son las más longevas del mundo y algo tendrá que ver con la gastronomía", dice Amadeo Jensana Tanehashi, director de Programas Económicos y de Cooperación de Casa Asia.

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Los hay que buscan nuevas vías y se desmarcan. Un ejemplo es el restaurante Mosquito. Hace sólo unas semanas dejaron el japonés para hacer chino. "Hay demasiada comida japonesa y mucha mala comida china", dice el propietario de Mosquito, el inglés Jazz Brown. Los de Kibuka, con dos locales en Gràcia, amplían negocio con su catering: envían cocinero a casa con vajilla incluida. Cuesta 45 euros por comensal y son necesarios un mínimo de ocho. Sea como sea, el japonés tiene éxito, y el bueno, mucho más. Es difícil encontrar mesa en Shunka, un ejemplo de lo bien que se come en Japón.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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