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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El (nuevo) 'show' de Truman

Truman Capote presumía de tener una memoria que le permitía recordar un 94% de las conversaciones mantenidas durante el proceso de investigación de A sangre fría. Quizá fue ese 6% de incertidumbre el que le llevó a inmortalizar unas últimas palabras de Perry E. Smith, uno de los asesinos, que nunca fueron pronunciadas a pie de patíbulo. También en ese 6% podría estar la clave de la genialidad de Capote, sus secretos como maestro de la construcción narrativa y su naturaleza vampírica. Historia de un crimen, de Douglas McGrath, es la segunda película en poco tiempo que aprovecha la grieta de ese 6% para, entre otras cosas, rellenar el espacio neutro que ocupaba el actor Paul Stewart en la modélica adaptación de A sangre fría que realizó Richard Brooks en 1967. En la piel del ficticio periodista Jensen (contrafigura de Capote), Stewart encarnaba un arquetipo funcional: un cronista preciso de los hechos, cuya voz desapasionada al desgranar los detalles del juicio, condena y ejecución de los asesinos no dejaba lugar a dudas sobre el doble sentido del título empleado por el escritor. Tanto Truman Capote (2005), de Bennett Miller, como Historia de un crimen sugieren una lectura adicional: junto a la de los asesinos y a la de la comunidad que gestiona el sacrificio de éstos, emerge la sangre fría del autor que necesita un desenlace, al precio que sea.

HISTORIA DE UN CRIMEN

Dirección: Douglas McGrath. Intérpretes: Toby Jones, Sandra Bullock, Daniel Craig, Jeff Daniels. Género: drama. Estados Unidos, 2006. Duración: 110 minutos.

Lo que en principio podía parecer una contrariedad -la proximidad de dos películas sobre el mismo tema, con incluso algunos diálogos compartidos- ha acabado desembocando en un estimulante diálogo de tonos y enfoques. No puede haber dos películas más distintas entre sí que la de Miller y la de McGrath: con ellas, la adaptación de Richard Brooks, el libro original de Capote y las diversas aproximaciones biográficas al autor podría articularse un curso universitario (o varios) sobre las relaciones entre cine y literatura y sobre la atomización de la verdad.

Si Miller -que construyó una película recorrida por la gravedad incluso en la cadencia de sus cré-ditos finales- partió de la biografía canónica de Gerald Clarke, McGrath opta por una fuente más inestable y arriesgada: la biografía oral de George Plimpton Truman Capote: In which various friends, enemies, acquaintences and detractors recall his turbulent career, montaje de más de cien entrevistas que convertía la vida del autor en un colosal ejercicio de cotilleo high-brow, algo que, probablemente, hubiese fascinado al interesado.

En un golpe de genio, la película se abre con un número musical que, sutil, profetiza la fractura interior que sufrirá Capote. Frente a la contenida afectación de Philip Seymour Hoffman, el británico Toby Jones afronta a Capote en registro de puro exceso, casi como una gelatina amanerada, pero no es fácil discernir qué clave interpretativa está más cerca de la verdad. Puntuada por falsas entrevistas que intentan recrear la diversidad de voces orquestada por Plimp-ton, Historia de un crimen juega a un muy gratificante sentido del espectáculo de vieja escuela: la llegada de Capote y Harper Lee a Holcomb se narra en clave de comedia y la relación entre el escritor y Perry Smith desvela su subtexto, a veces rozando el tono de lo sublime ridículo. Si el resultado final está más cerca del chismorreo que del dato quizá importe menos que reconocer su intensidad, su riqueza y su eficacia.

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