_
_
_
_
_
Reportaje:

Náufragos en el puerto y sin rescate a la vista

Varios marineros del buque camerunés abandonado en Santander han sido hospitalizados tras dos meses de encierro

J. A. Aunión

Primero fue el barco el que no dio más de sí, luego llegó la falta de combustible, de comida, las plagas de insectos y ratas... Y ahora lo que empieza a fallar, después de más de 60 días abandonados a su suerte en el puerto de Santander y sin una solución clara a la vista, es la salud de algunos de los 25 marineros, 17 cameruneses y 8 ghaneses, del buque de carga Meugang 1.

En la última semana han tenido que desplazarse a la Residencia Cantabria y al Hospital Marqués de Valdecilla cinco de los tripulantes de este barco en ruinas que fue retenido por las autoridades del puerto al no funcionar la mayor parte de la maquinaria: el casco está parcheado incluso con cartones y tuvo que ser desinfectado y desratizado hace un mes. El dueño del navío, la compañía camerunesa Sea Trans Ship Management, se desatendió del barco y adeuda los sueldos de los marineros desde el pasado mes de octubre, un total que asciende a más de 140.000 euros. A pesar de la situación, la mayoría de ellos sigue negándose a abandonar el barco hasta que les paguen.

Los 25 tripulantes del carguero 'Meugang 1' siguen en el barco a la espera de sus salarios

Dos de los enfermos hospitalizados tenían gastroenteritis y otro tuvo que visitar el hospital de Valdecilla de Santander porque es hipertenso y en el barco carece de medicación. Estos tres marinos fueron inmediatamente dados de alta, explica el representante de la Federación de Transportes de CC OO en Cantabria, José Manuel Rubio. También fue dado de alta el viernes, después de tres días, el capitán, el ghanés de 55 años Anthony Kwadwo Afrifa. Ingresó en el hospital tras un fallo cardiaco por el que ahora se está medicando a diario, ya de vuelta en el barco. Sin embargo, otro tripulante sigue ingresado hasta que las pruebas médicas descubran el origen de la anemia que padece.

Sin dinero, los tripulantes se desplazan cada mediodía al centro de Santander a comer en la Cocina Económica de las Hijas de la Caridad. Para el desayuno y la cena, se apañan con la comida de la que les va surtiendo el Banco de Alimentos de Cantabria y Caritas. La electricidad del barco destartalado, de 160 metros de eslora, se mantiene gracias a una conexión que les facilita el puerto de Santander y que va engordando una deuda que crece a razón de unos 2.000 euros diarios. De todas estas gestiones, incluidas las visitas al hospital, se está encargando José Manuel Rubio, ya que la Delegación de Gobierno asegura que el problema no está dentro de su ámbito de competencias.

"Esta situación no puede continuar", aseguró Rubio, que les propondrá a finales de agosto la vuelta a sus países pagada por el sindicato internacional ITF, con quien CC OO está llevando el contencioso laboral, que se prevé largo y difícil. Si para entonces todavía se niegan a aceptar su regreso, CC OO ya no podrá seguir atendiéndoles como hasta ahora, dijo Rubio.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Pero los marineros, al menos por ahora, no cambian de opinión, aseguró el capitán del Meugang 1, mientras estaba en el hospital. Cierto es que puntualizó en que está a la espera de la negociación, "que está a punto de cerrarse", entre el dueño del barco y un comprador. De ese comprador, que tendría que hacerse cargo de los sueldos atrasados (140.000 euros) y de la deuda con el puerto (que, a 2.000 euros por día, ya superaría los 120.000), no tiene ninguna confirmación la empresa consignataria que se encargó de la carga del barco a su llegada a Santander y con la que, sería lo más probable, el nuevo dueño tendría que ponerse en contacto para hacerse cargo del buque.

Mientras esta situación se aclara, el sindicalista José Manuel Rubio se queja de la desatención absoluta hacia el problema por parte de las administraciones en general y, en particular, de la Delegación del Gobierno. Este organismo asegura que no puede hacer nada al respecto, ya que como son marineros con los papeles en regla pueden quedarse legalmente en el barco o en el puerto el tiempo que deseen. De la repatriación se deben encargar sus países a través de sus embajadas (que ya han sido informadas), De la atención humanitaria también se desentienden, puesto que, según un portavoz de la Delegación, no es competencia suya.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_