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Reportaje:

Una cita con Victorina y el cine

Carles Benpar estrena 'Al final de la vida', filme que sólo se verá una vez al año

Àngels Piñol

"Te voy a dar algo bueno que contar". Y entonces, Ricardo Montalbán le da un apasionado beso a Virginia Mayo justo antes de que Gregory Peck diga a un corsario: "Piénselo dos veces antes de dar latigazos a un hombre". En la oscuridad de un pequeño despacho atestado de papeles, fotogramas y pósters, la pantalla escupe media hora de vertiginosas imágenes de Fresas Salvajes, Venus era mujer y La casa de Bambú, que te recuerdan qué grande es el cine. El director Carles Benpar (Barcelona, 1948), ganador de dos Goyas, ha incluido ese pedazo de arte en un homenaje a su madre, Victorina Para, fallecida en 1993 a los 79 años, en la película Al final de la vida, tan particular que sólo se proyectará tal día como hoy, el 26 de febrero de cada año.

La fecha no es casual. Ese mismo día de 1964 Victorina y su hijo Carlos vieron juntos El proceso, de Orson Wells. El entonces adolescente no entendió nada pero le gustó tanto -Kafka no se prodigaba en las librerías y le enviaron un ejemplar desde Argentina- que por esa película decidió dedicarse al cine. "Pues a partir de mañana, manos a la obra", le animó su madre. Desde entonces, todos los 26 de febrero, madre e hijo tenían una cita fija con la pesadilla rodada por Wells hasta que ella murió en 1993. Benpar cambió de ritual y viajó siempre ese mismo día a un lugar mítico del cine, como Bodega Bahia, donde Hitchcock rodó Los pájaros, o el castillo de San Marcos, en Florida, de Tambores Lejanos.

Pero este verano, Benpar, con un nudo en la garganta, se atrevió a mirar otra vez la cinta rodada con Victorina cuando él sabía que le quedaban meses de vida y montó Al final de la vida. La película es un emotivo homenaje a esa modista que enviudó muy pronto, y que, sin ser cinéfila ni futbolera, acompañó a su hijo en sus dos pasiones: el Barça y el cine. "Quiero que la película se vea una vez al año en una ciudad española, aunque sea en un centro cívico", dice Benpar. Hoy, en el Casablanca de la calle de Girona, tiene una nueva cita con su madre.

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