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Reportaje:

La línea de playa llega al colapso

- Municipios del litoral llegan a multiplicar por 10 su población en verano - La masificación afecta a los servicios públicos, pero beneficia la economía local

Ni un palmo entre sombrillas. Atascos, colas, precios, aparcar. "Deberíamos haber hecho la maleta anoche", dice un sevillano inquieto mientras espera el autobús a Chipiona (Cádiz). Sale en cinco minutos y quedan 15 de cola para comprar los billetes. El próximo sale en dos horas. Perder segundos de vacaciones es un disgusto. Cuando llegue a su destino, no le hará falta aparcar, pero el que haya decidido ir en coche, a lo mejor tarda incluso horas en llegar y encontrar cuatros metros libres. No sólo en Chipiona, también en otros municipios andaluces que multiplican su población en verano atraídos por la playa, el sol, el olor a mar y a pescaíto frito. Llegan las ansiadas vacaciones.

Los comerciantes de Zahara se han manifestado para pedir aparcamiento
"La leche en polvo vale 23 euros en Sevilla y 27 en Matalascañas"

Chipiona pasa de 18.500 habitantes en invierno a 200.000 en verano. "Dicen que tenemos el ránking nacional de cambio poblacional, y eso supone una complejidad extrema de organización", dice el alcalde, Manuel García (PSOE). "Pero queremos ofrecer el mejor servicio. Tenemos refuerzos sanitarios y ampliación de horario en el ambulatorio, 43 efectivos más de la Guardia Civil y habilitamos aparcamientos".

Por las calles y sobre la arena se escuchan las eses de los madrileños y un acento más sevillano que de Cádiz. También en las tiendas. El turismo es bienvenido. Los chipioneros aprovechan para trabajar. "No voy a la playa, no me puedo perder estos tres meses de ventas, lo son todo", cuenta una tendera del lugar entre biquinis, cremas y colgantes. "En invierno sólo vendo ropa".

Los empresarios de Zahara de los Atunes (Cádiz) no están tan contentos. Se han manifestado por la falta de aparcamiento. "Además multan muchísimo y los clientes no vuelven", dice Gaspar Castro, presidente de la asociación de comerciantes Acoza.

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Su población censada es de 1.500 habitantes y en verano alcanza los 30.000. María Luisa Ruiz, alcaldesa pedánea, explica que no se puede aparcar en el centro histórico. "Pero intentamos solucionar el problema. Ahora esperamos que nos den la Q de Calidad", asegura. En Conil (Cádiz), buscan la excelencia. La basura se gestiona desde lo público y se recoge de forma selectiva para reciclar. Los datos de los residuos ayudan a calcular la población.

Toneladas de basura genera Matalascañas (Huelva). Tiene 1.500 habitantes en invierno. "Algunos días de verano llegamos a los 100.000", explica el concejal de Turismo, Domingo Nuñez. Para acoger a tantos turistas, los responsables de Salud, Policía e infraestructura confiesan tenerlo difícil. "Hemos pedido dinero a la Junta porque no podemos con todo", reconoce Nuñez. "El día 22 firmamos el primer convenio de ayuda económica por ser municipio turístico", añade.

Una auxiliar de farmacia destaca como aumenta la contratación. "En vez de dos, ahora somos siete y la cola llega hasta allí", cuenta señalando una cabina que está a diez metros. La camarera Caridad Ortiz trabaja de junio a septiembre en una sala rociera. "Ayer hicimos una caja de 6.000 euros. Casi nada". En el Hotel Flamero, con las toallas secándose en los balcones, están ocupadas las 315 habitaciones.

"En Sevilla vale la leche en polvo 23 euros, y aquí cuatro euros más", se queja un cliente. En un supermercado, con olor a after-sun, chanclas y flotadores colgados, una chica explica que trabaja, "sin un minuto de descanso", hasta las diez de la noche. Durante el resto del año, no saben si hay gente o no porque se van. "En invierno cierran muchos negocios. Estamos solitos", dice una anciana cogida de su marido.

El desembarco de miles de turistas -de España, Inglaterra y Alemania- al litoral onubense también afecta a La Antilla. El ayuntamiento despliega la operación verano: 20 duchas en diferentes puntos de la playa, fuentes, servicios higiénicos, taquillas, pasarelas, contenedores...

De Almería destacan Roquetas de Mar y Níjar; que se dispara de 27.000 a 55.000. Para el alcalde nijareño, Antonio Jesús Rodríguez (PP), la multiplicación de la población le crea problemas. La factura de la basura pasa de los 1,2 millones de euros en gastos de recogida y reciclaje a los 2,5 millones. Casi a ser el doble sólo por los tres meses de verano. "Además, en Níjar, con una gran superficie protegida como Parque Natural, la cosa se agrava más. Tenemos playas totalmente vírgenes que hay que mantener".

En la provincia de Granada, Almuñécar es la localidad en que más aumentan los habitantes, muchos de ellos de Jaén. La mayoría eligen los apartamentos como principal modo de alojamiento, más este año debido a la crisis. Llegar hasta las playas supone los mayores problemas porque no se ha finalizado la A-7. Pero el principal núcleo costero de Granada es el motrileño, que duplica su población.

En Málaga, el panorama es distinto. La Costa del Sol no se vacía. El Instituto de Estadística de Andalucía (IEA) estima que la cuarta parte de los habitantes de la provincia de Málaga en 2008 vivía en sólo cinco localidades: Marbella, Benalmádena, Estepona, Fuengirola y Mijas. En Marbella se alcanzan picos de 450.000, pero la provincia de Málaga recibe turistas desde los años setenta, lo que ha creado, con el tiempo, un tejido de infraestructuras que le permite responder a la demanda.

El sevillano no perdió el autobús, el chófer espero a llenar el tercero de la mañana. Sólo salió minutos más tarde. "Menos mal. ¡Ahora a disfrutar lo que podamos!", exclama ilusionado.

Pablo Ferri

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