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Entrevista:Alexandr Lukashenko | ENTREVISTA | PRESIDENTE DE BIELORRUSIA

"Sufrir la misma presión de EE UU nos acerca a Venezuela e Irán"

Pilar Bonet

El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, de 53 años, es tildado de último "dictador" de Europa en Occidente, pero es popular en su país, al margen de las manipulaciones de comicios y referéndums —denunciadas por la OSCE— que lo mantienen en el poder, adonde llegó triunfalmente en 1994 como luchador contra la corrupción.

El modelo de Lukashenko, basado en garantías sociales mínimas a los grupos más débiles y apoyo al campo, peligra desde que Rusia decidió cobrarle más por los combustibles. La gran carta de Lukashenko es la posición estratégica de su país en Centroeuropa, y el presidente la juega ante Rusia, interesada en mantener su presencia militar aquí. Occidente le sanciona y le exige que libere a los presos políticos y restaure las libertades cívicas. Con astucia campesina y retórica nacionalista, Lukashenko se resiste. Los principales periódicos de oposición, como Naródnaya Volia, otrora de gran tirada, se imprimen hoy en el extranjero. Lukashenko, que se formó como maestro de Historia, es más sensible a los méritos de Stalin que a su represión, que, en este país que hoy no llega a los 10 millones de habitantes, afectó a 600.000 personas, de las cuales fueron fusiladas un mínimo de 25.000.

"Los rusos comprenden muy bien que perder Bielorrusia supone tener al adversario a las puertas de Moscú"
"Los europeos querían resultados discretos. Me votó el 95%, pero hice lo que pude y obtuve el 82,6%. Menos no pude"

Pregunta. Bielorrusia mantiene intensos contactos con Venezuela e Irán. ¿Qué intereses comunes tiene con esos países?

Respuesta. No es correcto vincularnos sólo a Venezuela e Irán y clasificarnos como un grupo de Estados parias, porque tenemos buenas relaciones con muchos otros países, pero al margen del cliché propagandístico, tal vez el sufrir la misma presión por parte de los fuertes del mundo, y sobre todo de EEUU, nos acerca. Hugo Chávez nos visitó y mostró mucho interés por los productos bielorrusos, porque son de buena calidad europea y bastante más baratos, incluso a esta distancia. Les ayudaremos lo que podamos, porque ellos nos ayudan a nosotros, que tenemos problemas con los recursos energéticos. Mi buen amigo Chávez ha dicho que podemos extraer petróleo. Si nos ponemos de acuerdo, inauguraremos un yacimiento y obtendremos la primera tonelada de petróleo bielorruso en tierra venezolana durante mi visita en diciembre. También en Irán creamos una empresa para explotar un yacimiento petrolífero.

P. Chávez se sitúa en una tradición anticolonial. ¿Ve algún paralelismo entre él, en Iberoamérica, y usted, en Europa?

R. Hay paralelos. Chávez es un partidario apasionado de la independencia de su país. Yo también. En algunas cosas, me es más difícil que a Hugo. En otras, a él. Por suerte tiene recursos con los que ganar dinero y, sobre esta base, trata de crear un Estado industrial . En ese aspecto, es muy listo y hace muy bien.

En cuanto al anticolonialismo, no tengo necesidad de actuar así, pero él debe, porque ¿acaso no es colonialismo que algunas compañías occidentales, entre ellas las norteamericanas, extrajeran petróleo y que Venezuela apenas obtuviera nada?

En cuanto a nuestras tradiciones, yo no desmonté nuestra economía ni la industria militar y no me puse a fabricar cacerolas como resultado de la conversión de la industria de defensa. Mantuve las tradiciones económicas existentes en la URSS y conservé las empresas. También he conservado tradiciones en la conciencia social. Nos critican por ejercer un poder fuerte, pero esa es una tradición de los pueblos eslavos, de Rusia, de Bielorrusia y, en parte, de Ucrania, que se ha apartado de ella y se ha lanzado hacia el modelo occidental, por lo cual experimenta dificultades. Los cambios bruscos llevarían al caos. También Putin volvió a las tradiciones tras la época de Yeltsin.

El poder no debe estar anquilosado y debe modernizarse e ir al compás de la vida, del pueblo y de los procesos en el mundo. De una u otra forma, tenemos en cuenta las realidades de Occidente, de EEUU, y hay cosas que debemos aprender de ellos. No estamos anquilosados. Hay que modernizar, pero lo hacemos muy tranquilamente, a veces más lentamente de lo que Occidente quiere, pero ése es su problema. No nos metan prisa. Apresurarnos o darnos un ultimátum no tiene sentido.

P. ¿Qué consecuencias ha tenido la subida de los precios de los hidrocarburos por parte de Rusia?

R. Teníamos acuerdos por los cuales comprábamos gas a precios de mercado interno ruso y le vendíamos nuestra producción a precio de mercado interno bielorruso.

Las posibilidades de comprar recursos energéticos en Rusia a precios inferiores a los del mercado internacional, las compensábamos en primer lugar con nuestra posición estratégica, en la que estaban muy interesados los rusos, y con nuestro ejército e industria de defensa. Rusia no tiene quien la defienda en Occidente y nuestro ejército cumple la función de escudo en caso necesario, porque hemos creado un grupo común de Fuerzas Armadas. Por eso llegamos a un acuerdo con Yeltsin y lo ratificamos con Putin y había un equilibrio. No pedíamos precios de favor, sino que queríamos las mismas condiciones para todas las empresas, como en la UE donde los Estados ricos, incluida España, tienen que ayudar a los que han ingresado. El aumento de los precios de la energía rusa cuesta a Bielorrusia 2.500 millones de dólares suplementarios.

P. El presidente Putin dijo que Rusia subvencionaba la economía de Bielorrusia.

R. Esto se lo dijo al pueblo ruso, que le exigía explicaciones sobre los motivos por los que ahogaba a Bielorrusia, el único aliado que le queda y que cumple sagradamente sus obligaciones. Putin tuvo que reaccionar, pero o bien no estaba fuerte en aritmética, o le informaron mal, o tenía otro método de contabilidad. El resultado es que nos vimos obligados a buscar 2.500 millones de dólares para pagaR. Y pagamos. Los beneficios de Gazprom aquí son superiores a los de Alemania, considerando la distancia.

En 2008 incrementaremos el precio de nuestros productos en 2.500 millones para devolver la rentabilidad de antes. El fin quizá es obtener propiedades en Bielorrusia u obligarla a ser más dócil. La economía es más simple: si compramos más caros los componentes, debemos vender más cara nuestra producción.

P. Ustedes quieren depender lo menos posible de un solo suministrador de energía y Rusia, lo mismo de los países de tránsito. De ahí que proyecte un gaseoducto por el Báltico y un oleoducto que lleve el crudo ruso al puerto ruso de Primorsk, sin pasar por Bielorrusia. ¿Cuál es el atractivo del tránsito por su país?

R. El transporte al margen de Bielorrusia es mucho más caro. [A los rusos] les sobra ambición y dinero. Si el dinero fuera privado y lo contaran, no lo gastarían así. ¿Para qué tender un gaseoducto por el fondo del Báltico, si aquí hay ya la infraestructura mediante el gaseoducto Yamal-Europa y sólo hay que poner una segunda rama?

¿Acaso no podían haber calculado antes de empezar [ese gaseoducto] ? Yo les advertí de que eso es una chapucería. Advertí que en el Báltico hay naufragios de la primera guerra mundial y a ese barril de pólvora se le ha sumado la oposición de los Estados. No hay que empecinarse. Que vengan, que trabajen a través de Bielorrusia, pero que nos respeten.

P. ¿Ha intentado unir sus intereses con otros países de tránsito como Polonia, Ucrania y los países del Báltico?

R. No excluyo que pudiéramos unirnos y elaborar una estrategia común. La vida puede obligarnos a confrontar este problema, pero no quiero hacer esto en contra de Rusia. Porque Rusia es mi Rusia, sea la que sea. No voy a tomar una posición antirrusa, aunque algunos medios tratan de atribuírmela. Actuaré para que le vaya mejor a mi pueblo sin perjudicar lo intereses de Rusia.

P. Existe la posibilidad de instalar nuevos misiles Iskander en Bielorrusia, ¿contra quién?

R. Contra nadie. No son armas estratégicas. Son sistemas de defensa más potentes que mejoran el equipamiento del grupo militar rusobielorruso. Nos preocupa que aquí cerca, en Polonia y en la República Checa se instale el sistema antimisiles norteamericano, pero Iskander no es una respuesta [a eso]. Rusia ha anunciado que abandona el CFE, nosotros no. Los Iskander, cuando se instalen, si se instalan, no violarán ni éste ni otros acuerdos. En época de la URSS nosotros no fabricábamos ni tanques ni cañones, pero teníamos los cerebros que producían aquí la electrónica, la matemática militar y espacial. No entiendo por qué se preocupan por la instalación de los Iskander y no se preocuparon antes cuando enseñamos a los aviones Mig-29 y SU-27 a ser no sólo cazas, sino también aviones de asalto. Hoy el Su-27 puede atacar cualquier blanco a 1.000 kilómetros de nuestra frontera. Nosotros modernizamos ese avión, le enseñamos a portar armas y a funcionar como un avión de asalto y nadie lo notó.

P. ¿Se incrementa el valor estratégico de Bielorrusia debido a la instalación de misiles en Polonia y un radar en la República Checa?

R. Bielorrusia es un valor por sí misma. Está en el centro de Europa en un campo de operaciones estratégico muy ventajoso. Los rusos comprenden muy bien que perder Bielorrusia supone tener al adversario a las puertas de Moscú. Para Rusia, éste es un cinturón de defensa. Europa también comprende que la política de Bielorrusia puede beneficiar o perjudicar a la UE, porque éste es el corazón y centro geográfico de Europa. En nuestra relación con Rusia se integran el tránsito, la aduana, y lo militar

R. Lo militar es lo más importante.

P. La UE ha declarado su disposición a colaborar con Bielorrusia, si da pasos hacia la democratización, como la liberación de los presos políticos. ¿Sigue calificando de "ridículas" estas exigencias?

R. Son muy ridículas. El Estado asegura a los bielorrusos más derechos humanos que España incluso. Nos acusan de sofocar a los medios de información. Los diarios de oposición no tienen las tiradas de los principales periódicos. ¿Acaso puede competir una octavilla de la oposición con Soviétskaya Belorrusia, líder desde los tiempos soviéticos? La prensa de oposición existe, incluso si se imprimen en el extranjero, en Rusia o en el Báltico, pero la gente no la compra, no se suscribe.

P. Porque es imposible suscribirse.

R. Casi todos los periódicos de oposición pueden comprarse en los kioskos, incluido el de la Administración presidencial. Mi secretario se los traerá. En los kioskos, si los quieren vender, que firmen contrato, que paguen.

P. En los kioskos no los venden.

R El sistema de distribución de suscripciones es un tema económico. Que se pongan de acuerdo. Por eso hay que pagar, ya le dan ustedes a la oposición bastantes becas y ayudas de millones de dólares, y ellos no trabajan, van en coches de lujo y viven en elegantes palacios. Aquí tenemos tanta democracia como en Alemania y Francia. Por suerte no hemos tenido que emplear nunca ni gases lacrimógenos ni siquiera chorros de agua, lo que para ustedes es la norma, y ¿dónde están los derechos humanos? Ustedes filman todo esto y lo enseñan, y dicen que aquí hay una dictadura y presos políticos.

P. Pero uno de los candidatos que compitió con usted por la presidencia en 2006 está encarcelado.

R. No me importa quién sea, para mí es un ciudadano y para el juez también; y todos los ciudadanos, incluido el presidente y tanto más un candidato a la presidencia, tienen que observar la ley. Pero si un individuo organiza una banda y va a asaltar una cárcel…

P. Hablamos de Alexandr Kozulin, ex rector de la Universidad Estatal de Bielorrusia.

R. Me da igual Kozulin o Petrov.

P. Quiero hablar de Kozulin, porque su destino preocupa en Occidente.

R. El juez tomó su decisión. Está en la cárcel por determinados delitos. No tenemos delitos políticos [en el código penal].

P. Incluso sin delitos políticos se puede utilizar el sistema penal normal con criterios políticos.

R. ¿Quiere examinar los materiales del proceso?

P. ¿Pero no es muy duro que un candidato a la presidencia sea condenado a cinco años y medio por participar en una manifestación?

R. Cinco años y medio es un plazo inferior a la media. Tenemos cadena perpetua y pena de muerte. ¿Qué son cinco años y medio? El juez tomó la decisión. Es una rama independiente del podeR. Respeto su decisión. Lo único que puedo hacer es indultarlo.

P. ¿Y lo indultará?

R. Si el condenado lo pide, examinaré su petición y luego diré si lo indulto. Si no hubiera sido candidato a la presidencia, no hubiera recibido cinco años y medio, sino 10 ó 12 por haber hecho estallar un explosivo en nuestras calles. Pero por ser ex candidato le impusieron una pena leve. Por eso no vale la pena acusarme a mí de que un ex político esté en la cárcel. El tribunal tomó la decisión con criterios benignos.

P. ¿Qué le impide a usted iniciar la abolición de la pena de muerte en su país y acercarse así a Europa?

R. Hicimos un referéndum [en 1996] y la gente [80,44%] se manifestó en contra de abolirla.

P. ¿Y si le planteo la pregunta en el plano moral?

R. Es pronto para abolir la pena de muerte en nuestro país. Todas las vidas son un valoR. Son las decisiones más horribles del presidente. Como en otros países, las penas capitales son remitidas al presidente, que puede indultar o no. Para mí estas son las decisiones más difíciles, pero si antes eran unas 50 o 30, y en época soviética los condenados seguramente eran aún más, ahora son casos aislados, menos de una decena; apenas tenemos condenados a muerte, porque además introdujimos la cadena perpetua. Solo [se impone la pena capital] si el crimen está del todo probado y el criminal, orgulloso de él.

P. Bielorrusia y Rusia decidieron construir un Estado conjunto, aunque ya no se entiende si van a construirlo o no.

R. Para nosotros está claro, para Rusia no lo está. Todo depende de Rusia. Moscú, al incrementar los precios (de la energía), violó el principio de la igualdad de derechos. Rusia consideró que ella es grande y Bielorrusia, pequeña y se llegó a decir que Bielorrusia debía integrarse en Rusia, pero eso no está en el acuerdo y no lo prometimos ni podemos hacerlo. Si renunciamos a parte de nuestra soberanía en economía o política exterior, será solo en condiciones de igualdad, transfiriendo esa soberanía a órganos supranacionales.

P. ¿Qué espera del cambio de poder en Rusia?

R. Nada. Tenemos muy buenas relaciones con Putin, pese a nuestras discusiones. Sea quien sea el que venga, será prorruso y tendrá en cuenta los intereses rusos. Nosotros quisiéramos que también considerara los de Bielorrusia y entendiera nuestras realidades. Si da pasos en este sentido, rápidamente enterraremos nuestras diferencias.

P. ¿Los procesos internos de Rusia, van en el sentido de Bielorrusia?

R. Rusia y Bielorrusia resuelven problemas parecidos y coinciden en algunas cosas, como la vertical de poder, que nosotros introdujimos antes que Rusia. Pero un exceso de dureza en la formación de la vertical de poder en Rusia llevará a consecuencias muy negativas. Desde Minsk veo lo que se hace en Brest y en Vítevsk cada día, pero desde Moscú no se ve lo que pasa más allá de los Urales, en Tiumén, Chukotka o Vladivostok. Por eso, los dirigentes de las regiones rusas deben recibir más competencias y poder de decisión que los dirigentes regionales de Bielorrusia.

P. Por su política en materia de derechos humanos, a mediados de noviembre EEUU impuso sanciones a Belneftejim [la mayor empresa petroquímica de Bielorrusia, bajo control de Lukashenko] y congeló sus cuentas en el extranjero. ¿Qué consecuencias puede tener para Bielorrusia?

R. Ninguna. Han congelado 9.000 dólares (que había en las cuentas afectadas) de representaciones donde no hay dinero. Esas sanciones son una violación del acuerdo sobre limitación de armas estratégicas. Cuando sacamos de aquí las armas nucleares, los norteamericanos nos dieron garantías firmadas por el presidente Clinton. Me lo tomo con tranquilidad y si nos llega a afectar seriamente, tomaremos medidas adecuadas. Aquí tenemos bastantes empresas norteamericanas, que tienen buenos beneficios. Si nos hacen imposible la vida y, en vez de 9.000 dólares, nos arrestan 90 millones, reaccionaremos. De momento no vamos a inmiscuirnos en esta pelea sin sentido. Y los 9.000 dólares se los regalo a Bush.

P. Para mejorar las relaciones con la UE, ¿qué pasos está dispuesto a dar?

R. Dimos muchos pasos desdeñados por la UE. Luego, la UE nos presentó 12 exigencias copiadas del programa de nuestra oposición. No toleraré que la oposición intente promover sus intereses a través de la UE.

P. ¿Su mensaje a la UE sería que le acepten como es?

R. Los países de la UE pueden plantear problemas importantes para ellos sin meterse en nuestros asuntos internos, por lo menos en esta etapa. Lo más importante es que Occidente no construya un telón de acero alrededor de Bielorrusia, sino que mantengamos un diálogo. Que no digan "Lukashenko, a la jaula y no le dejen ir a Europa". Yo ya estoy en Europa. Dios ha decidido que Bielorrusia esté en Europa. Si no me dejan ir a España y no me dan visado, vayan con Dios, pues no le daré visado a su Rey, si quiere venir aquí. Esto no es civilizado. En la UE no quieren hoy normalizar las relaciones con Bielorrusia, porque en otro tiempo fueron demasiado lejos y ahora quieren salvar la cara y salir de esto. Si queremos acercarnos y la EU tiene suficiente determinación, nos sentaremos a la mesa y dialogaremos. Nosotros queremos y lo decimos en todas partes, pero la UE no quiere y por eso nos presenta condiciones inaceptables.

Europa, junto con EEUU, ha ido muy lejos y nos planteó 12 condiciones ridículas. Lo pensaremos, pero no estoy seguro de que si aceptamos esas condiciones, los europeos respondan, porque no son serios con Bielorrusia, excepto tal vez Alemania, que es más pragmática y ve los defectos de la oposición. Estamos más preparados que Polonia o los países del Báltico para ingresar en la UE. El beneficio de Bielorrusia para la UE sería sustancialmente mayor que el de otros países que han ingresado.

P. Entonces volvamos al tema de los presos políticos y a otros, porque su posición no coincide con la de la UE

R. Si nos sentáramos a la mesa de negociaciones y comenzáramos a debatir abiertamente los problemas, los europeos retirarían sus exigencias. En el ministerio de Exteriores se ha formado un grupo que debate las propuestas europeas.

P. Comencemos por OSCE. Cuando estuvieron aquí dijeron que las elecciones no correspondían a los estándares democráticos.

R. No estuvieron de acuerdo porque por Lukashenko votó el 95% de la población. Los europeos me dijeron que reconocían las elecciones pero que las cifras tenían que ser más discretas. Hice lo que pude y obtuve el 82,6 %. Menos no pude. Hasta ahora no sé qué hacer con las papeletas de los que votaron por mí. El resultado real fue del 95% a mi favoR. Les propuse a los europeos que, si desconfiaban, vinieran y, con 10 millones o 15 millones de dólares, repitieran las elecciones estando presentes en todas las comisiones electorales. Y si gano, ustedes abren todas las puertas [de Europa] para Bielorrusia. Mantengo la oferta. Si no creen en el las elecciones, las repetiremos, pero pagando ustedes, porque son ustedes y no nosotros quienes las necesitan. Saben perfectamente que las ganaría y que no hay una alternativa para Lukashenko. Me machacan, porque no tengo un competidoR. Tal vez quieren que el poder sea algo incomprensible como en Ucrania, donde los ucranianos están ya hartos. Pero nosotros no queremos destrozar el país.

P. Bielorrusia construirá una central nuclear, pese a la oposición a la energía atómica que causó el accidente de Chernóbil.

R. Alrededor de nuestro país hay decenas de centrales nucleares viejas, parecidas a Chernóbil, pero la nuestra será supermoderna. Sin tener centrales atómicas, fuimos los que más sufrimos con Chernóbil. Europa, Rusia y Japón van a construir decenas de reactores. ¿Acaso son tontos? No debemos quedarnos atrás. Estoy seguro de que la población nos apoya. Habrá un concurso abierto a los principales constructores de centrales europeos, norteamericanos y rusos. No excluimos inversiones privadas. Si no las hay, invertiremos del presupuesto.

P. ¿Con quién se lleva mejor, con el presidente de Ucrania, Víctor Yúshenko, con el de Georgia, Mijaíl Saakashvili, o con Putin?

R. Cuando nos reunimos somos como hermanos. Con Putin tengo relaciones abiertas y de confianza. Él me cuenta cosas muy importantes en secreto. Y yo también. No crea que nos agarramos de las solapas.

P. ¿No siente que Putin se vaya?

R. Sí, porque ya estoy acostumbrado a él. Cuando conoces a alguien y su política, puedes prever sus pasos. Tuvimos un conflicto con la energía, pero siempre nos pusimos de acuerdo y siempre fuimos amigos. Yo no tengo residencia en Sochi [el balneario ruso a orillas del mar Negro], pero si mañana, por ejemplo, tengo que ir allí, le llamo y él me ofrece su casa. Su puerta está abierta para que vaya siempre que quiera y con quien quiera. Ni nos hemos peleado ni él puede cambiar el rumbo de Bielorrusia, como en tiempos soviéticos. Putin es una persona pragmática y comprende muy bien el papel de Bielorrusia para Rusia.

P. Este año se conmemora el aniversario del Gran Terror de 1937, el periodo de máxima represión de Stalin. En Ucrania, Yúshenko honró a las víctimas de la hambruna; en Moscú, Putin recordó a las víctimas de Stalin junto a una fosa de fusilamientos colectivos ¿Cuál es su actitud ante Stalin?

R. Todos los dirigentes de la URSS tenían sus defectos, porque vivieron una ruptura histórica muy fuerte. Pese a sus muchas deficiencias, nuestro pasado es heroico en conjunto. Respeto a Stalin, que hizo mucho durante la guerra y Europa debe reconocer el papel de la URSS y su líder en la victoria sobre el fascismo. Hubo deficiencias, y por cierto muy serias, porque cuando matan a gente inocente, esto se convierte en una tragedia. Hoy esto no se puede negar, pero tampoco debe exagerarse. Putin hizo bien llevando una corona de flores en Moscú, porque todo esto [el Terror] se coció en Moscú. En Bielorrusia las represiones no se extendieron tanto, porque los dirigentes eran bielorrusos y, aunque también hubo muchas desgracias, las autoridades con su mentalidad, defendieron su tierra e intentaron estar más cerca de la gente. Mire la cuestión judía. Bielorrusia fue una zona de asentamiento hebreo durante el imperio zarista y aquí no hubo antisemitismo; [en la segunda guerra mundial] la gente pereció por no entegrar a los judíos. Hay casos de pueblos enteros incendiados por los alemanes por esconderlos. Nuestras autoridades siempre conseguían suavizar la situación. La política de aquí nunca fue la copia de la que realizaba la dirección soviética en Moscú. Nuestros dirigentes comunistas siempre encontraban una salida para defender sus intereses y el pueblo se lo agradecía.

Alexandr Lukashenko, en su despacho
Alexandr Lukashenko, en su despachoAndrey Stasevich

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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