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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Otro proyecto

Como en cualquier diagnóstico sobre un fracaso, sería un error atribuir a una sola causa la retirada de Gas Natural en la carrera que mantenía con la eléctrica alemana E.ON para comprar Endesa. El enconamiento de la política española trabajó en contra de la oferta de Gas Natural; el tenso debate del Estatuto de Cataluña perjudicó el sereno debate de su propuesta; la dirección de Endesa, próxima al PP (lo que también contribuyó al rechazo), juzgó acertadamente que el bajo precio ofrecido permitía un amplio margen de maniobra. Con diligencia, los responsables de Endesa buscaron una oferta competidora. Hasta que, para contento de los accionistas, encontraron a la alemana E.ON, dispuesta a subir la puja. Son argumentos verosímiles que pueden utilizarse razonablemente para explicar el fiasco de la empresa catalana. Pero no son los únicos, ni siquiera los que han tenido la última palabra en la suerte final que deja el camino expedito a E.ON.

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E.ON eleva su oferta por Endesa a 38,75 euros cada acción

El problema principal para Gas Natural era de bolsillo. E.ON presentó una oferta incontestablemente más elevada -34,5 euros por acción en efectivo, frente a los 22,5 euros de Gas Natural, de los que sólo 5,95 se pagan en metálico-, de forma que pocas dudas pueden caber sobre la decisión de los accionistas. Esta diferencia abrumadora y la judicialización de toda la OPA han acabado por desmoralizar al grupo catalán. Existe un problema económico de fondo: Gas Natural estaba obligada a calcular el valor de Endesa con prudencia, entre otras cosas por su limitada capacidad de desembolso y otros factores industriales. E.ON, por el contrario, tiene un margen superior para elevar el precio, gracias, en parte, a las abundantes rentas que le proporciona el férreo control de su mercado natural en Alemania.

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Para los accionistas de Endesa, la retirada de Gas Natural no es una buena noticia. E.ON, sin competidor, no tendrá estímulos para aumentar la oferta que debe presentar hoy en sobre cerrado. Por otra parte, quedan cartas judiciales por desvelar, concretamente la denuncia por supuesto privilegio de información de Endesa a E.ON, que está viva en un juzgado de Barcelona y que Acciona ha presentado también ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Y, por supuesto, queda por jugar una partida estrictamente empresarial: la de Acciona, con el 21% de los títulos de Endesa, contra una eventual mayoría del capital de la compañía eléctrica española después de la OPA. El enredo continúa sobre nuevos tableros, aunque lo más probable es que su virulencia disminuya una vez que concluya la operación de compra. La economía española pierde una empresa energética de referencia en Europa con un proyecto propio. Ahora comienza otro.

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