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El Colegio de Notarios digitaliza los protocolos medievales de Barcelona

La institución conserva más de 5.000 volúmenes anteriores al siglo XVI

José Ángel Montañés

El Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona está formado por 40.000 volúmenes de más de cien años, entre manuales, libros y protocolos. Los registros más antiguos son del siglo XIII (el primer libro completo está firmado por el notario Pere Portell en 1299) y, desde mitad del siglo XIV, cuenta con series continuadas que al llegar al año 1500 alcanzan la cifra de 5.305 volúmenes. Este archivo, considerado el segundo mejor del mundo en su género tras el de Génova, será accesible a todo el mundo en Internet cuando finalice su digitalización, que comenzó en enero.

La mejor fuente documental de la que disponemos para conocer las casas de Barcelona en los siglos XIV y XV son los inventarios post mortem redactados por notarios con la finalidad de registrar los bienes de un difunto. Allí, y delante de testigos, se anotaban todos los objetos que había en cada una de las estancias de la casa. De la lectura de estos documentos sabemos que la mayoría de las casas barcelonesas de la baja Edad Media tenían una cocina casi vacía y sin armarios, y una despensa donde se guardaban ollas, morteros, jarras y cántaros; así como cerámicas de poca calidad que se utilizaban para cocinar y almacenar granos y líquidos, mientras que las piezas de mayor calidad, decoradas o de reflejo metálico, utilizadas como vajilla para comer, se guardaban bajo llave en cofres y armarios repartidos por los pasillos y las habitaciones donde se dormía del piso superior. Un concepto de orden diferente al actual, que conocemos gracias al minucioso registro que en su día levantó un notario.

Y es que los notarios, desde que nacieron en la Italia del siglo XIII hasta la actualidad, han sido testigos y han recogido en sus notas contratos empresariales, comerciales o artísticos, constituciones de sociedades, inventarios, acuerdos matrimoniales, testamentos e, incluso, promesas electorales. El Colegio de Notarios de Barcelona conserva 85.000 volúmenes, recogidos desde 1869 de los domicilios de los notarios o de diversas instituciones, con millones de estos registros que ocupan nueve kilómetros de estanterías. 5.305 de ellos son anteriores al año 1500 y ahora el Colegio ha decidido digitalizarlos y microfilmarlos, y poner estas "ventanas abiertas a la vida", como alguien los ha calificado, a disposición de todos mediante las nuevas tecnologías.

Laureà Pagarolas, responsable desde 1978 del Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, gestionado por el Colegio de Notarios, explica que este archivo es el más importante de su género en España, por la antigüedad, la continuidad, la riqueza y la trascendencia de sus fondos, y el segundo del mundo después del de Génova, con registros desde 1299, momento en que se consolida en Cataluña la institución notarial siguiendo el modelo italiano. Para Pagarolas, pasar a soporte informático la documentación tiene un doble interés: "disponer de copias de seguridad de esta documentación de alto valor histórico y, sobre todo, permitir su difusión".

La digitalización, que realiza la empresa Artyplan Documento, comenzó el mes de enero y tendrá un coste de 460.000 euros que asume el propio Colegio. Pagarolas ya proyecta informatizar los índices notariales del siglo XVIII y XIX, los 120 volúmenes de la Escribanía de Marina, fuente fundamental para conocer el comercio catalán del siglo XVIII, y la colección de pergaminos, formada por unas 1.700 unidades de los siglos XII al XVII.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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