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Reportaje:

La fiesta sigue en Marbella

Grandes marcas aprovechan la imagen glamurosa de la ciudad para presentar sus productos

Juana Viúdez

Una playa enmoquetada de rojo, caballos que pasean por una discoteca o un avión privado que trae desde París champán y caviar para los invitados. Todo vale para sorprender en Marbella. La ciudad de las míticas fiestas, con su sello de glamour y, en ocasiones, de derroche, mantiene el listón a pesar de las adversidades.

Los clubes de playa -versiones sofisticadas y lujosas de chiringuitos donde una tumbona cuesta 80 euros al día- y discotecas más selectas organizan su propia campaña de fiestas y sus responsables reúnen fuerzas para días y noches de trabajo. Marcas exclusivas como Chopard, Bulgari, Aston Martin o Bentley siguen creyendo en la proyección de la ciudad para presentar sus productos, abrir nuevos establecimientos o mimar a sus escogidos clientes. Todos intentan que su celebración sea la más espectacular, que se hable de ella como un momento mítico en la historia de la Costa del Sol.

En los últimos años, las citas más codiciadas son las que no se anuncian

"Las fiestas en Marbella se disfrutan más", mantienen desde el equipo de relaciones públicas de la discoteca Olivia Valere, una de las más famosas y exclusivas. El complejo apabulla nada más entrar. "Es como un laberinto, está lleno de misterio, con velas, actuaciones en vivo de chamanes y olor a cachimba", describen. Además de la discoteca, cuenta con dos restaurantes de diferentes ambientes y un bar inglés. Dicen que hace años era el sitio predilecto de Prince y tiene entres sus asiduos al cantante Enrique Iglesias. Entre sus ilustres visitantes también se encuentran los hijos de la princesa Carolina de Mónaco.

El año pasado, un concesionario de coches de lujo colocó cuatro coches de la marca Bentley, a 450.000 euros la unidad, en la puerta. Como por efecto llamada, se les sumaron otros 50, propiedad de los invitados. "Pudieron reunirse, como si de una concentración de Harley Davidson se tratara, sin que pareciera ostentoso, sin que los propietarios se sintieran raros", aseguran sus organizadores.

Otro de los lugares pensado exclusivamente para los aficionados a las fiestas es el selecto club de playa Nikki Beach, frente al hotel Don Carlos, un sitio "idóneo para ver y ser visto" tanto por el día como por la noche, según sus publicistas.

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La fórmula, creada en Miami hace diez años, se ha exportado con gran éxito a otros destinos como Saint Tropez, Hollywood o Nueva York. Los relaciones públicas del lugar, que este año reestrena night club, utilizan términos anglosajones para todas sus fiestas. Champagne party, Nikki night, White party... Ésta última fue la fiesta de inauguración de la temporada estival y se celebró a finales de mayo. Congregó a más de 3.500 personas, la mayoría vestidas de riguroso blanco, tal y como marcaban los cánones de vestimenta.

Los fines de semana congregan entre 1.000 y 1.200 personas en sus fiestas, aunque permanecen abiertos todos los días en los meses de verano. Opciones muy parecidas ofrece el establecimiento Ocean Club, en Puerto Banús, otro de los chiringuitos de playa más selectos de Europa, donde se celebran fiestas para batir récords de descorche de botellas de champán simultáneos.

Aunque las fiestas más codiciadas, sobre todo en los últimos años, son las que no se anuncian a golpe de convocatoria de prensa. Son las más selectas, aquéllas en las que se encuentran a los anfitriones más interesantes. Son famosas y recordadas las veladas organizadas por Gunilla Von Bismark, sobre todo las fiestas de disfraces que podían durar varios días. "Las fiestas en casas privadas es lo que parece más interesante de Marbella", mantiene la periodista Esther Levy, recientemente afincada en Marbella. "Sobre todo por ese input que hay de gente de todas partes del mundo, que hace que yo esté tan contenta aquí después de haber vivido once años en Nueva York". Se trata de gente acomodada, que sigue viviendo en la Costa del Sol, pero no le gusta llamar la atención, ni salir en los programas del corazón, habituales de las fiestas más promocionadas.

Levy ha puesto en marcha un servicio de "asesoría personal cinco estrellas" para clientes que quieran conocer la ciudad como si se la enseñara un amigo. Sus contactos le permiten organizar eventos al más alto nivel, darles un paseo entre mansiones e incluso tener la posibilidad de entrar en una de ellas a conocer al propietario. Sus clientes son sobre todo familias americanas de economía media y alta, que recientemente han descubierto los encantos de la Costa del Sol. El precio, que muchos no considerarían de amigo, parte de 600 euros.

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Sobre la firma

Juana Viúdez
Es redactora de la sección de España, donde realiza labores de redacción y edición. Ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria profesional en EL PAÍS. Antes trabajó en el diario Málaga Hoy y en Cadena Ser. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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