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Cambio en la Casa Blanca | Fiesta en Grant Park

El presidente organiza ya su Gabinete

Obama mantendrá un perfil bajo y disfrutará de unos días de vida 'normal'

Yolanda Monge

Su sonrisa electrizante de mil vatios nunca brilló tanto. Aportó el calor que le faltaba a la noche fría de Chicago. Recordó que el sueño que imaginó Martin Luther King era posible. Ahí estaba. El muchacho esmirriado, de orejas grandes y nombre raro. Ahí estaba Barack Hussein Obama, convertido en presidente de Estados Unidos. Aquí está hoy. Despertándose en su hogar tras 22 meses de vivir en la carretera. Tratando de sumar dos y dos tras la caída del telón.

Dicen desde su campaña que el recién elegido mandatario mantendrá un perfil bajo lo que queda de semana. Que ofrecerá una rueda de prensa hoy jueves. Que ya ha comenzado a organizar su futuro gabinete. Y que quizá el primer nombramiento sea el de Rahm Emanuel, un estratega con amplia experiencia en los manejos del ala oeste de la Casa Blanca, como jefe de gabinete. Emanuel -miembro de la Cámara de Representantes con aspiraciones de llegar un día a ser portavoz de la misma- se granjeó fama de duro por sus implacables tácticas mientras fue consejero de Bill Clinton. Está considerado el artífice de la victoria de los demócratas en el Congreso en 2006.

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Pero ya se dejan oír voces dentro del Partido Demócrata que han advertido a Obama contra el duro estilo -"no tomar prisioneros"- del político de 49 años, sólo dos años más que el senador por Illinois. Sin embargo, Obama está decidido a dar un empuje a su agenda legislativa dentro del Congreso en manos de los demócratas y, desde luego, nadie mejor que Emanuel conoce sus entresijos.

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"Obama quiere un poli malo para que él pueda jugar al poli bueno el 90% del tiempo", dice una fuente citada por la página web Politico. Tras la atronadora bienvenida dada por 125.000 de sus seguidores, Obama disfrutaba ayer en la ciudad donde le crecieron los dientes políticos de un día casi normal.

El presidente electo vio como sus dos hijas partían para el colegio por la mañana, un sencillo placer que prácticamente se ha perdido durante los dos últimos años y que probablemente disfrutará muy poco tiempo más. Tras la marcha de las niñas, Obama se encaminó al gimnasio.

Le quedan 10 semanas hasta el día de su toma de posesión como presidente número 44 de Estados Unidos. Y los máximos responsables de los servicios de inteligencia del país empiezan hoy a ponerle al día de la salud del espionaje norteamericano y a contarle algunas cosas que como senador tenía vedadas.

El puente ya está cruzado. ¿Significa eso que desaparecen por completo los conflictos raciales en el país? Por supuesto que no. Pero el riesgo es mucho más remoto que hace una semana, que hace un mes, que hace casi dos años, cuando todo comenzó con Obama. Su victoria es un momento de redención en la vida de una nación para la que la raza, sencilla y demasiado llanamente, se trataba como "el dilema americano". Obama se convirtió en la noche del martes en el primer demócrata desde Jimmy Carter en 1976 que ha recibido más del 50% del voto popular. Han dicho de él que tiene clase, que es glamoroso, sexy... Se le ha comparado con John F. Kennedy, Sidney Poitier o George Clooney. No existe revista que no haya llevado su imagen a la portada. No ha habido otra campaña política más fotografiada que la de 2008.

Cerebral y tranquilo, con el viento de cara y en la retina el sky line de Chicago, el hijo de un keniata y una estadounidense pasó una página en la historia americana. No resulta difícil de imaginar que en los años venideros se pensará en la política de Estados Unidos en términos de antes y después de Obama.

Como la victoria de Franklin D. Roosevelt en 1932 y la de Ronald Reagan en 1980, la de Obama marca un cambio en los usos y costumbres. Y aún así, el futuro presidente sólo se mordía ligeramente el labio para evitar emocionarse. No lo hizo. La emoción no traicionó su autocontrol y su pulso de hierro. Hubo besos, abrazos y muchos "te quiero". Con Michelle Obama y las dos hijas de ambos en el escenario de la victoria, la misiva estaba "firmada, sellada y enviada" ("Signed, seal, delivered") al mundo, como decía la canción de Stevie Wonder en cada mitin, en cada encuentro. Como se entonó y bailó en la noche del martes en el Grant Park.

Barack Obama, el presidente. Que ayer empezó a tomar decisiones. La primera de ellas: qué cachorrito regalará a Sasha y Malia. "Os quiero a las dos más de lo que podéis imaginar. Y os habéis ganado el nuevo perrito que nos acompañará... a la Casa Blanca".

Una simpatizante de Obama en el Grant Park de Chicago, después de que las cadenas de televisión dieran por ganador al demócrata.
Una simpatizante de Obama en el Grant Park de Chicago, después de que las cadenas de televisión dieran por ganador al demócrata.AFP

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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