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Cada vez más sordos

La vejez, los traumas, el exceso de ruido y algunos fármacos aumentan la sordera

Los mabaans, un grupo étnico de Sudán (África), tienen la menor tasa de sordera de todo el mundo. Habitan en una zona cercana al desierto en la que apenas se oyen ruidos y hablan muy bajo, al contrario de lo que ocurre en sociedades industrializadas, donde la contaminación acústica es elevada. Se calcula que en 2020 el 10% de la población española tendrá presbiacusia, pérdida de audición por degeneración celular ligada al envejecimiento, a lo que habrá que añadir las producidas por otras causas, entre ellas la exposición al exceso de ruido. Estudios recientes apuntan que si se aplicaran tratamientos preventivos, se retrasarían los síntomas entre 10 y 15 años.

Las terapias que se investigan pueden retrasar 10 años la pérdida auditiva
"Muchos tendrán a los 50 años la audición que ahora se tiene a los 80"

Aparte de la sordera de origen genético, el envejecimiento es una de las principales causas de pérdida auditiva. Pero, en la sociedad del ruido y la velocidad, cada vez hay más sorderas traumáticas, por un accidente o por exceso de ruido. "El trauma por ruido afecta a las células receptoras sensoriales, lo que reduce la comunicación de las neuronas sobre todo en la zona del trauma. Unos 20 o 30 días después del daño aparece la pérdida de células ciliadas, y un mes más tarde, tanto estas células como las neuronas ganglionares, localizadas en el oído interno, mueren y se pierden para siempre", explica Rémy Pujol, profesor emérito de la Universidad de Montpellier (Francia), que recientemente ha participado en Madrid en un congreso de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología Cervico-Facial.

Pero también hay sorderas por problemas vasculares y efectos adversos de algunos fármacos, como antibióticos y diuréticos. El primer síntoma de la pérdida auditiva aparece como un problema de discriminación de sonidos, que aumenta progresivamente hasta llegar a la sordera profunda. Hasta ahora esta discapacidad se ha solucionado con audífonos o implantes cocleares, pero las últimas líneas de investigación apuntan nuevas vías basadas en la protección, la neuroplasticidad y la regeneración celular.

Los traumas acústicos se tratan hoy con fármacos orales o inyectados, pero hay que administrar altas dosis para que lleguen al oído y producen efectos secundarios. Los últimos estudios experimentales han demostrado que la terapia local, aplicada directamente en el oído, puede frenar la pérdida de audición. Uno de los trabajos más recientes, publicado este año en la revista Pharmacology, indica que la terapia transtimpánica logra una protección de casi el 100% si se aplica justo después del trauma; del 50% si se administra a las seis horas, y del 25% si se da a las 12 horas. El tratamiento también pueden eliminar los pitidos que aparecen después del trauma. "Hoy disponemos de moléculas capaces de frenar la apoptosis o muerte celular programada. El procedimiento más indicado es la punción directa del fármaco en la zona del oído medio que conecta con el oído interno. También son eficaces los geles de liberación lenta del fármaco. Si se aplicaran estas terapias locales cuando el paciente empieza a perder audición, los síntomas se retrasarían entre 10 y 15 años, pero de momento no tenemos ensayos clínicos porque las autoridades sanitarias no disponen de la información más eficaz y la industria no quiere invertir en fármacos de enfermedades menos frecuentes", afirma Pujol, uno de los líderes mundiales en investigación auditiva y sobre el daño sensorial y neuronal de la coclea.

Pujol insiste en que si no se protege la audición con medidas como cascos, ambientes más silenciosos o terapias farmacológicas, la presbiacusia, que ahora empieza a manifestarse a los 65 años, aparecerá a los 35, y el daño que hoy se tiene a los 80 se sufrirá a los 50.

Hasta ahora no se ha tenido muy en cuenta la ototoxicidad que producen los medicamentos, pero la situación está cambiando y ahora se plantea encontrar fármacos que tengan la misma eficacia sin toxicidad. Entre los fármacos más estudiados que producen sordera destacan los aminoglucósidos, antibióticos para tratar las infecciones gastrointestinales, renales o resistentes, y el cisplastino, para el cáncer.

Edwin Rubel, catedrático de Fisiología, Biofísica y Psicología de la Universidad de Washington, Seattle (EE UU), trabaja en este nuevo campo. "Cuando se desarrolla un fármaco tiene que aprobar muchas pruebas de seguridad, pero hasta ahora ninguna que evalúe el daño del oído. Recientemente hemos descubierto que muchos de los medicamentos que se utilizan en ancianos para el colesterol o la hipertensión causan sordera", avanza Rubel, que ha diseñado una prueba específica de seguridad auditiva. Esta valoración y la primera lista de fármacos que producen lesión auditiva se publicarán a principios de 2008.

Las páginas de Salud no se publicarán los dos próximos martes, 25 de diciembre y 1 de enero. Se reanudará su publicación el 8 de enero.

Fiesta de Nochevieja en una discoteca de Madrid.
Fiesta de Nochevieja en una discoteca de Madrid.

La regeneración celular es posible

El equipo dirigido por Pablo Gil-Loyzaga en la Universidad Complutense de Madrid, investiga la posibilidad de regenerar el nervio del oído interno aprovechando la neuroplasticidad, es decir, la capacidad que tiene el sistema nervioso para generar nuevos circuitos neuronales. "Cada neurona auditiva tiene en su superficie una serie de contactos que proceden del oído externo, y cuando se dañan esos lugares se quedan vacíos y son ocupados por proyecciones nuevas que vienen tanto de las neuronas vecinas como de las distantes, las situadas en el otro oído", apunta Gil-Loyzaga, catedrático de Neurobiología de la Audición de la Facultad de Medicina de la Complutense.

Su laboratorio también ha investigado qué ocurre cuando una neurona embrionaria no se activa. Y ha observado in vitro que cuando las neuronas son tratadas con neurotransmisores se producen múltiples contactos entre ellas. "Esto quiere decir que, mientras en su estado adulto son capaces de mandar mensajes, en el embrionario es cuando construyen los circuitos que enviarán los mensajes en el futuro. Para ello, utilizan siempre la misma molécula", explica Gil-Loyzaga.

Otro campo de investigación muy prometedor es la regeneración celular. Tras comprobar que todos los animales, a excepción de los mamíferos, son capaces de regenerar sus células ciliadas (las que traducen las ondas sonoras en impulsos nerviosos) de forma espontánea después de un trauma, los investigadores comenzaron a trabajar en la posible regeneración celular con factores de crecimiento y células madre.

Brigitte Malgrange, de la Universidad de Lieja, en Bélgica, trabaja en la identificación de estas células. Por su parte, Allen Ryan, catedrático y director de investigación del departamento de Otorrinolaringología y Cirugía Cervico-facial de la Universidad de California en San Diego (EE UU), investiga en la identificación de sustancias que permitan implantar células madre en el oído y en las técnicas de diferenciación que permitan que una célula embrionaria se convierta en una célula adulta auditiva.

"Hemos tratado de diferenciar las células madre embrionarias en tres tipos de células del oído y hemos logrado modificarlas de manera que se sitúen en el lugar adecuado y formen parte del tejido que reparar. Y hemos comprobado que si implantamos epitelio vestibular muy embrionario en epitelios previamente dañados, las células implantadas se reconvierten en células sensoriales e incluso llegan a formar cilios", explicó Ryan en el congreso de Madrid. Estos experimentos demuestran que regeneración auditiva con células madre es posible, pero los investigadores se muestran cautos: "sabemos que se utilizarán como terapia, pero no sabemos cuándo; quizá dentro de dos o tres décadas", concluye Rubel.

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