La isla de la energía limpia

La isla canaria de El Hierro es Reserva Mundial de la Biosfera. En sus escarpados 278 kilómetros cuadrados de superficie apenas viven 10.000 personas. La casa del lagarto gigante de Salmor, del árbol Garoé que suministraba agua a los antiguos bimbaches y del meridiano cero que marcaba el faro de Orchilla antes que Greenwich, será, también, uno de los primeros laboratorios mundiales sobre ahorro energético; la primera isla de estas dimensiones y habitantes en que toda su demanda eléctrica sea suministrada por energías limpias.

El presidente del Cabildo Insular, Tomás Padrón, estampó ayer la firma definitiva que permite la financiación necesaria para construir una central hidroeólica, un proyecto que supera los 54 millones de euros de coste, 35 de ellos aportados por el Ministerio de Industria, a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía.

Los efectos sobre el medio ambiente van a ser notables. El proyecto evitará el consumo anual actual de 6.000 toneladas de diésel (unos 40.000 barriles de petróleo), que son importados por barco hasta la isla. En coste, supone un ahorro de casi 2 millones de euros anuales. La central evitará la emisión a la atmósfera de 18.700 toneladas al año de CO2, principal causante del efecto invernadero, además de 100 toneladas anuales de dióxido de azufre, 400 de óxido de nitrógeno (el equivalente a las emisiones de una guagua que recorriera 600 millones de kilómetros).

La central tiene previsto entrar en funcionamiento en menos de dos años. El sistema es tan sencillo como generar electricidad a través de dos fuentes simultáneas de suministro, la eólica y la hidráulica. La pieza principal es una central con dos depósitos conectados por un sola tubería (otra de las novedades). El depósito de agua inferior tiene capacidad para 225.000 metros cúbicos, mientras el superior, situado a unos 700 metros aprovechando una caldera volcánica natural, tiene capacidad para 500.000 metros cúbicos. El salto de agua es de 682 metros. El segundo elemento del sistema es un parque eólico.

En El Hierro, los vientos alisios soplan de forma regular entre marzo y septiembre a una velocidad constante de 9 metros por segundo. La energía de estos aerogeneradores pasará directamente a la red. Cuando no haya viento, éste no sople con suficiente fuerza o la demanda sea superior, se regulará mediante válvulas el salto de agua, que producirá la energía que se necesite en cada caso. "Se trata de complementar una energía fluctuante e intermitente como la generada por el viento, con un flujo constante gracias a las aportaciones de la energía hidráulica, que regula su mayor o menor participación en función de la demanda", explica Gonzalo Piernavieja, director de la división de Investigación y Desarrollo Tecnológico del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC). "Estamos ante un reto nunca antes probado en ningún lugar del mundo", asegura el científico. "Puede haber otras islas con muy pocos habitantes o aldeas remotas que se suministran a través de la energía solar acumulada en baterías, pero", según matiza, "una isla entera de este tamaño, con 10.000 habitantes y sin el uso de elementos químicos es un proyecto pionero".

En casos de emergencia o cuando la suma de la energía que suministre el viento y el agua no sea suficiente, se cuenta con la actual central de motores diésel. El proyecto será gestionado por la sociedad Corona del Viento, constituida por el Cabildo de El Hierro, Endesa y el Gobierno de Canarias (a través del Instituto Tecnológico de Canarias) y el Ministerio de Industria, a través del IDAE.

El consumo eléctrico en la isla en 2005 fue de 35 gigavatios a la hora. Para 2015 se estima que la demanda alcance los 48 gigavatios. "La conciencia social que cambiará sus hábitos de consumo y el desarrollo tecnológico apuntan que, una vez alcanzados unos parámetros, la demanda se contendrá", advierte Piernavieja. "Va a haber una tendencia al ahorro", matiza.