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Reportaje:Universidad

Flexibilidad para las Humanidades

El futuro de las disciplinas de 'letras' pasa por apostar por los equipos multidisciplinares e incorporar técnicas experimentales

En una sociedad que desecha lo que resulta poco productivo, las ciencias humanísticas quedan infravaloradas frente a áreas consideradas más prácticas, como la ingeniería o la biotecnología. Ante su menor visibilidad, investigadores de renombre de los 19 grupos de humanidades de la Universidad del País Vasco (UPV) abogan por practicar un cambio de cultura, apostando por trabajar en equipos multidisciplinares y emplear técnicas experimentales.

Expertos en geología o farmacia se integran en equipos de historia que trabajan en laboratorios punteros propios de las ciencias más duras. Esa tendencia a lo multidisciplinar hace que la etiqueta de humanidades pierda el sentido. "Es un corsé que nos arroja a un escalón inferior. La prehistoria, la arqueología o la geografía son básicamente experimentales", afirma Ignacio Barandiaran, profesor de Prehistoria. Hay quien, como Agustín Azkarate, catedrático en Arqueología, predice que pronto "las disciplinas clásicas se disolverán". "Más que adquirir conocimientos específicos, hay que educar en actitudes de cambio. Las fronteras se diluyen dando paso a un contexto mestizo y flexible", defiende.

"La historia interesa, pero a veces no sabemos transmitir los avances"
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"No hay ningún humano que viva sin su historia. Es nuestro aire común", argumenta Joseba Agirreazkuenaga, profesor de Historia Contemporánea. Recuerda sus aplicaciones en las relaciones sociales y en la organización socio-cultural y política. Pero hay un ejemplo especialmente evidente de humanidades aplicadas: las ciencias del patrimonio. "Están relacionadas con temas de rabiosa actualidad como la sostenibilidad, la conservación de las ciudades históricas, el turismo y el ocio", sostiene Azkarate, especializado en ese área. Difundir esa información evitaría que jóvenes con vocación humanística se decanten por otras carreras por considerar que tienen más salidas profesionales.

Los investigadores de humanidades pueden contribuir a clarificar otros asuntos de máximo interés como el cambio climático, opina Barandiaran. "Los prehistoriadotes hemos trabajado sobre anteriores cambios climáticos. Aportamos la perspectiva necesaria".

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En la sociedad del espectáculo, sólo los hallazgos sorprendentes como la invisibilidad, la vida en otros planetas o el último robot inteligente logran hacerse un hueco en los medios de comunicación. Las humanidades no suelen ofrecer contenidos impactantes, lo que les resta visibilidad. "La historia apasiona, pero a veces no sabemos transmitir los avances", señala Ramón Díaz de Durana, historiador medieval. "Somos malos vendedores", opina Barandiaran.

Además de las citadas causas sociales, las humanidades tienen que enfrentarse a las reglas de la investigación universitaria, diseñadas a medida de las ciencias experimentales. El de Barandiaran es uno de los tres únicos grupos del área que se han colocado en el grupo A (más de 70 puntos sobre 100) en las últimas evaluaciones realizadas por el Gobierno vasco para conceder financiación a los equipos consolidados. Los evaluadores utilizan los mismos criterios (número de artículos, patentes, internacionalización...) para valorar todas las áreas del conocimiento, y un estudio del País Vasco medieval difícilmente puede tener la misma acogida en revistas internacionales de impacto que una fórmula contra la metástasis, admite Díaz de Durana. "Medir a todas con la misma escala genera distorsiones", concluye Azkarate.

Pero temen que ser evaluados con otros criterios desprestigie más aún a las humanidades. "Habrá que adaptar cosas, pero quiero que me evalúen con criterios homologables, sin grandes distinciones", subraya el historiador medieval. Barandiaran llama a tener en cuenta valores intangibles como el prestigio, y no sólo la productividad.

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