La 'guerra de sucursales' entre BBK y Kutxa deja a salvo la pendiente fusión

Mucho ruido para tan medido choque. Las dos cajas vascas que a punto estuvieron de fusionarse en noviembre de 2008, la BBK y la Kutxa, parecen haberse enfrascado, ahora que el negocio bancario mengua, en una batalla de aperturas de oficinas en el territorio natural del vecino. Tres meses después de que la caja vizcaína anunciara su intención de poner sus primeras sucursales en Guipúzcoa -concretamente, en Zarautz y Eibar-, el desembarco de la Kutxa en Durango, la pasada semana, escenificó una tímida ruptura formal del tácito de acuerdo de no agresión, siempre negado por las partes, vigente durante años entre las entidades de ahorros vasco-navarras. Pero esta aparente guerra limitada, concluyen fuentes del sector, "de ninguna manera condiciona una vuelta de las tres entidades de ahorro vascas a la negociación de la definitiva fusión". Sus ejecutivas no tienen previsto retomar los contactos para encarrilar el proceso "al menos hasta 2011", cuando haya pasado la crisis, pero las decisiones de expansión en los territorios vecinos que adopten, señalan las mismas fuentes, no van a dificultar la operación.

"Las escaramuzas por dos oficinas no son un problema para la integración"

La Vital no va a responder a la Kutxa con aperturas en Guipúzcoa

En contraste con la actitud de Caja Navarra, que, sabiéndose fuera de la fusión, entró con fuerza en Euskadi a la primera señal de que el Tribunal de la Competencia podía multarles, las vascas han esperado hasta ver atascada la fusión para iniciar sus recatadas maniobras de crecimiento en territorio vecino. Tan limitadas que da la impresión de ser "un pique" que una decisión económica y operativa seria de competir por los clientes del otro. El resultado es desmentir aparentemente el acuerdo de no agresión que Competencia sancionó en 2007 con una multa de 24 millones de euros a las tres cajas vascas y la navarra CAN. El recurso contra el fallo está pendiente de resolución.

Sin embargo, ni la modesta dimensión del despliegue de Kutxa y BBK, ni las zonas elegidas para hacerlo suponen obstáculos para una futura integración. Tampoco los ve el Gobierno vasco, que no tiene el asunto entre sus prioridades pero que tampoco va a dejar pasar la ocasión de liderarlo cuando la crisis y las circunstancias políticas abran una ventana de oportunidad. El propio PP está flexibilizando su postura sobre el asunto.

En 2005 y en 2008 lo que falló fue la política. El primer intento, que comenzó con la firma de los presidentes de las tres entidades del acuerdo empresarial de fusión, encalló debido a la oposición del PP y al temor de los socialistas alaveses de que el acuerdo tuviese consecuencias electorales en la provincia. Todo ello a pesar de que el PSE tenía en 2005, con apoyo de los populares, la presidencia de la Vital. El socialista Gregorio Rojo sigue en la actualidad, aunque con apoyo del PNV. En 2008, el PNV optó por no esperar más a que la situación cambiara en Álava y dio un salto al vacío al intentar una fusión a dos entre BBK y la Kutxa, a pesar de no tener asegurada una mayoría suficiente en la asamblea de la entidad guipuzcoana. La operación, en la que se involucró a fondo, el presidente del GBB, Joseba Egibar, terminó en fiasco.

Fuentes de las cajas apuntan en la misma línea: "Este es el momento en el que el PSE, que gobierna Euskadi con el apoyo del PP, tiene en su mano alumbrar la modificación de la Ley de Cajas como primer paso para reiniciar el proceso". En ese contexto, en el que lo que está en juego es la representación de cada territorio en los órganos de decisión y el control y territorialización de la obra social, "las escaramuzas por una o dos oficinas no suponen problema alguno", añaden. De hecho, apuntan que si el solapamiento de oficinas fuera un problema, jamás se habrían fusionado las antiguas cajas municipales y provinciales que dieron origen a las actuales. "Entonces sí que había competencia, pero en este momento...".

Las tres cajas coinciden en que, con unos movimientos tan poco agresivos, "no se crean duplicidades graves". Además, BBK y Kutxa sitúan estas nuevas sucursales en localidades secundarias y no en las capitales del territorio vecino. Tras anunciar la caja vizcaína que se instalaría antes de fin de año en Zarautz y Eibar, la guipuzcoana pisó el acelerador abriendo su oficina en Durango, que en breve será reforzada con otra sucursal en Ermua, así como en las localidades alavesas de Amurrio y Llodio.

"Frente a todo lo que ha pasado, lo de ahora es como un juego", indican desde la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA). La dirección de la Vital, por su parte, sigue con relajo el desarrollo de la "batallita" desde su emblemático edificio en las orillas del humedal de Salburua. "Nos va muy bien con la sucursal que instalamos en Pamplona y no tenemos ninguna intención de abrir ni en Vizcaya ni en Guipúzcoa", indica un portavoz.