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Alerta sanitaria

El pronóstico de 2003 se ha cumplido en 2009

Un artículo en 'Science' alertó del riesgo de cóctel vírico

Hay expertos en virus de la gripe a los que la emergencia de la nueva variante de esta enfermedad en América del Norte no ha tomado por sorpresa. Ya en 2003, alertaron, a través de la revista Science, del riesgo de que la coctelera de virus que es el cerdo diera lugar a un nuevo patógeno que podría volver a los humanos, en forma más o menos grave. "Parece que después de años de estabilidad, el virus de la gripe del cerdo de América del Norte ha entrado en una fase de rápida evolución que todos los años produce nuevas variantes", escribía ese año Bernice Wuetrich, recogiendo los testimonios de los virólogos. Éstos achacaban, al menos en parte, la rápida evolución de los microorganismos a los cambios en la manera de criar los cerdos en Estados Unidos, vecino de México, incluyendo en éstos la práctica de vacunar a las hembras contra la gripe porcina.

Las granjas con más de 500 puercos pasaron del 18% en 1993 al 53% en 2002
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La evolución "aumenta la probabilidad de que emerja un nuevo virus que sea transmisible entre humanos", aseguraba Richard Webby, del Hospital St. Jude?s Children de Memphis.

"Estábamos acostumbrados a pensar que la única fuente importante de cambio genético en la gripe porcina estaba en el sureste asiático", comentaba el virólogo molecular Christopher Olsen, de la Universidad de Wisconsin. Ahora "debemos buscar en nuestro propio patio trasero dónde va a aparecer la próxima pandemia".

"En la población de cerdos tenemos ahora un virus adaptado a los mamíferos que es extremadamente promiscuo", decía Webby, refiriéndose a la proclividad del virus a intercambiar genes con otros virus humanos y aviares. Ya en 2003, el recién llegado, que iba ganando territorio, era un híbrido extraño en el que las proteínas de cubierta derivaban del virus clásico de la gripe porcina pero más de la mitad de sus genes del interior habían sido tomados enteros de los virus humanos y aviares.

Los cambios habían comenzado en 1998, con la transmisión del virus H3N2 de humanos a cerdos. En 2000 ya se identificó un nuevo subtipo, el H1N2, combinación del virus clásico de la gripe porcina con el H3N2. La acumulación de mutaciones, alertaban en 2003 los virólogos, podría hacer que el nuevo virus dejara de ser reconocido por el sistema inmune de los cerdos y de los seres humanos.

Al darse cuenta de la rápida mutación del virus dominante, los investigadores empezaron a estudiar los factores medioambientales que podrían haber influido en ella, y encontraron dos: el tamaño de las explotaciones y la vacunación. El porcentaje de granjas con más de 500 animales aumentó del 18% en 1993 al 53% en 2002, aseguraba en 2003 el experto en estadística agrícola Rodger Ott. "En un grupo de 500 animales, si emerge un nuevo virus, tendrá más oportunidades de replicarse y de extenderse que en un grupo de 100 cerdos en una granja pequeña ", señalaba el patólogo veterinario Kurt Rossow de la Universidad de Minnesota. Claro que las explotaciones más pequeñas y al aire libre están más expuestas a los virus procedentes de las aves que los sobrevuelan, a través de sus excrementos.

Otro cambio clave identificado fue la introducción de las vacunas a gran escala en los últimos siete u ocho años hasta 2003. La vacunación puede actuar seleccionando nuevos virus mutantes, aunque sus beneficios netos sean obvios y también contribuya a que exista menos carga viral en los animales. El caso es que, aunque hasta ahora no se haya podido demostrar el origen de la enfermedad, los expertos que alertaron del riesgo en 2003 parece que tenían razón.

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