El Atlético vuelve a ser grande
La enorme actuación de Agüero y el gol de Forlán llevan a los rojiblancos a la Liga de Campeones 11 años después
El 19 de marzo de 1997 el Atlético vivió uno de los capítulos más dolorosos de su historia. Disputaba ante el Ajax la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones. Jugó bien, de lujo a ratos. Perdió (2-3). Y lo hizo por culpa de una lentilla y un penalti fallado. La lentilla pertenecía a Aguilera. La perdió y se recorrió el campo de banda a banda, dejando libre el camino para Overmars, que fabricó uno de los goles del Ajax. Minutos después, el Atlético se encontró con el penalti de la victoria. Esnaider lo falló. Aquel día, hace 11 años y casi dos meses, el Atlético se despidió de la Copa de Europa. Hasta ayer. Se acabó la penitencia. La próxima temporada el Atlético jugará el torneo de clubes más importantes del mundo. La próxima temporada, el Atlético estará con los más grandes. Que le echen la culpa a Agüero.
ATLÉTICO 1 - DEPORTIVO 0
Atlético de Madrid: Leo Franco; Antonio López, Pablo, Eller, Pernía; Maxi (De las Cuevas, m. 89), Camacho, Raúl García, Luis García (Simao, m. 46); Agüero y Forlán (Cleber, m. 91). No utilizados: Abbiati; Seitaridis, Zé Castro y Mista.
Deportivo: Aouate; Manuel Pablo, Lopo, Pablo Amo, Coloccini, Filipe; Wilhelmsson, Sergio, De Guzmán (Riki, m. 74), Juan Rodríguez (Taborda, m. 82); y Xisco (Lafita, m. 74). No utilizados: Munúa; López, Verdú y Christian.
Goles: 1-0. M. 45. Agüero abre a Maxi, solo en la izquierda, que centra y Forlán remata con la derecha.
Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Filipe, De Guzmán y Camacho.
Unos 50.000 espectadores en el Calderón.
El empeño del Kun, quizá el mejor futbolista de la Liga, llevó al Atlético al cielo
Por una vez en la vida al equipo le ayudó la fortuna en aquel balón de Coloccini al palo
El empeño del Kun, probablemente el mejor futbolista de esta Liga, llevó al Atlético al cielo. Ocurrió en un partido gris, controlado por el Atlético ante un Depor que sólo se estiró al final. Se encontró el Atlético con un rival muy bien plantado, tácticamente impecable, repleto de buenas intenciones, pero al que no le iba nada en la batalla. Se notó. Le faltó valentía, con Xisco convertido en un islote en el frente de ataque, poco enemigo incluso para Pablo y Eller, muy serios ayer. El Atlético no gobernaba el partido y, sin embargo, lograba asomarse al área rival gracias al de siempre, a Agüero, que estaba en todas partes. Él fue el primero en verle el escudo a Aouate, cuando se quedó ante él después de dejar derrumbado a un defensa. Pero el portero israelí adivinó el sentido de su regate y le birló la pelota. Todo el peligro, más bien poco, que creaba el Atlético nacía en los pies del Kun, como suele ser habitual, y moría en la orilla, al borde del área, a pies de cualquiera de los tres centrales con los que Lotina ha construido al mejor equipo de la segunda vuelta.
Pero a Agüero le dio por inventar. Lo hizo en aquella combinación de tacón con Luis García que a éste debió parecerle un imposible, pues se trastabilló solo. O en el pase de espaldas que de espuela envió a Maxi, que no supo continuar el capitán. Y siguió inventando el Kun, una y otra vez, en otra actuación memorable.
Más allá de Agüero, nada pasaba en el Calderón. Lejos andaba el Atlético de desatarse, cuando a la defensa del Depor le entró un inexplicable ataque de pánico que provocó que sus cinco componentes se agruparan alrededor del área dejando un boquete en cada banda. Semejante apuesta por el suicidio no fue rechazada por Agüero, que vio a Maxi a su izquierda, le envió largo el balón y el centro del capitán lo cazó Forlán con el pie derecho, adentro.
El Atlético, a diferencia de lo ocurrido en otros lances de la temporada, supo mantener la calma. A ello le ayudó un Depor que sólo al final despertó. Se fue arriba el cuadro de Lotina, que hizo trabajar a Leo Franco. Por una vez en su historia, al Atlético se le aparecieron todos los santos en aquel disparo cercano de Coloccini que dio en el palo y se paseó por la raya. Los últimos instantes, frenéticos, mostraron al Depor al abordaje, al Atlético defendiéndose con todo (incluido un puñetazo de Leo a Riki en una salida a destiempo que mereció la máxima sanción) y a Agüero a lo suyo, la pelota cosida al pie, uno, dos, tres regates, y el disparo abajo, con Aouate luciéndose, la grada tronando. Jugará al Atlético la Champions el próximo curso, claro que sí, pero lo más probable es que allí no le valga con presentar en su nómina a uno de los mejores jugadores del mundo. Por mucho Kun que se llame.
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