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Cadena perpetua para un sacerdote por genocidio durante la dictadura argentina

Christian von Wernich utilizaba su condición de capellán para sonsacar a las víctimas

Jorge Marirrodriga

En una sentencia sin precedentes, la primera que condena a un sacerdote católico en relación a los crímenes de la dictadura militar argentina (1976-1983), un tribunal de La Plata sentenció ayer a Christian von Wernich, de 69 años, a cadena perpetua por el asesinato de siete personas, la tortura de otras 31, 42 casos de secuestro y delitos de lesa humanidad por genocidio. Von Wernich era capellán de la policía bonaerense, y utilizaba su condición de sacerdote para sonsacar información a sus víctimas.

Durante tres meses, un centenar de testigos han relatado cómo Von Wernich les visitaba en los centros de detención clandestinos y trataba de convencerlos para que "revelaran lo que sabían" a sus torturadores. El sacerdote respondía a las peticiones de ayuda con frases como "tu vida depende de Dios y de que colabores", bromeaba con las torturas mediante electricidad -"cuidado con la máquina"-, o justificaba el secuestro de niños con el argumento de que "los hijos tienen que pagar las culpas de sus padres". Vestido con alzacuellos y protegido por un chaleco antibalas, el ex capellán de La Bonaerense, como se conoce al cuerpo policial, ha escuchado impasible unos testimonios que en ocasiones levantaban exclamaciones entre el público.

Algunas acusaciones particulares han logrado que el ex capellán sea condenado por genocidio, al considerar que Von Wernich era una pieza de un macabro engranaje estatal de represión. "Debajo de esa sotana hay un policía de La Bonaerense, con todo lo que eso significa", destacó el lunes, durante su alegato final, uno de los abogados de la asociación Justicia Ya.

Cuando ayer el acusado tomó la palabra para defenderse por última vez, en una intervención donde primaron las palabras "perdón" y "reconciliación", varios familiares abandonaron la sala lanzando gritos de "¡asesino, asesino!". Von Wernich se declaró víctima de una conspiración levantada con testimonios falsos y comparó a sus acusadores con el demonio.

El capellán aseguró que su presencia en los centros de secuestro y tortura era debida exclusivamente a una labor pastoral. La acusación ha centrado sus esfuerzos en demostrar que el auxilio espiritual era falso, y que en ocasiones participaba activamente de las sesiones de tortura.

Diversas asociaciones han exigido que la jerarquía eclesial repudie a Von Wernich, así como que sus superiores le exijan que facilite toda la información que posea y pueda ser útil para averiguar el destino de los desaparecidos.

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Christian von Wernich, ayer.
Christian von Wernich, ayer.REUTERS

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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