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Entrevista:DESAYUNO CON... ANNETTE WIEVIORKA

"Los judíos franceses están hoy en paz con su país"

Carmen Pérez-Lanzac

"Oh la lá...". De puntillas ante el mostrador de la cafetería de la Residencia de Estudiantes, Annette Wieviorka observa con la boca abierta a un chico que se prepara una tostada con tomate y aceite. A pesar del interés, la historiadora, considerada una eminencia por la comunidad judía, tira por lo conocido y pide un trozo de bizcocho. "Y un expreso doble. Necesito mi dosis de cafeína".

Menuda, con cara de lista y el pelo enzarzado, Wieviorka cae simpática desde el primer apretón de manos. Lleva zapatillas deportivas -el cordón de una de ellas cuelga por el suelo- y americana. No le sobra tiempo, así que vamos al grano. Le pido que se presente y tras meditar un instante, dice: "Nací en París en 1948, tras la II Guerra Mundial, en una familia marcada por el genocidio. Mi abuelo paterno, un periodista yidish, fue asesinado en Auschwitz. Mi padre no asumió su muerte, pensaba que algún día regresaría. Su figura siempre me fascinó. Luego vino Mayo del 68. Me sentí atraída por el maoísmo y me fui dos años a China. A la vuelta empecé a plantearme cosas y me puse a estudiar la historia reciente de los judíos... He sido sintética, ¿eh?", dice con una sonrisa contagiosa que le arruga la nariz y deja todos sus dientes al descubierto.

La historiadora ha dedicado su carrera al estudio del Holocausto

Al regresar a Francia, Wieviorka se topa con un país en el que cada vez se habla más de la triste suerte de millones de judíos, un tema que hasta entonces sólo se trataba, y con mucho trauma, en las familias. "Por entonces hice un descubrimiento extraordinario: los libros del recuerdo, obras colectivas de testimonio escritas tras la guerra por judíos", dice mojando el bizcocho en el café negrísimo. "Y fue así que empecé a reflexionar sobre el después; sobre cómo se escribe la historia".

La mayoría de los intelectuales las pasan canutas para sintetizar su obra, pero Wieviorka se pone a ello con diligencia. "He estudiado el Holocausto desde distintos ángulos: la memoria, los testigos, la justicia y los lugares. Su presencia hoy en día se materializa de tres formas: en la ideología, que a veces se utiliza con fines políticos, en la memoria colectiva, que a menudo es errónea, y en la realidad, que es como el Zorro", dice lanzando de nuevo su sonrisa. "Hay que reclamar la realidad y transmitirla a las generaciones futuras. Por eso estoy aquí", dice Wieviorka, que ha viajado a España de la mano de Casa Sefarad-Israel para participar en un curso sobre el Holocausto dirigido a profesores.

Directora de investigación del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, Wieviorka fue una de las protagonistas de la misión Mattéoli, que se encargó de devolver a los judíos franceses los bienes que les fueron expoliados. Y ha sido testigo del cambio de actitud del Gobierno francés, que en 1995, de la mano de Chirac, reconoció haber entregado miles de judíos a los nazis. "A pesar de todo, creo que los judíos franceses están hoy en paz con su país. Ningún otro ha hecho tanto por reparar el daño causado", dice metiéndose una pastilla en la boca. "Es nicotina", explica veloz. "Llevo cuatro años intentando dejar de fumar. Cuando me entran muchas ganas, o me tomo una de éstas o me fumo un cigarro".

Dan las 11.00. "¿Lo dejamos aquí?", sugiere de pronto Wieviorka. "Estoy vieja y tengo que reservar algo de mi energía para el resto del día. Así tú tienes menos trabajo". Y allá va de nuevo esa sonrisa llena de dientes.

Wieviorka creció fascinada por su abuelo, víctima de los nazis.
Wieviorka creció fascinada por su abuelo, víctima de los nazis.B. PÉREZ

Residencia de Estudiantes. Madrid

- Un expreso doble.

- Un café con leche.

- Bizcocho.

- Tostada con aceite y tomate.

Cortesía de la Residencia.

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Sobre la firma

Carmen Pérez-Lanzac
Redactora. Coordina las entrevistas y las prepublicaciones del suplemento 'Ideas', EL PAÍS. Antes ha cubierto temas sociales y entrevistado a personalidades de la cultura. Es licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de El País. German Marshall Fellow.

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