_
_
_
_
_

Nadine Gordimer muestra en Barcelona su solidaridad con autores perseguidos

La Nobel surafricana cierra los actos del 85 aniversario del PEN catalán

Carles Geli

Menuda, contundente en el habla, el canoso pelo tensamente peinado atrás y vestida con elegante sencillez de negro, poco aparentaba ayer en Barcelona la premio Nobel de Literatura Nadine Gordimer sus 84 años. Todo presagiaba pues que afloraría su faceta de dura y combativa, que puso al servicio de una campaña internacional de difusión de la obra de escritores exiliados y del 85 aniversario del PEN catalán, filial de la famosa agrupación internacional de escritores.

"Yo soy africana. El color es igual; nuestro color era el ser escritor", comentó ayer la autora de Historia de mi hijo al recordar su militancia en el Congreso de Escritores Surafricanos, donde "blancos y negros estábamos juntos" y se combatía un régimen racista que con la censura se llevó tres libros suyos por delante. Ni eso, ni la decisión de los autores negros de que los blancos dejaran la asociación para afrontar solos el conflicto logró que dejara Suráfrica: "Es la mejor decisión de mi vida", dijo, actitud que tomó asesorada por el clérigo Desmond Tutu, que le indicó otros caminos de lucha.

Con su ejemplo, Gordimer quiso reforzar ayer la importancia del Proyecto Sherezade que la Comisión Europea subvencionará con 1,85 millones de euros de los casi cuatro que costará la iniciativa. Crear una red de actividades para difundir la obra de escritores refugiados políticos en Europa es el objetivo del programa, coordinado por el Icorn (Internacional Cities of Refuge Network) y que en el caso de Barcelona se vehicula a través de la iniciativa Escritor refugiado que gestiona el PEN catalán, que ha celebrado su 85 aniversario con el ciclo Escritura en peligro, que cerró la autora. "Es vital que esos escritores se integren en la sociedad que los acoge, contacten con los que están en su misma situación en otros países y también con los que luchan allí de donde ellos han tenido que salir", defendió con ardor.

Gordimer también se mostró inquieta por África. "Aún tenemos problemas con las potencias, hasta con China, por la economía, gran fracaso de la globalización". Con desilusión, constató: "seguimos sin poder escapar de dictadores y de guerras intestinas por la imposición colonial de fronteras que no eran naturales". En ese contexto, la literatura también sirve: "El escritor ha de ser capaz de desvelar qué pasa". El compromiso: ése es, para Gordimer, el lugar del autor en el mundo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_